Actualizado a las 16.07 / Hoy me he despedido de Victorino Ruiz de Azúa, un tipo afable de carácter aparentemente difícil, buena persona y gran periodista. Fue redactor de cierre de mi periódico durante muchos años y responsable de que no se imprimieran todas las erratas que escribíamos, al menos en las ediciones de Madrid y Barcelona. Vasco, muy vasco, con voz grave, casi vozarrón, y un tono alto, de los que imponen sin necesidad de reparar en las palabras que la acompañan. A primera vista podría parecer seco, poco dado a los circunloquios en el momento de dar una orden y tal vez prepotente. La primera vista siempre es mala consejera: no acierta con las personas complejas.
Nunca aguantó a los periodistas que se creen alguien porque mearon de pie junto alguna estrella, a los que van sobrados de grandeza y a los practicantes del noble y extendido arte de la tontería. Algunos de los que le conocieron en acción se quedan en el disfraz, en el teatro del mando; allá ellos, se pierden lo mejor: al tipo afable, educado, justo y cabal.
Le echaremos de menos. Él gana; nosotros, perdemos.
Trabajar con Victorino casi 19 años en la misma redacción ha sido un privilegio. He aprendido mucho; además de periodismo, aprendí paciencia, virtud de la que no siempre voy sobrado. Tengo por justa fama llevarme mal con casi todos mis jefes. Alergia a la autoridad, supongo. Prefiero debatir a obedecer. Creo que el primer deber de un periodista es ser independiente, sobre todo de sus jefes. Con Victorino me unió un respeto profesional mutuo y un enorme cariño personal. Se va un gruñón de tomo y lomo, es verdad, pero se queda el otro. Espero hacer bien el papel.
Son muchas las frases de Victorino que deben conservarse, transmitirse. Son periodismo del bueno. Rescato dos: “¿Es esto una innovación o una cagada?”. “Estamos mal y empeorando”. También es una máquina de anécdotas periodísticas. En eso consiste el oficio, en la transmisión oral de lo que educa y forma. Mencionaba mucho una genial del titular de un periódico vasco. “Gran atasco en Behobia al coincidir el último de día de agosto con el primero de septiembre”.
La noticia era que el 31 de agosto y 1 de septiembre fueran el mismo día.
Victorino representa un tipo de periodismo impreso que estamos perdiendo. No me importa el soporte, importa la forma y el fondo. La verdadera crisis es no saber diferenciar lo esencial o de lo artificial. Dudo de que Victorino tenga cuenta en Facebook y en Twitter. Escribes su nombre en Google y carece de huella digital. No navega, quizá lea mucho y en papel donde están los olores de las palabras escritas con olor de escritor atormentado en su inseguridad.
Soy un adicto a las nuevas tecnologías: estoy en todo pero carezco de tiempo para novelar. Hoy perdí el móvil y me he sentido desnortado. Abrí el ordenador en el taxi para dar trabajo a los dedos y al cerebro. Y mis dedos escribieron: hoy me he despedido de Victorino Ruíz de Azúa… y por eso me siento triste, reducido, recortado.
Estas en todo pero careces de tiempo para la novela? Escribe la novela, Ramón, escríbela…que a veces estando en todo no estamos en nada.
Besos para tí….y para Victorino, un tipazo.
Lobito, Victorino debe ser una gran tipo, que gusto querer a alguien con tanto respeto!. No te recortes mucho que para mañana te necesitamos entero y dispuesto a novelar tu proyecto….
¡Qué bien escribes, Ramón! Un beso
Lobo, el tiempo nos priva de los referentes. Lo fundamental es no olvidarlos y a ser posible, encontrar quien les sustituya; porque entre despedidas y prejubilaciones estamos privando de horizonte a los que vienen detrás. Salud.
“prefiero debatir a obedecer”, otra vez en minoría, Ramón, ¡qué le vamos a hacer! Ahora lo que se lleva es obedecer no vaya a ser que si cuestionas algo peligren tus ingresos. ¡Cuánto estómago agradecido!, ¡qué aburrimiento!
Saludos, Montse
Creo que nació en Burgos, pero da igual.
[…] Lobo rescató para el lector dos frases que por lo visto son muy tuyas y que se oyeron con frecuencia cuando eras redactor jefe […]
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