Roma que sabe a Roma
Friday, 20 de August de 2010 por Ramón
Siento envidia por las ciudades-sabor. El peor tugurio de Roma podría darle una clase al más presumido de Madrid sobre el arte de servir un café dentro de una taza. Por increíble que parezca no es necesario para degustar un buen expreso que el camarero añada parte del cubo de frenar, un ejército de posos y toda la mala leche a cambio de un precio prohibitivo.
El tomate es otro ejemplo. Aquí saben. En el mercado de la plaza de Testaccio hay un hombre que se hace llamar Marcelo D’Agostino, 59 años, que solo vende tomates. Tiene expuestos hasta 30 tipos. Trabaja allí desde los cuatro años cuando acompañaba a sus padres. Si pides un kilo, él pregunta para qué. Cada tomate tiene un plato, un aceite, una sal y un aceto. No es lo mismo un gazpacho español que un revoltijo con verde y zanahoria. Marcelo prepara una caja a la que añade tomates grandes, pequeños y minúsculos. Me da a probar. Dos iguales por fuera son diferentes por dentro. Ya en casa me como los pequeños en dos mordiscos, sin condimentos. Buscando sabores olvidados.
Ultimo paseo. Despedida de la ciudad. Los vagabundos con más éxito se hacen acompañar de un animal que ni pide ni ladra. Los caritativos prefieren regalar un euro a un perro dormido que a un vagabundo despierto que se lo gasta en bebida. Me cruzo con curas y monjas disfrazados. Parece un casting de Fellini. Alguno lleva mochila y hace trekking por el lomo de dios en busca del milagro de los panes y los peces congelados. Otro, que parecía franciscano, resopla por el peso del agua que le cuelga de unos dedos amoratados. Los ángeles que ayudan con las bolsas debe estar también de vacaciones.
He conseguido un encargo del Principito. Compré flores para la dueña de la casa. Mañana me vuelvo a España, al café-basura, a los tomates insípidos y los peperos racistas que se mofan de lo acentos del sur. Hay gente que no puede cobrar de los impuestos de todos. Por una ley contra la imbecilidad. Dicen que a cada cerdo le llega su Sanmartín y que cada hijo de puta camuflado termina por salir a flote. No a las segundas oportunidades. Como con los maltratadores.
Con este post me tomo vacaciones hasta primeros de septiembre.
PD. La báscula ha sido detenida y enviada a Guantánamo, la gaviota resultó ser un ángel con problemas de identidad y me acabo de comprar un spray que me hace invisible ante espejos y demás reflectantes de tripa desmesurada. ¿La novela?. ¡130 páginas!, quizá un 40% del total. Mejor y más de lo soñado. Ahora toca sonreír y vaguear (más). Buona sera y hasta la próxima cita en el cielo o en el infierno.
Pues nada, que te ea leve el regreso.
[…] This post was mentioned on Twitter by Ramón Lobo, Íñigo Noriega. Íñigo Noriega said: RT @ramonlobo: Roma, tomates que saben y despedida. http://www.ramonlobo.com/2010/08/20/roma-que-sabe-a-roma/ […]
Lobo, lo del café es cierto. Poco o nada que objetar. Lo del pomodoro, discutible. En Baeza compro unos tomates, de 3 clases diferentes, que saben a tomate y son tomate por dentro y por fuera. El puesto de tu Marcelo de Roma me ha recordado a una parada de setas y hongos de La Boquería. Un placer. Salud.
Ramón, los antipáticos encargados de convertir Madrid en un infierno, están este mes sirviendo la mala leche en las “ciudades de vacaciones”. La vuelta va a ser mucho más fácil de lo que imaginas. Para mí, agosto en Madrid es una gloria, a medio gas, pero una gloria. Un beso 😉
“ahora toca reir y vaguear (mas) ” esto me ha encantado =) cuidate mucho!!
Me gusta la contundencia con la que has dicho ciertas cosas en este post, ¡guau!, aunque seas un Lobo.
Cómo se nota que no has probado los tomates de mi pueblo, cuando llega la época en la que ya hay tomates y pepinos del pueblo no sabes tú las ensaladas que nos comemos, ¡madre mía! ¿Quieres probarlos?
Creo que eso de que a cada cerdo le llega su San Martín no se cumple siempre y, sin embargo, hay que aprender a vivir felices a pesar de ello.
Los hijo putas tienen bastante con ellos mismos.
Lo que dice la báscula no importa, lo importante es cómo lo valoras tú mismo.
¡Vaguear!, qué buena actividad, creo que nos humaniza.
Un abrazo, Montse
Si has pasado un tiempo en Roma y te has quedado atrapado en ella aunque sea para un rato, no te despides nunca de verdad. El sabor agridulce de la ciudad eterna se te pega sin que te des cuenta. Buen regreso.
Te echare de menos.
Disfruta de la vagancia, riete mucho, y no dejes de dar abrazos.
Un abrazo virtual.
Puede que dejes Roma, pero ella no te deja a tí. La ciudad eterna no lo es sólo por su pasado, sino porque día a día se construye a base de los pequeños trozos de alma que los que la queremos nos dejamos cada vez que la visitamos. Felices vacaciones. A presto!
Gracias por hacer que me reencuentre con Fellini, con el sabor y el olor del tomate, con las sombras frescas, con las ganas de vivir, con la vida y con la muerte, gracias por hacerme sentir romana a pesar de la pérdida del Imperio… los espejos, los escaparates y las miradas de reproche a las curvas son el reflejo del ángel caído…mira al Tíber y recuerda que a pesar de la Pax Romana, gracias a ELLA , a ROMA, somos quienes somos… tu regresas y yo vuelvo al ombligo del mundo, vuelvo a casa a sentirme romana, viva e hija de Cinecittà, de Marcello, de Sophia, de Bertolucci, de Silvana, de Totó y de tantos y tantos seres que siempre encontraré en “La strada”…desde mi asteriode besos y gracias. Si quieres conectar conmigo ya sabes… b612
¿ Que tal el libro?
Aprovecha en Madrid, porque según dices en tu blog, debes vivir en un barrio cerca de mogollón de escritores, y en otra época habrá tortas para las musas. Cuando vuelvas a lo mejor te hacen más caso hasta que esten más ocupadas.
me gustaría que hicieraís a cuatro manos o dos ordenadores con Enric un libro sobre Roma.
Gracias señor Lobo por este agosto romano, lo he saboreado como si un tomate del Testaccio se tratara, y es que conozco bien ese mercado y ese “quartiere”.
Permítame, un abrazo
En el cielo !
Lo que me queda de agosto madrileño va a ser más duro sin el post mañanero de Roma en vena. Gracias. Estoy deseando que la novela llegue al 100%. Confirmado: los tomates de Madrid son una mierda y todas las básculas del mundo unas malditas zorras.
qué gusto da leerte
Llego tarde a los post pero este último es para imprimir y pegar en los bares y fruterias de Españan y despues hacer protestas colectivas. Yo a los italianos les perdono todo por su expreso. Llevo todo el año añorandolo y este verano sin Roma, ando llorando cada despertar. Gracias Ramón por traernos el aroma y el sabor, aunque sea on line.
Hemos saboreado tus post como si de tomates de Testaccio se trataran. Arrivederci ed in bocca al Ramón Lobo con el libro.