Un ‘no’ que mata a gente que no sale en la televisión
Thursday, 16 de July de 2009 por Ramón
Una mañana de enero de 1999, una excelente fotógrafa de una gran agencia internacional de prensa, y que por entonces tenía su base en Nairobi, telefoneó a su jefe en Londres. “Hay que ir a Sierra Leona”. Se había incendiado aquel país gemelo en historia y tragedias de Liberia situado al otro lado del continente. Una guerrilla cruel compuesta en parte por niños que cortaban manos había tomado dos tercios de la capital, Freetown, derrotando a los indisciplinados, corruptos y poco efectivos soldados nigerianos de la misión de paz regional (Ecomog).
Un equipo de la agencia rival había enviado un material terrorífico y de primera clase sobre aquella guerra: cuerpos hinchados por el sol y abandonados en la calle, buitres devorando las entrañas y, sobre todo, mucha desolación. El equipo de la agencia rival fue tiroteado a los pocos días. Murió el productor Miles Tierney, resultó herido de gravedad Ian Steward y el fotógrafo David Guttenfelder. Cuando matan a periodistas en una guerra olvidada muchos otros periodistas pierden interés. No fue el caso de Corinne Dufka, quien peleó duro por ir al centro de la noticia. Su jefe en Londres, tal vez sentado en un despacho de la agencia Reuters con una jarra de pésimo café inglés hirviendo a la mano, respondió: No interesa.
Esta negativa automática, y muy poco periodística, condenó a cientos de miles de personas a la invisibilidad informativa. Cerca de 7.000 seres humanos murieron en Freetown en tres semanas (un número muy elevado si tenemos en cuenta que 10.000 fueron los muertos durante tres años y medio del cerco criminal en Sarajevo) sin ocupar un lugar en los titulares de unas noticias internacionales que se nutrían sólo del morbo y el espectáculo de la mancha que le había salido al vestido de Monica Lewinsky.
A veces se nos olvida que el cáncer viene de lejos, que los síntomas del deterioro ya estaban allí. Si Dufka hubiese acudido a esa guerra, habría fotografiado con valor y calidad (como hizo en Centroamérica, Bosnia-Herzegovina y África) lo que sucedía debajo del iceberg (por el cartel del post: África en las noticias y el The New York Times y otros grandes periódicos anglosajones hubiesen tenido fotografías extraordinarias para sus primeras páginas.
Una foto, como del hombre con un agujero en la espalda caído sobre una valla en Sarajevo en agosto de 1995, tras el segundo bombardeo del mercado, es capaz de poner en marcha un mecanismo de respuesta. Sierra Leona no lo tuvo. Hay responsables de ese silencio.
En Sierra Leona, y Ruanda y en muchos otros lugares, no falló sólo la llamada comunidad internacional, fallamos los periodistas, los que dicen no interesa con una jarra de mal café inglés entre las manos y los que tienen miedo y también los que sólo miran presupuestos como si entre todos esos números estuviera la salvación de un oficio que se nutre de historias, de gente, de vida. La información no es una mercancía que se vende -verbo que se ha incrustado en el vocabulario de muchos-, la información libre es la base de la democracia. Eso es lo que está en juego: valores, ideas. Sin información solo hay una inmensa impunidad.
PD. Corinne Dufka dejó la agencia Reuters y el periodismo. Algo que benefició a África: es autora de extraordinarios informes para Human Rights Watch. Documentó con textos y fotografías el sufrimiento de Sierra Leona para que nadie pudiera decir nunca más No interesa.
Otro post genial, Ramón.
El problema es que aquello que solemos llamar la agenda setting de los medios es muy similar en todos los casos, por lo que el silencio es absoluto. Mientras los medios de comunicación los sigan dirigiendo empresarios que miran la realidad desde su confortable despacho, estamos perdidos.
Salud.
Me quito el sombrero de nuevo. Gracias Ramón
Hola Ramón:
Te debía un texto, el que adjunto, y unas pocas docenas de agradecimientos por algunas de las excelentes lecciones de oficio. Aquí corto y pego la lección de Lledó, Don Emilio:
“El medio no ha sido nunca el mensaje. El mensaje, el verdadero mensaje con el que se comunican los seres humanos, es inteligencia y pasión, verdad y falsedad, alegría y dolor, frustración y gozo, deseo y esperanza. Y eso, por ahora, no lo tienen las máquinas (…) Los medios se han perfeccionado tan extraordinariamente que la facilidad para utilizarlos ha hecho que el fluido de las palabras y las imágenes sea ya tan rápido que apenas tenemos tiempo para detener en ellos nuestros ojos. Gozosamente asentados en esa supuesta revolución, podría olvidarse que tal revolución no lo es en absoluto si por esos sorprendentes canales no pasa información real, no pasa la vida (…) El periodismo es, en buena parte, la plasmación en imágenes y en palabras de los latidos de la existencia, del pulso, acelerado o lento, de los días. Es una función de la vida, de unos ojos vivos, de una mente alerta. De ahí nace la información e, incluso, la noticia”.
Artículo completo en EL PAÍS (11 Mayo 2000)
Que maravilla de post. Solo la integridad de la post-data merece la lectura.
Gracias Ramón. Si algún día hago un blog tengo cuatro enlaces. Arcadi, S. Mc Coy, Aberrón y tú.
Necesitamos post como estos a Diario.
Pero sobre todo necesitamos, contagiar de ese espíritu maravilloso, de esa sensibilidad, para hacer honor a nuestra profesión.
Aunque particularmente estoy dando los primeros pasos me siento en total convergencia con usted.