Instrucciones básicas en el manejo del tiempo
Tuesday, 2 de September de 2014 por Ramón
Los que tienen trabajo no tienen tiempo y los que tienen tiempo no tienen trabajo. Esta ecuación demuestra que vivimos en una sociedad averiada en la que no funciona lo esencial: el reparto de las tareas: menos trabajo, más tiempo; menos tiempo, más trabajo. Sería lo inteligente. Es una idea que está en el ambiente. El último en defenderla es el millonario mexicano Carlos Slim.
Cuando trabajaba en periódicos -he estado en cinco en plantilla-, mi tiempo dependía de la actualidad y de la persona que decidía las libranzas. Todos fueron justos en la medida de lo posible. Todos menos el último que utilizaba el cuadrante de los turnos de todos para garantizarse los mejores.
Hoy que no tengo turnos me llueven los buenos jefes. Los tuve excelentes: Juan José Porto, José María Doñate, Paco Fernández Oria, Luis Matías López, Soledad Gallego-Díaz, Guillermo Altares, Borja Echevarría, etc. No suelo citar directores porque no eran mis jefes directos, sino los jefes de mis jefes, pero debo mucho a JAMS, Miguel Ángel Aguilar, Joaquín Estefania y Jesús Ceberio. También he sufrido jefes muy malos. No digo nombres porque en el fondo es solo una opinión y puedo estar equivocado.
Ahora que tengo tiempo y el privilegio de varias colaboraciones que me permiten sentir que sigo en el mercado laboral, que soy útil, me he convertido en un experto en el manejo de la libertad horaria. Estoy aún en la primera fase. Tengo claros los cimientos en este aprendizaje: perder el tiempo es una actividad muy saludable. Tumbarse la bartola en el sofá, tocarse la cosa o no, zapear por todos los partidos de fútbol imaginables y siestear entre goles, es una actividad extraordinaria. Leí no sé donde que hacer el vago es bueno para el cerebro.
Asumir ese principio, no echarse en cara nada, es la base de todo el crecimiento posterior. Llega un momento en que necesitas hacer cosas: ir al gym, leer, hablar a la gata que maúlla harta de que prefiera el ordenador a tirarle la pelotita, ordenar y limpiar la casa, pasear, ir al cine. Luego aparecen los proyectos. Al final acabas liado otra vez, pero es parte de la condición humana. Ahora mi jefe de turnos es la gata Nana; ella decide cuándo libro, cuando puedo perderme dos días. Es una jefa muy agradable y exigente.
Seguro que habéis visto este vídeo. Me gusta porque se dirige a lo esencial: a los conceptos de la desigualdad. Hay que romper la barrera hombres-mujeres y dejar paso a lo que importa: las personas. Feliz martes.
Me ha gustado lo que escribes (y cómo lo escribes). Tienes mucha razón y me veo identificado en este concepto de gestionar el tiempo (aunque yo soy un principiante). El vídeo es sensacional.
Gracias.
Di que sí, los hay que marean la perdiz con el carpe diem de las narices y están todo el día volviendo locos al personal con sus mil actividades.
¡qué bueno! 😀
Muy buen post, Ramón! La vagancia es muy necesaria…Un abrazo!
Buen vídeo…. Una expresión muy masculina es precisamente esa…¨corres como una nenaza o una nena¨hay formas de hablar que no creo que cambien ….y si lo hacen algún día necesitaran TIEMPO…eso que tanto te sobra
Ramón, lo que escribes es cierto. En cuanto a la gestión del tiempo tengo que decir que desde que me tomo todo con más calma, me encuentro mucho mejor. Nada ya de tanto estrés. Lo malo es que en un oficio cotidiano es difícil hacer eso. Siempre tanta presión y horarios.
Realmente el problema aquí es:
– Libramos cuando nos dejan que libremos.
– Vivimos dónde se encuentra nuestro trabajo
¿No debería ser al revés?
Vivir dónde queremos y liberar cuando queramos; claro, siempre con responsabilidad y no decir “ala, ahora libro 1 año 😉
Buen post. Solo falta la observación del casi insignificante detalle de que los parados (con ó sin prestación) de la PASTA. El vil metal. Los que tenemos tiempo, por estar parados, no solemos tener pasta para invertir en nuestro tiempo “libre”. Entiendo que está implícito en su observación inicial sobre tiempo y trabajo. Pero no está demás recordar que trabajo igual a ingesos, por escaso que sea, mientras que no trabajo (a veces incluso sin prestación por desempleo) igual a verse reducido a un espacio pequeño, el transporte cuesta, caminar en una ciudad como Madrid llega a cansar, el ocio y el deporte cuesta dinero. Resultado: exclusión social.
Hacer el vago tiene una connotación negativa, pero yo creo que no es más que una forma de descansar y de ejercer tu libertad. Al igual que comemos o dormimos o nos aseamos o nos compramos ropa o nos vamos a comer, todo es necesario y no son vicios ni defectos. Todas estas acciones nos las pide el cuerpo o el cerebro y lo hacemos sin sentirnos mal, ¿por qué estar tirado en el sofá es más negativo que organizar una comida en casa por ejemplo? si el objetivo es el mismo, bienestar, recuperación y satisfación. Estaría bueno que ahora que no tienes un horario que te aliene no pudieras ejercer de dueño de tu tiempo.
Eres, por encima de todos los posible piropos por escribir, un encanto!