Este dentista no viajará a Japón
Saturday, 10 de April de 2010 por Ramón
Después de una Semana Santa de poca pasión y demasiado dolor conseguí ir al dentista. Al abrir la boca y señalar la muela causante de todos los males recientes, el hombre, a quien llamaremos E., sonrió sin disimulo. Yo, tieso como la mojama y las manos agarfiadas por encima de la cosa, pensé: este tipo acaba de ver el viaje a Japón con el que siempre soñó: cuatro agujeros dejados por otras tantas muelas se mostraron no como ausencias sino como candidatos perfectos a albergar implantes de a dos mil pelotis la pieza. Me habló de lo bueno que sería para las muelas próximas tener compañía ya que evitaría desplazamientos no deseados. Me explicó el funcionamiento de los molares con el entusiasmo de quien ya se ve de paseo por las calles de Kioto.
Después, con la víctima, es decir yo, inerme y asustada, exclamó: “Bueno, vamos a ver qué tienes aquí”. Tras unos segundos que parecieron años me informó de que la muela enferma era salvable con una endodoncia (no da para ir a Japón, lo sé, pero sí para abonar los taxis del aeropuerto, los de aquí y los de allá, a la ida y a la vuelta me temo). Me puso dos chutes de anestesia que me durmieron muelas, dientes y encías de la parte derecha de la cara y la mitad de los labios. Agrandó con el torno el agujero y empezó a meter limas. Le dije que me dolía un poco, pero que podía resistir. Con la tercera lima no dije nada, sólo grité y vi a Dios en encerrado entre los fluorescentes del techo y alcancé a decir: Se llama Osram y no parece de fiar.
E. no se dejó llevar por mi fantasía y se concentró en la anestesia: “Es imposible que te siga doliendo”. Y yo con los ojos desorbitados como Marujita Díaz, le daba fe de que era más que posible. Su madre, una excelente dentista que pasa consulta en el mismo piso y que por exceso de clientela me desvió a su sucesor, vino a comprobar el acontecimiento. “No me extraña que te hayas asustado. Buena tienes liada. La infección afecta al ligamento”. ¿Asustado? ¿Quién está aquí asustado?, pregunté. Cuando uno acude a la consulta espera ser el único asustado y no es una buena señal que el dentista te acompañe en los temores.
Pasadas unas horas de esta experiencia poltergeist en la poltrona de E. y gracias a los antibióticos y analgésicos, el dolor de la muela comenzó a remitir en la noche de Pascua pero no tuve ganas de celebrarlo. Regresé el jueves para seguir con la endodoncia. E. me anestesió haciéndome extrañas preguntas sobre mi corazón que endurecieron aún más mis ya de por si tensísimas articulaciones. Esta vez no hubo dolor y llevado del entusiasmo E. metió todo tipo de limas de raspado. Ahora lo pago en mi paladar y en todo lo que hay alrededor.
Después de desinfectar introdujo en la muela un algodón con las armas químicas que nadie encontró a Sadam Husein y la cerró con un empaste provisional. “Si te palpitara la muela y te doliera me llamas, si estamos en hora de consulta vienes y si no ya te diré lo que debes hacer”. La información de que las muelas palpitan, algo nuevo para mí, era innecesaria. En ese instante comenzó a palpitarme toda la boca sin orden ni concierto y después los dedos de los pies por aquello del efecto mariposa. Por la tarde ya me dolía bastante pero me pareció que un tipo como yo debería parecer un poco más resistente y aguanté.
En la cena con unos amigos tenía la pinta que aparece en la foto. El dolor era insoportable y puse un SMS a E. “Me palpita todo y duele todo, ¿alternativas al suicidio?” Era medianoche. Me sugirió que uno de mis amigos me abriera el empaste provisional con un palillo. Carolina, que es colombiana de pura cepa, dijo: “Yo tengo sangre india y me atrevo a hacerlo”. Me pareció un argumento inapelable. En un bar donde paramos a copear nos metimos en el baño de señoras para que me abriera un agujero. A los dos nos pareció que la operación había sido un éxito y que los gases formados habían salido. Pero a la muela, no.
Pasé la noche tomando todos los analgésicos del mundo y bramando contra E. A las diez de la mañana de ayer llegue a la consulta con la cara desencajada y mucho dolor. Me atendió la madre. Fuera empaste, fuera algodón y otra vez el antibiótico que su hijo había suspendido. E. vino a saludarme. No sé si fue mi mirada asesina o mi apretón de manos pero de sus pensamientos se escapó esta frase: “Entiendo que el viaje a Japón ha sido cancelado”. En la misma frecuencia mental respondí: “Jamás debí de fiarme de un dentista que trabaja sentado; es la prueba de que otro paciente, como en el chiste, te cogió por los huevos y dijo: “Seguro que no nos vamos a hacer daño, ¿verdad, doctor?”.
Por Dios !!!!! como me he reido Ramón Lóbo, eres un genio con las letras:
“Después de desinfectar introdujo en la muela un algodón con las armas químicas de nadie encontró a Sadam Husein y la cerró con un empaste provisional. “Si te palpitara la muela y te doliera me llamas, si estamos en hora de consulta vienes y si no ya te diré lo que debes hacer”. La información de que las muelas palpitan, algo nuevo para mí, era innecesaria. En ese instante comenzó a palpitarme toda la boca sin orden ni concierto y después los dedos de los pies por aquello del efecto mariposa….”
Muchas gracias por tu genio
Saludos desde este México incomprensible …(¿has leido algo sobre los montones de muertos que hay diariamente por la guerra contra el narco?…por dios… no se quien sea mas absurdo si el presidente o su guerra contra el narco)…si un dia no figuran muertos en los periodicos es porque algun potiquillo se robo tanto dinero o hizo semejante fraude que opaca las noticias de los narcos…..vamos de mal en peor
¡Me duele hasta a mí! ¡Cuídate!, y maldice. Viene bien. Incluso el wodka es un analgésico maravilloso, recién sacado del congelador,……
Suerte!
Roberto
Ánimo Ramón, espero que estés mejor. Como dice anteriormente Roberto, duele leerlo… Un abrazo.
“Lobo… te leemos….”
Joder Lobo, como para ir ahora al dentista. Ese arranque violento lo conozco bien….
Y hoy El Partido del Siglo, casi ná.
Me he partido de risa con el relato, que no con la causa que lo originó. Lo siento.
Menos mal que mi dentista, Lola, no tiene intención alguna de ir a Japón. Al menos eso me dicen las tripas.
Una vez fui al ginecólogo de la seguridas social, cuarto mínimo, todo desparramado y desordenado, ni un miserable biombo para desnudarte y tener ¿cierta intimidad? y de repente, cuando me pongo en esa posición tan desagradable, indefensa ante un médico que va a urgarte en tus menudillos, miro hacia el techo y veo que tiene sujeto con chinchetas un cartel de agencia de viajes con una foto de una playa paradisíaca con palmeras. Estuve a punto de hacerle un comentario 3 puntos por encima de muy borde, como diría Eduardo Mendoza, pero me callé cuando me acordé de una película de los hermanos Cohen, si no me equivoco, sobre dos hermanos gemelos, ginecólogos y las atrocidades que hacía uno de ellos a sus pacientes utilizando un material quirúrjico que le ponían a una los pelos como escarpias.
Claro es claro está, no dije ni mú, me marché, y no volví.
Cuando éramos pequeños y nos quejábamos de algún dolor, mi madre nos cantaba, para que la dejáramos en paz, una canción cuyo estribillo decía algo así como:
Tiene un lobanillo
y cerrado un ojo
un diente postizo
y el pelo muy corto…
Saludos
Y hoy el partido del siglo, ¡casi ná!. Ese no se si habrá ido a Japón, pero le deberías haber mandado más lejos. En una visita al dentista, después de varios pinchazos de anestesia que no hicieron el efecto deseado, sólo se le ocurrió decirme… “pero si sólo va a ser un dolor momentaneo… eso si muy intenso…. intentémoslo sin más anestesia……” no caigais en la trampa, no dejad que se salgan con la suya, este creo que nunca iría a Japón.
ramón! eso no es un dentista, es un matasanos!
si te animas a hacer tú el viaje, pero en vez de a japón a bcn, ya te daré el telf del mío, que es un portento.
besos y cuídate.
Bueno, creo que teníamos que haber prolongado la cirugía del baño… se te olvidó decir que le rogabas a Santa Marta!
Gracias por el realismo de la descripción: me has convencido de que, por bueno que sea mi dentista, mi última caries puede esperar un par de años. Besazos
Ramón, creo que la última frase la hemos pensado todos, lo malo es que he cambiado a una dentista y no queda tan fino pillarla por ahí, pero cada vez que me deja con el cenutrio de su ayudante….
Ramon, realmente me has arrancado varias carcajadas.
El Imperio del Sol Naciente esta muy bien preparado para recibir a tu dentista. Por estos lares, la anestesia es un recurso que se usa solo en casos de extrema necesidad. El soportar el dolor es parte de la cultura. Como anecdota, recuerdo a un estudiante latinoamericano que termino en un hospital con un serio problema de columna. Seguramente el dolor le hacia ver rayos porque gritaba “itai” (me duele). Una de las pocas palabras que sabia en japones. La solucion que encontraron los medicos, ante tan bullicioso y cobarde extranjero, fue enviarlo a la sala de ninos con cancer. Alli, por verguenza no se atrevia a decir ni muu, y las enfermeras podian hacer su trabajo en paz. Despues de esa “experiencia hosipitalaria”, mando al diablo sus estudios y volvio a su pais para poder gritar libremente. Una sabia decision si no eres del tipo masoquista.
Cruzare los dedos para que tu muela deje de dar la lata.
Un saludo cordial.
Grande esa Carolina
Eres la bomba Ramón, casi me da algo del ataque de risa que he
tenido. Carlos esta mañana se ha hecho pis!!!! Como además conocímos añoche por tí en vivo y directo la historia y te vimos en la misma postura que en la foto pues mas todavía jajajaja.
CONSEJO: No vuelvas al simulacro de dentista ni a su madre yo no me fiaría después de como ha enseñado a su querido E. Te doy si quieres el teléfono de la mía o de cualquier otro amigo que te dé mas seguridad.
Esperamos todos nos cuentes el final de esta historia tan apasionante y ya sabes, no tomes cosas calientes ni frias te lo dice una experta jaja. Bss. Por cierto, me encantó verte. Bss hasta pronto. Sagri
Me he reconocido en lo que me pasó en Enero. Idéntico. Y eso que lo primero que avisé es que no quería que me doliera.
jajaa; pues, ya ves que la salud oral es muy importante, y que el título es bastante original y sugestivo para que seamos conscientes de nuestra salud bucal. Buen post