A Bin Laden le preocupa Somalia
Thursday, 19 de March de 2009 por Ramón
A Osama Bin Laden no le gusta el nuevo presidente de Somalia, el jeque Sharif Sheij Ahmed, un islamista moderado que cuenta desde enero con el apoyo de EE UU y Etiopía, a pesar de que le combatieron en 2006 cuando dirigía la Unión de Tribunales Islámicos (UCI, en sus siglas en inglés). Bin Laden llama a su derrocamiento en una cinta grabada “por colaborar con el infiel”, es decir, la ONU, que trata de reconstruir un Estado inexistente desde 1991. Del caos surgen los piratas que atacan barcos en aguas internacionales y los grupos vinculados a Al Qaeda, como Al Shabab, milicia que domina la zona meridional del país y el sur de Mogadiscio.
A Washington le ha costado dos años y un cambio en la Casa Blanca (Barack Obama) para entender los matices: que la única forma de combatir a los radicales son los propios islamistas; ahora distingue entre buenos y malos. La reacción de Bin Laden demuestra que el envite es serio. Funcionó en Irak (cuando EE UU pactó con la insurgencia suní) y puede funcionar en Somalia y Afganistán. El objetivo es encontrar ojos que sepan quién es el enemigo.
Más en Somalia, la espiral del caos. Bin Laden llama al derrocamiento de los islamistas moderados en el país africano (19-03-2009)
En mi opinión, habría que definir qué significa “moderado” porque el término se ha convertido en un comodín muy útil y adaptable a conveniencia. En el caso de Irak, en ningún caso se pactó con islamistas moderados, sino con los jeques salafistas de al-Anbar, afines a Bin Laden, que se vendieron al mejor postor. El que colaboren con Estados Unidos a cambio de jugosas recompensas no los convierte en absoluto en moderados: sus ideas siguen siendo igual de extremistas. Y lo mismo es válido para la estrategia que se plantea en Afganistán: hablar de taliban moderados es un oxímoron, salvo que nos refiramos con “moderado” únicamente a menos beligerantes con la fuerzas de ocupación. ¿Acaso alguien cree que los jefes de al-Anbar y los taliban “moderados” van a promover políticas más progresistas, democráticas y aperturistas cuando se siguen manteniendo fieles a códigos tribales y patriarcales extremos?
Alastair Crooke escribía hace unos días un artículo muy ilustrativo, centrado en Hizbulá y Hamas pero aplicable a otros grupos, sobre qué se entiende por moderado y extremista y quién realmente lo es. Curiosamente, la realidad contradice el discurso de Occidente: a la hora de pactar, suelen optar por los salafistas o wahhabíes (saudíes, por ejemplo) y sus vástagos (muyahidin afganos). El caso más insultante es cuando se habla de países árabes moderadso para referirse a los sátrapas del Golfo o el Magreb.
Las alianzas tienen que ver con la voluntad de satisfacer intereses económicos y geoestratégicos de los futuros aliados, no con su moderación o extremismo.
http://www.opendemocracy.net/article/email/why-hamas-is-no-extremist
¿Se puede hablar de un gobierno “moderado” en Somalia y “extremista” en Gaza?
Un saludo