Un mundo despacio
Tuesday, 31 de January de 2012 por Ramón
En el vagón del Metro mañanero, madrugador, hay igualdad apretujada: un mundo que se mueve a la misma velocidad. Unos leen, otros dormitan; los más, miran, piensan, sueñan, respiran como un pez. Pocos hablan y cuando lo hacen picapedrean el cerebro de los que callan. En las paradas entran y salen actores del escenario, se barajan las personas, nunca los papeles ni el traqueteo. Es un mundo que se desplaza compacto debajo de otro apresurado en el que muchos corren, bocinean, resoplan, gritan. Una manada desbocada.
Desde que dieron señal en los túneles a los teléfonos móviles, el mundo ruidoso trata de alterar la paz del mundo callado. Nadie protesta; si el enviado sube el volumen, los demás aumentan la desconexión.
En el mundo subterráneo también viajan los últimos inventos tecnológicos, pero abajo parecen inofensivos. Arriba, cada día es un estrés: la reinvención constante de uno mismo, un retarse modernamente en estar a la moda. Si descansas, si no consumes gadgets, te quedas analfabeto, fuera de la manada.
Cada vez veo más libros electrónicos en el mundo subterráneo. Aún no sé si son mejores que los impresos en papel porque la gente que los lleva parece más pendiente de que les vean que de leer.
Dentro del vagón del metro prefiero observar, estudiar los rostros, las manos, los zapatos e imaginarme a las personas, su vida. Hoy entró una mujer hermosa: pelo castaño, ojos castaños, ropa castaña y un lunar cerca del ojo izquierdo. Tenía una mirada castaña, melancólica. Me levanté y le cedí el asiento. No era anciana ni estaba embarazada ni usaba bastón ni muletas. Solo era un mujer triste, amputada, invalidada de otra manera. La mujer me miró, sonrió y se sentó despaciosamente. No hubo palabras, solo una conversación.
A veces, no hacen falta palabras, incluso a veces, parece que molestan. Sólo con miradas y gestos pueden mantenerse conversaciones muy auténticas.
El grupo del vídeo me suena a América, ¿quiénes son? Alunizante.
Gracias, Ramón, por la estupenda crónica urbana, por dudar y por la música.
Conversaciones que son un privilegio porque sólo las pueden tener los que son capaces de pararse a observar. Un abrazo, Lobo.
Cada vez me engancho más por las canciones de youtube que sugieres. Y estos posts onírico-intimistas son los que se te dan mejor. Este Echoes le queda muy bien.