María quiere decirme el futuro, pero es muy caro
Friday, 2 de April de 2010 por Ramón
Una gitana llamada María me echó la maldición el otro día. Y me salió bien barata: seis euros. Estaba en el (ex) mercado de San Miguel, transformado desde la remodelación en una pasarela para turistas que fotografían y gente guapa en el que apenas hay espacio para la gente del barrio, cuando María atacó baldiendo una ristra de décimos de lotería. Cometí el error de taparme los ojos, jugando a no ver el número. Ella, una superviviente, se acercó veloz a la presa cantándolo para engatusarme y yo que no creo en la suerte en estas cosas, ya bastante he tenido en la vida, compré por si acaso uno de seis euros que María vendía a ocho sin derecho a devolución en los dos que sobraban del billete de diez. María que vio en mí rasgos de guiri, que los tengo, agarró mi mano y empezó a adivinarme el futuro con una cantinela bien aprendida en la que se mezclaban envidias, males de amores y de ojo y santos milagrosos.
Supongo que con variaciones de género y edad es el papel que representa desde siempre. María pasó de la mano derecha a la izquierda, prometió aceites, velas y rezos especiales para ayudarme a superar los peligros y dijo que el precio por salir vivo de la tormenta perfecta era 40 euros. Le di dos que sumados a los cuatro de antes no hacían mala suma, pero le pareció un insulto. Me lanzó una maldición y yo le mandé a freír espárragos. Quedamos empatados.
No sé qué fue lo que me molestó más de la impostura, que tratara de sacarme los cuartos cuando ya le había dado con generosidad o que entre tanta monserga sobre el futuro que no existe fuera incapaz de decir nada sobre la evolución a corto plazo de mi dolor de muela. Con los dentistas de confianza de vacaciones de Semana Santa estoy más penitente que nunca pese a la combinación de Nolotil, Advil made in USA y un antibiótico demasiado lento.
Esa noche, despechado con la gitana de San Miguel, fui a cenar a mi restaurante ruso favorito, en la calle Independencia, tomé unos blinis y un steak tartar de lujo regado con cuatro vodkas polacos que durmieron mi muela durante un buen rato. De madrugada, pasada la anestesia local, me desperté sobresaltado en medio de una pesadilla en la que estaba María disfrazada de dentista riéndose a carcajadas con la dentadura postiza en la mano. Sólo recuerdo que acerté a decir: “¿Es la tuya o la mía?”.
Espinidol (o algo así) Ramón, es el más efectivo contra el dolor. Con las kirománticas mejor no tratar, uno no sabe si el mal de ojos tiene efecto o no, pero te queda el resquemor. Espero que tengas alivio.
Ramon, es mejor no meterse con la gente que juega con lo “oculto” porque la sugestion parece que se queda prendida por ahi, en algun lugar recondito de nuestro cerebro. Posiblemente tenga que ver con esos miedos ancestrales, que nuestros conocimientos actuales no logran borrar del todo.
Las supersticiones, la brujeria, el esoterismo, y todo lo que se nos ocurra, termina siendo negocio porque las personas aun creen en ello. Es algo inexplicable.
Por si acaso, ten preparada tu patita de conejo.
La mejor solucion para tu dolor de muelas es buscar un dentista. Esperar, significa arriesgarte a que se te hinche la cara y cuando encuentres a tu dentista el lunes, tendras que esperar varios dias hasta que te baje la inflamacion. Y eso significa varios dias mas de dolor. Algun dentista de emergencia debe andar por ahi.
Un saludo cordial.
Jajajja. ¡Qué grande!
Coincido en los del Mercado de San Miguel. Pasarela para ver y dejarse ver.
Por cierto, ¿podrías darme el nombre del restaurante ruso?
Un saludo
Roberto
Pues la verdad Ramón, lo siento por tí, espero que ya hayas encontrado solución a lo del dolor de muelas, yo desgraciadamente he sufrido todo tipo de cosas en la boca y “a veces” como es tu caso en época vacacional y no he parado hasta encontrar un dentista de “guardia” por que el dolor era francamente insoportable…, y desgraciadamente también una vez en Canarias me pilló por banda una gitana que me dijo un montón de tonterias de flipar y también quería una cantidad de “pasta-gansa” que p’a que … y claro como no se la dí … pues me cascó la maldición de rigor, pero vamos … ni caso, no creo que mi vida vaya “especialmente” peor … debido a eso.
Saludos y una pronta recuperación.
Me gusta encontrar un mercado con género “gourmet” en el centro de la ciudad, estuve allí en diciembre pasado, pero no pude tomar nada, estaba abarrotado…. pero el problema también estaba en que era algo demasiado pijo para mí.
Si viviera en ese barrio no me haría ninguna gracia que me cambien el mercado de abastos de toda la vida por esa gilipollez que han puesto ahí. Que nos gusten las gilipolleces (a mí también me gustan, Vicente) no significa que queramos dejar de comprar comida. Ánimo, Ramón. Tómate un antiinflamatorio.
Me pasó hace meses en un mercadillo: me ofrecieron ajos, una pequeña ristra por dos euros , pero una vez pagados, aquella señora con delantal me lió y lió : ahora me das otros dos y yo te doy tres…ristras más , y me das para la leche de mi hijo y te doy dos más, y vas a tener más suerte y salud…..Acabé con diez ristras de ajos…, sin los euros que llevaba…, y la suerte…está por llegar . Por cierto aun me quedan . ¿alguién quiere ajos? , lo sé…son muy sanos
…y muy útiles contra Nosferatu