El lector que tiró un libro
Sunday, 20 de September de 2015 por Ramón
Estuve el viernes en La Vorágine, una librería santanderina que se desborda en centro cultural y lugar de encuentros. Hablé de la crisis de los refugiados sirios, de sus causas y posibles efectos, de si la actual ola de solidaridad en Europa se quedará en paternalismo. No soy optimista, más por los dirigentes que por los ciudadanos.
Me remonté al pésimo diseño de la invasión estadounidense de Irak en 2003, más allá de las mentiras de las armas de destrucción masiva y de su ilegalidad, y a las catastróficas decisiones tomadas por Washington en mayo de ese año: disolución del Ejército y del Partido Baaz, que supusieron disolver el Estado de un país inventado tras el hundimiento otomano. También hablé de las primaveras árabes, de los errores de Occidente, sobre todo en Libia y Siria, más por torpeza que por conspiración, que también. Todo es discutible.
Un hombre del publico, un sirio, me interpeló desde casi el inicio de la charla. No le gustaba que dijera que el régimen de Basar el Asad era una dictadura. Esgrimía que había ganado elecciones. El hombre llevaba un ejemplar de mi libro El héroe inexistente entre las manos y, según dijo, un recorte de algo que había escrito.
El libro le debió gustar porque lo había comprado en su día (espero), pero no el articulo. Estaba nervioso. Me interrumpió varias veces, siempre en defensa de Asad. No esperó al final de la charla. En algún momento se levantó y se fue. Una mujer de La Vorágine me dijo que había tirado el libro al suelo en la salida. Me impactó el rechazo rotundo.
Hubiera preferido tomarme una cerveza, intercambiar opiniones, buscar puentes, quizá era del Real Madrid. Si después de todo seguía decidido a desprenderse del libro, se lo habría recomprado. Hay un mal extendido, que también me afecta: no haber discrepar. No es necesario aplastar al otro, convencerle. A veces solo consiste en expresar educadamente puntos de vista diferentes.
No conozco muchos lectores porque tampoco vendo demasiados libros (espero que cambie con el próximo). Si encima los empiezo a perder… ¡Estamos buenos! Feliz domingo.
Excelente anécdota, puede funcionar muy bien como parábola.
El fanático no discute, ya que está en otra dimensión. Pienso en el protagonista de Interstellar cuando está impedido de comunicarse con su hija por estar en un mundo n-dimensional…
El aspecto positivo del asunto es que se limitó a “tirar un libro”…
Y es muy difícil que las palabras penetren cuando existe esa situación y al final acabas tomándote la cerveza sólo y con sentimiento de impotencia. Es la vida!
Bueno, no es más que un signo de los tiempos convulsos y llenos de rencor en que vivimos. Aunque los libros ya se empezaron a maltratar o quemar hace muchos siglos. Aquí sigue habiendo gente defendiendo a Franco y somos Europa, lo mejor de lo mejor. Un acto quizás violento pero comprensible. No han pasado de moda los dictadores.
Quédate con lo importante, se había leido tu libro.
Es un tema muy delicado, sobre el que desde luego lo mejor sería tender puentes.
Hablando de libros y lectores, de intercambiar opiniones, perdón por la publicidad, pero por si a algun amigo del blog le interesa, os cuento que el miércoles 23 a las 19:00 presento libro en Madrid, c/Meléndez Valdés 52.