La ruta de las saudades peligrosas
Thursday, 10 de November de 2011 por Ramón
Cuando estoy triste o preocupado, invadido de saudades sin nombre ni patria, me gusta pasear, escuchar los pies y respirar (humo). Tengo recorridos según la pena: rutas conversadas; rutas de silencio. Las primeras acaban en la librería Méndez de la calle Mayor donde me empapo de inteligencia y libros que huelen a libro, a tinta. No es nostalgia, solo una manía. Las segundas me conducen a plazas, nunca a parques, que en tiempos de desnortanza el verde produce ansias de campo, delirios bucólicos e ideas locas.
Las plazas en el otoño de Madrid son un teatro de lo efímero: hojas amarilleando, rojizas y años vividos que no retornan. Los ciudadanos buscan paz, se sientan a leer en su libro-mapa o su libro-volador, como los de Mía Couto.
Una señora otoñal como el otoño pidió permiso para ocupar la otra punta del banco. Dio las buenas tardes, como se dan en los pueblos y en la memoria de tiempos lentos. En Madrid solo damos los buenos días y las tardes si hay un descansillo de madera de por medio y algo de educación en los bolsillos. Buenas tardes, respondió la joven de pelo largo. Corría aire cálido en la plaza de Oriente. La mujer terminó sus crucigramas, cerró el bolso y volvió a dar las buenas tardes, estas de salida, de adiós, hasta otro día. Un hombre de mediana edad ocupó el sitio. Su rostro y su habla eran de otro país, un país que cuando se pasea por la ruta del silencio nadie sabe estar callado. El hombre se interesó por la cubierta del libro, la historia de la tierra sonámbula y los motivos de la joven hermosa. El hombre que desconocía las rutas calladas fue demasiado veloz. La joven sonrió, cerró el libro y voló como vuelvan las hojas secas y los pájaros: sin volver la vista atrás. Pasó delante de la fila de los reyes godos. Fui detrás, no por perseguir ni molestar, solo por recordar los nombres olvidados del colegio: Chisdasvinto, Leovegildo, Sisebuto, Suinthila, Wamba…
Muchas gracias por enlazar a mi blog Maestro Lobo.
Yo también amo las rutas calladas… gracias por compartirlo
Cuánto tiempo que no oía la maravillosa voz de Teresinha Salgueiro.
Un placer leerte como simpre Ramón.
Hola Ramón,
Soy Sandra R. estudiante de periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid y estaría interesada en contactar con usted para realizarle una pequeña entrevista sobre el coltan.
Gracias
Tienes que largarte de Madrid,Lupus.