Ser un inútil desgasta
Friday, 4 de August de 2017 por Ramón
Soy un desastre en el bricolaje. No, hazme caso: un desastre faraónico. Una simple estantería de Ikea, cuatro tablas, me demanda tal esfuerzo mental que el cerebro se me queda en blanco, como el de los testigos de la Púnica.
Soy incapaz de trasladar la imagen de una pieza del papel a la realidad. Carezco de visión espacial. Me pasaba en el colegio con los supuestos test de inteligencia. Tras una sucesión de figuras geométricas tenía que averiguar la siguiente de la serie. No le dediqué un segundo. Rellenaba a boleo. En los dos test que realicé dejé al psicólogo confuso. No sabía si estaba ante un imbécil o un genio rebelde. Esa duda la vamos a resolver ahora.
Acabo de dedicar cerca de tres horas a sustituir dos cortinillas plisadas de velux que se habían roto. La del salón me ha llevado dos horas y media. Al principio los gatos corrían por la casa pensando que me había poseído Rafael Hernando. Después, se escondieron.
Hablé solo, blasfemé (no ha quedado un santo sin su porción escatológica), bramé y amenacé al velux con suicidarme ahí mismo en un rapto melancólico. Y el velux, ni caso; ni un, “oye, que no es para tanto”.
Como mis velux son antiguos no llevan incorporado el enganche de fábrica. En una bolsita había dos, uno para el lado derecho; otro para el izquierdo y una forma para colocarlo bien, con el ángulo adecuado. Disponía de los dibujos del prospecto. Todo a favor.
Pues, no. Fracasé en el primer intento, eché la culpa al vendedor, pero analicé, por si acaso, otras opciones. Miré en You Tube. Un samaritano salió a mi rescate en un inglés con acento del norte de Inglaterra. Gracias a él supe lo evidente: lo había puesto mal (fatal). Lo cambié de posición y seguía sin encajar. Probé la tercera y última posibilidad tras analizar las instrucciones y ver varias veces el vídeo. La tercera era la vencida.
Colocar las varillas laterales, que son dos y con la forma precisa para que encajen en un click, tuvo sus dificultades. La principal que en mi casa no se oyen los clics. Nana y Morgan observaban en la distancia, sin confiarse. Cada vez que se caía un tornillo al suelo ni se acercaban para jugar con él.
Tras poner las varillas hubo que encajar las cuerdecillas que sirven de rieles. Otra aventura: también había colocado mal las sujeciones. Cuando terminé, me temblaban las piernas.
Mi otro yo
“Bueno, lo has conseguido. Estarás orgulloso de ti, te has ahorrado 40 euros en un manitas”, dijo mi otro yo. Le miré de arriba abajo como se miran a los otros yo impertinentes. “No estoy contento, estoy agotado, me duele todo, he descubierto músculos y membranas en los dedos y las manos que ni sabía de su existencia, y tengo taquicardia”. El otro yo, que parece de Ciudadanos apuntándose todos los méritos, dijo, “anda que si no llego a estar”.
No me hace feliz confirmar lo que sé: soy un inútil con las manos, me falta paciencia. En esta frase de las manos he estado tentado de añadir un chiste picantón, pero tampoco estoy en edad de presumir. Esa es otra.
Pasados los espasmos, me reté, “¿ponemos el de la habitación?”. Los gatos me miraron con los ojos desorbitados. Decidí que era lo mejor para no olvidar lo aprendido. Tuve algún problema, pero lo logré en menos de veinte minutos.
Me acabo de regalar un vaso de ron Zacapa y un aplauso. Es verdad que los dedos siguen como morcillas de Burgos y la espalda parece la playa de Dunkerque, pero sentirse útil tiene su precio. Feliz fin de semana.
Qué consuelo, eres un manitas a mi lado. Soy una inútil para esas tareas, en parte voluntaria, porque hasta un cuadro me tienen que poner, suerte que me he aprovechado de amigos ” manitas” y de paso tomábamos cervezas o vino.
Creo que nunca he leído un folleto de instrucciones pero a mí favor diré que no guiso mal y me gusta
Admiro tu tesón , yo no hubiera tenido esa paciencia así que no queda otra que felicitarte porque lo conseguiste!
Yo creo que deberían enseñarnos a todos lo básico de electricidad, fontanería, montajes, mecánica de motor, etc. básicos para ser autosuficientes y no depender tanto, para pequeñas cosas, de otros. A mi me encantaría saber más de todos esos temas tan útiles y tener más habilidad y lógica, al menos para detectar el problema y saber a qué tipo de profesional tengo que llamar La verdad me gusta hacer este tipo de cosas, claro si son fáciles y no se necesita fuerza. La sección femenina tenía como objetivo que supiéramos cocinar y coser ropitas de bebé, quizás se debería haber llamado la Sección Masculina.
Por eso dicen (algunos) que vale la pena desgastarse haciendo algo útil (para la humanidad)… los inútiles se desgastan a ellos y a los que le rodean.
Y, por cierto, lo tuyo no es de inútil (tal como hablamos ahora), simplemente de “poco manitas”!
Hola, escribo para pedirte permiso para utilizar parcialmente tu artículo sobre los refugiados publicado recientemente en Infolibre.
Soy médico y trabajé como voluntaria independiente en Lesbos. Sigo intentando echar una mano, y sensibilizar a los que me rodean. Así que aprovechando las próximas fiestas de mi comarca, O Morrazo, estamos pensando en alguna acción sobre el tema.
Espero tu respuesta. Muchísimas gracias por el trabajo tan importante que hacéis los periodistas, yo acabé en Grecia gracias a vosotros.
Saludos,
Mariángeles
Cita la procedencia, y no hay problema, Ángeles
¡Por supuesto! Muchísimas gracias