Sentimientos sin chaleco antibalas
Tuesday, 12 de January de 2010 por Ramón
Vivimos en una sociedad cada vez más fría y resultadista. Los sentimientos, una forma de estar desnudo, expuesto y vulnerable, parecen prohibidos. Son, dicen, un signo de inmadurez, de peterpanismo. Casi todo el mundo hace algo a cambio de algo. Los dirigentes políticos, por ejemplo, sólo piensan en las encuestas y en esa otra encuesta cuatrianual para la que trabajan con tanto ahínco y dedicación, las elecciones. No hay muchos capaces de gobernar por el bien de su país, de jugarse la reelección por altererar las estructuras sobre las que se asienta la injusticia. Sucede en las empresas que en el momento que les baja un dígito las expectativas de beneficio se ponen a despedir a mansalva. Es un sistema cruel y amañado, como los toros: el que despide tiene la espalda cubierta con bonus garantizados y en aras del libre mercado exige abaratar el despido de los demás. En España, Mariano Rajoy construye sus sueños con la crisis de todos y cuando le preguntan por el despido se pone a blablabear sobre la necesidad de modernizar España. Y Díaz Ferrán en Ferrari. El que no vuela, corre.
En los días pesimistas hasta los sentimientos me parecen contaminados de ese resultadismo general. Sucede en las parejas-empresa, en las parejas-cárcel y hasta en muchas de las parejas-pareja. Se da en las relaciones padres-hijos y más aún en las de hijos y padres y también entre los amantes. Es una sociedad que sólo se permite sentir con el chaleco antibalas puesto por si hay disparos. A veces hay situaciones no previsibles ni manejables en la que existen personas accidentalmente capaces de tener el valor de jugarse su sentir sin una red de protección ni pólizas de vida, jugarse mucho sin tener nada a cambio. Los realistas los tildan de suicidas y dicen que hasta tienen una ciudad que les atrae y enloquece, Turín, pero a mí, que tanto creo en la vida, me gustan mucho esos suicidas que tienen el valor de quedarse y esperar.
Después de este post y de otro que escribiste hace unos días me han entrado unas ganas locas de ir a Turín. Me lo apunto para la próxima Semana Santa.
Pues yo debo ser una inmadura, padecer el peterpanismo y ser una suicida pero creo que hay que vivir a pecho descubierto, saber disfrutar de lo bueno y asumir que no hay vida auténtica sin dolor. Es cierto que así te haces más vulnerable pero también disfrutas más cuando toca. El que no se arriesga ni gana ni pierde, yo prefiero arriesgarme aunque ello conlleve perder algunas veces. Como dice Silvio en su canción “Oleo de mujer con sombrero”: “La cobardía es asunto de los hombres no de los amantes, los amores cobardes no llegan a amores ni a historias se quedan ahí, ni el recuerdo los puede salvar ni el mejor orador conjugar”.
Yo, como Benedetti, prefiero no salvarme:
http://www.youtube.com/watch?v=5iAgZ4M3JxQ
Ahora entiendo por qué me entiendo tan bien con los adolescentes y no tan bien con los adultos, porque los adultos han aprendido a fingir a no ser auténticos, a esconder lo que sienten. Sin embargo, los adolescentes, muestran lo que sienten: te quieren y te oidan, pero todo es auténtico.
Un saludo adolescente, Montse
“Casi todo el mundo hace algo a cambio de algo”. Muy optimista me parece dicha afirmación. Pienso que nadie se libra del “resultadismo” moderno. Recuerdo haber leído una anécdota bastante curiosa del agorero Thomas Hobbes, quien fue visto en una ocasión dándole unas monedas a un mendigo. Cuando le preguntaron el por qué de tal repentino ataque de generosidad, el propio Hobbes afirmó que no lo hacía para ayudarle, sino para aliviar su propia angustia al ver su pobreza. Esto no quiere decir que debamos hacer caso del señor Hobbes y adoptar su profundo pesimismo y nula creencia en la generosidad (vid.: altruismo), ya que como diría George Orwell, pese a que no exista el altruismo puro, si debe darse un equilibrio en la balanza entre el altruismo y el interés personal.
Y para no enrollarme más, sólo darte las gracias por seguir haciendo lo que haces, independientemente de por qué lo hagas. Intentaremos que la balanza caiga cada vez más del lado del altruismo, pese a quien le pese.
salud
Qué apropiado Benedetti, Montse.
De acue rdoo completamente contigo Montse.. Lo mejor , en cuanto a sentimientos es ir ” a pecho descubierto ” y nada de chalecos…, lo malo que muchos utilizan corazas con las cuales creen protegerse totalmente. Corazas antisentimientos, antiafectos… corazas que dejan a descubierto su cobardía…su miedo. Corazas que no dejan ni entrar y por supuesto les aprisionan y no pueden salir.. se quedan inmóviles. y como dice Benedetti ( muy adecuado como siempre, Montse. ) …”no te quedes inmóvil”….Así no te quedes.
una vez me dijo un colega que al final de tu vida, si miras atrás y cuentas los cadáveres que has dejado en el camino, sabrás cuán auténtico has sido.
a la gente no le gusta escuchar los verdaderos pensamientos ni saber de sentimientos auténticos. como dices, ramón, prefieren ponerse en modo “resultadismo”. yo lo llevé mucho tiempo, veintitantos años. y un día me lo quité. y sí, hay quien ha caído de mi lista de amigos, pero digo yo que tan amigos no serían, no? ahora estoy contenta de ser quien soy todo el tiempo.
Ufffffffffff.
Cuando nos vemos????
Y tan fría. No hay nada peor que expresar lo que sientes o decir lo que piensas. Eso ha quedado para los niños, los tontos e ilusos.
Afortunadamente soy todavía una niña, jajajaja.
Ramón, hablanos del chocolate de Turín. Por favor, necesito que nos endulces.
n
Hoy todo se rige por el epicentro que creemos ser; cuántos seismos no percibimos. Creemos sentirnos tan agredidos que ya no somos capaces de medir nuestro propio dolor, ni el de los demás.
[…] Febrero 28, 2010, 6:21 pm Archivado en: Antigüedades del foro, Personal e Intransferible Sentimientos sin chaleco antibalas – Del Blog de Ramón Lobo Vivimos en una sociedad cada vez más fría y resultadista. Los sentimientos, una forma de estar […]