Perdidos fuera de la novela
Thursday, 24 de May de 2012 por Ramón
Leo un libro que me confunde. Me aturde tanto que no sé que libro leo ni qué es real y qué inventado. Cuando piso la calle veo personajes novelados por el viejo Madrid. Hoy perseguí a un hombre que vestía unos pantalones anchos que delataban su pertenencia a la época de postguerra de mi novela. El hombre se movía veloz. Traté de adelantarle, quería ver su cara, saber si tenía rostro de novela. Una mujer morena de pelo rizado se abanicaba desnuda junto a un kiosko de prensa. Pensé que esto era ficción, o tal vez un truco desesperado de los pobres periódicos para vender su papel.
Las novelas son lugares divertidos cuando son buenas: espacios inmensos en los que caben las imaginaciones calenturientas del escritor y las de sus lectores. También cabe la imaginación de los personajes y de las cosas. Una novela es un laberinto cambiante de espejos, un juego de verdades y falsedades, de deseos cumplidos e incumplidos, un territorio abierto en espera de ser conquistado.
Me he subido a un coche antiguo que no arranca por falta de gasolina. Pertenece a la época del estraperlo y ese es su papel, no arrancar. La mujer del abanico me ha guiñado el ojo derecho; parece decirme algo con los labios pintados de rojo. Pasa Pedro Jota con tirantes vendiendo sus Orbyt a voz en grito. Si te suscribes un año hoy, te regala diez gratis en la vida eterna. No tiene éxito porque estas cosas de fe postmorten generan dudas tras tantos años de religión.
Me acerco a la mujer desnuda. Trato de no mirar los pechos para no ser libidinoso ni machista, pero corro el riesgo de parecer tonto. Leo un libro que me confunde. Me confunde tanto que no sé quién soy, ni qué pinto en este jueves de finales de mayo abrazado a una estatua de mármol de pelo negro y con los labios pitados de carmín. Llegan los loqueros. Me hablan desde una voz sonámbula. Están tranquilos; son de la escuela ‘vamos a negociar’.
No sé bien qué esta pasando. Hace calor. Yo solo leía una novela de Saramago, la primera, la que le negaron, la que le silenció por veinte años. Me tumbo en el césped y me dejo hacer. Los loqueros me meten en la ambulancia. Les pido que en vez de sirena pongan música Meat Loaf. Me sedan con una jeringuilla. Noto el sopor subir por mi brazo en dirección al cerebro. La mujer desnuda sonríe a mi lado, me acaricia la cabeza, sonríe como una madre. ¿Pero no eras estatua?, pregunté sorprendido. Me mandó callar. “Sssss. No digas nada, que yo también me he perdido en la novela”.
una vez vi a saramago en alicante.
decia que el no cree en la politica pues con el baston de mando
en la mano, la persona cambia hasta no acordarse que prometió.
yo leeria y escucharia a salvador freixedo, como punto de partida.
despues relajaria mi ajado cuerpo en aguas benditas tu eres.
para mas tarde practicar sexo. sexo creativo.
energia sexual revolucionaria.
mujer a mujer, hombre a hombre,
zusammen.
gracias ramon, creas oportunidades unicas.
namasteamorteamo
Me gusta mucho leerte Lobo, me regocijo en tus palabras, esta semana te empezaba a echar de menos… aunque voy siempre muy liada… así que NO PARES, SIGUE, SIGUE, NO PARES SIGUE SIGUE!!!!!!
genial.
Apreciado Lobo: Es una sensaciòn compartida. También, a veces, me asomo a la calle y pasan delante mio jueces trasvestidos o liberales también confusos que deciden en contra de sus convicciones. Hoy mismo me he encontrado por la calle un conejo blanco que pasaba gitando:¡ tengo prisa! y una especie de naipe que vociferaba: ¡Que les recorten la cabeza!. Me voy que veo venir por el parque a unos señores con pinta de loqueros que llevan a remolque un señor con barba de mediana edad que grita: ¡Esto es real….. ! Buen fin de semana.
orgasmo mental con tus textos Lobo