Grecia es un símbolo de los tiempos, un adelantado
Monday, 20 de February de 2012 por Ramón
Estoy como Grecia: excavado por dentro, vendido a plazos a acreedores sin rostro que claman en una plaza oscura: muerte, muerte. Me duelen los pies de tanto dar vueltas a la piedra del trigo. No se escucha la hoja del verdugo arrastrada por el suelo. Camino junto a millones de cabestros con los dedos de una pata cruzados para que el decapitado sea otro. Grecia arrastra sus deudas millonarias desde los tiempos de Pericles, cuando las tragedias movilizaban a dioses, divinidades menores, héroes y heroínas, minotauros y unicornios, sacerdotes y sacerdotisas. Pagar ese elenco celestial no era tarea para un solo rey, son deudas que se multiplican y pasan de una generación a otra, como los pecados.
Ahora vienen los mercados, los banqueros emperifollados, los Merzoky, pretendiendo que ellos son los acreedores constantes, los ganadores eternos. Vienen bamboleantes creyéndose muy principales cuando solo son los mandados de los nuevos dioses, los que no dan la cara. Son tiempos de desfachatez e impostura. Lo son en la política, en la economía, en el periodismo, en la vida pequeña de cada día: en el metro donde todos se mezclan y confunden entre lo que son, lo que quieren ser y lo que los demás ven. Ser tantas personas en una sola vida es tan agotador como ser dioses sobre la tarima de un teatro bajo el Partenon.
A nosotros nadie nos debe tanta paciencia, tanta tolerancia y desmemoria por la sangre y la esclavitud pasada; a nosotros nos cobran mordida por cada recuerdo, por cada sueño. Así estamos, griegos eternos, aplastados de deudas que no son humanas, asaltados y empobrecidos. Ser griego es una premonición. Atrás quedan sus gobernantes tramposos, corruptos, populistas y fascistas, culpables todos del desastre nacional. La deuda es como el soborno y la estafa: necesita dos culpables. Grecia es un símbolo de los tiempos, un adelantado de lo que hay y de lo que viene, del saqueo por el placer de saquear y sentirse impune, diablo y dios simultáneo. Pero nada es eterno, ni las personas, ni los periódicos, ni los Gobiernos ni los países. Solo es eterna la obligación permanente de luchar.
Grecia simboliza también la nueva forma de vivir el teatro que tienen las “masas”.
La transición española, por ejemplo, mantiene el coro tradicional griego de bienpensantes españolitos (ese que les dice a los grises: dale, dale, que algo habrán hecho).
Pero parece que se cansaron de ser coro (el estado del bienestar y la rica subvención, entre otros) y parte de las masas (españolas o griegas) quiso hacer de personajes sin contar que los dioses no estaban por esa función. Y cuando se cabrearon (los dioses) resulta que buena parte de esas masas quiere volver al coro, como si en toda la representación ellos no representaran nada (casas, cenas, coches…) y la culpa es de esos malvados dioses (que, desde luego, tienen su enorme parte de responsbilidad por fomentar el ansia de ser personaje que tienen las “masas” contemporáneas)…pero, cuidado con las masas (no)responsables que pueden hacer del pan algo grumoso e incomestible…
Mil gracias Ramón. Todavía puede hacerse buen periodismo de opinión no importa donde. Basta con quererlo, con tener las ideas claras, sangre en las venas y pasión en el corazón. Es lo que tiene apreciar de veras la libertad, el compromiso con la justicia tener la certeza de la razón. Mil gracias.
Buenos días:
Qué bien hace leerte, Ramón. Gracias estar ahí.
Os dejo un vídeo de una periodista valiente.
http://puntsdevista.wordpress.com/2012/02/19/la-denuncia-duna-trama-de-corrupcio-a-la-sanitat-de-catalunya/
Hola Ramón:
Coincido en lo último, en la obligación permanente de luchar. Pero no sólo contra acreederores o gobernantes corruptos o ineptos sino también por honradez y coraje intelectual contra nosotros mismos. No debería ser que “nosotros” cada uno en su casa es perfecto y los demas de puertas para afuera son “los malos” o los tontos, no?
[…] -Ay. Los griegos siempre fuisteis unos adelantados. […]