Me deje arrastrar por la corriente hip hip
Thursday, 30 de June de 2011 por Ramón
Lo confieso: me deje arrastrar por la corriente hip hip y acabé comprando un aparato de alta tecnología y sus satélites conectores que no necesito. Llevo tres meses, más o menos, con él y lo uso poco. No termino de encontrarle el espacio más allá de que te vean con él. Como vivo solo no me ve nadie. Mi portátil, que resiste uvis, discos duros kaput y golpes, se niega a abandonarme. Le noto más espabilado y eficaz que nunca.
La nuestra es una relación estable, un amor a primera vista sumado a un aprendizaje a convivir, a entenderse, cada uno con sus manías y rarezas. Mi portátil y yo somos empáticos. Deposito las manos en el teclado y los dedos escriben solos, sin pensar, con el crucero puesto; escriben lo que les place porque con los años han encontrado la forma de conectar con la parte inteligente del cerebro, y sacar de él lo que haya: palabras, gruñidos o gotas de petróleo. Mientras que mis dedos viajan conectados con algo de mi, el resto del yo descansa, escucha música, sueña, alimenta el almacén.
Con el iPad no ha brotado esa magia, ese amor súbito, esa complicidad. El iPad que tengo es solo una máquina, le falta sentimiento. Mantenemos una relación fría, profesional, de usar y tirar. Me siento incómodo. El portátil se queja de la presencia del otro; está en campaña permanente: “Váyase señor Pad”.
Sostiene que el nuevo es un tiburón presumido que aspira a desplazarle, que le insulta a escondidas: “Viejo, antigualla…”. Trato de calmarle con promesas simples pese a que las promesas cotizan mal entre tanta mentira ambiental. Ayer, tras un nuevo disgusto de mi portátil, tomé una decisión: la fidelidad a mi viejo amigo por encima de todo. Vendo el iPad2. ¿Candidatos?
Yo creo que sí; véndemelo a mi, que quiero probarlo. El problema Ramón es que tu eres un productor de contenidos, y el iPad es básicamente un artilugio para el consumo de contenidos, no para la producción.
Saludos
Porque regalarlo no, ¿no?
Te sobra el aparato igual que a mucha gente le sobran los aparatos. Hay gente incluso que amontona aparatos. Entre otras consecuencias, el coltán. Una pena.
¿Trueque?: cambio una sonrisa infantil, una ilusión renovada, una pizca de paz al dejar atrás nuevos lastres, algo de resignación ante el hostil ambiente, una felicidad desapercibida pero constante (como el ruido de la nevera), un mucho de antídoto anticalor. ¿Qué más se puede pedir por un pedazo de tecnología inerte?
Jajaja Ramón, esta entrada se me había pasado. Que bueno, y la verdad es que sí, lo del Ipad es para presumir. De todas maneras no hace falta que lo vendas, mándalo a paseo vía AVE dirección Málaga que conozca otras playas, que se coma unos espetos de sardinas. Que amplíe sus amistades y puntos de mira.
Prometo ser buena anfitriona, luego te lo mando de vuelta y con un morenito envidiable 😉
Buenos días
cómo puede ser que no lo quieras??yo estoy encantada con él!, hombre para escribir una tesis no pero para el resto a mi me parece más práctico que el mac sobre todo por su ligereza, pero si no pesa na’ 😉
Entiendo perfectamente a Ramon. El portatil lo puedes aporrear, lo.puedes sentir..la.pantalla tactil, en cambio, no transmite, no conecta, es fria…