Salta, quédate
Saturday, 7 de January de 2012 por Ramón
Componer, escribir, sentir, cantar, leer un poema mojándose en cada melancolía son maneras de sentarse en el borde del abismo: salta, quédate. Saltar es una mala opción porque en ella terminan las canciones, las palabras, los sentimientos, las esperanzas. No es sencillo el manejo de esa huella dactilar vital y única: la mochila del viaje y el impacto que este ha tenido y tiene sobre nuestra forma personal de sentir el mundo que nos rodea. No es fácil cuando se vive de una manera intensa, apasionada, tal vez ilusa.
Algunos pierden la capacidad de escuchar música, palabras, de disfrutar y solo oyen ruido. Cuando les llega el momento -salta, quédate- se hallan indefensos, sin amarras, en peligro.
La mayoría está aparentemente a salvo. No pierde ni gana ni empata. La mayoría renuncia, se mutila y se desprende sin dolor de la parte infantil, peterpanesca, para sobrevivirse en una existencia de adultos y disimulos: machos alfas, mujeres imbatibles sin derecho a un desliz y niños con la lágrima prohibida. Si algún día les llegara la tentanción -salta, quédate- serían los más frágiles de todos porque nunca aprendieron a luchar, solo a derrotarse a sí mimos en una guerra civil íntima y silenciosa, innecesaria.
Navegando encontré esta entrevista a Neil Diamond, un cantante que me gusta desde hace casi 40 años. El 24 de enero Diamond cumple 71. Ayer, David Bowie alcanzó los 65. Mis gustos parecen un asilo. Los iconos envejecen, pero permanece su música aún caliente sonando en mi memoria, otra forma de singularidad. En la entrevista, el cantante de Nueva York aparece desnudo junto a su guitarra. No lleva la pose ni el peinado de la estrella que está en promoción. Parece un hombre normal, un poco asustado, que ha aprendido a hablar de sus sentimientos, a expresarlos a través de las cuerdas, notas y el compás. Siempre el compás, cada uno con el suyo. Una forma segura de no saltar, de quedarse. Feliz semana.
Me recuerda un estado de ánimo concreto, un concepto de la vida concreto, un piso concreto ,un equipo de música concreto, unas personas concretas. “Concretando” : la década de los 70. Lo veía rompedor y poético, respetable.
Ahora ya no queda nada de todo aquello, algunas cosas por su renovación, otras por abandono, otras por pérdida, otras por el simple paso del tiempo.
Hacía mucho que no lo oía, lo tengo en casettes…….
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Aprender a ser normal, a veces, lleva toda la vida. Algunos ni siquiera al final, lo consiguen.
Enhorabuena por tu normalidad.