Primeras grietas en los muros que protegen la memoria antigua
Tuesday, 10 de January de 2017 por Ramón
Arrancó el año con un agitado Vista Alegre II en mi estómago. Ganó el sector que exigía vomitar. Vomitar nunca ha sido mi especialidad. Pasé el 1 en cama, colgado de un hilo. Una amiga budista aportó optimismo: “Eso significa que has echado todo lo malo de 2016; empiezas limpio”.
Este domingo, superadas las asamblea estomacales y las fiestas navideñas, visité a los tres Ramón Lobo difuntos: el padre, el abuelo y el bisabuelo. Al primero le puse flores rojas, ma non troppo; al segundo le saludé sin poder alcanzar la cuarta fila de nichos donde reposa junto a mi desalmada abuela Pilar. Al tercero le coloqué un ramo. Entre sus muchos colores había zonas que parecían la bandera republicana. Su camposanto está, a diferencia del de San Isidro, lleno de gatos. Al llegar había dos sobre la lápida. Escaparon al verme.
En un gesto almodovariano eché agua sobre la piedra para quitarle la suciedad y tomé prestado un cepillo. Me sentí bien, algo lorquiano.
Me resulta más fácil tratar con algunos muertos que con la mayoría de los vivos. De los que quedan, me importa sobre todo mi madre.
Este lunes fue extraordinario. Le hice la comida como cada lunes. Hablamos mucho. Salimos a ratos de los bucles y le expliqué algunas decisiones. Me preguntó qué había dicho su padre cuando me presentó en Inglaterra y tuve la inteligencia de responder que le gusté porque era su primer nieto. Creo que me había confundido con su marido.
Desde que se rompió el fémur hace tres meses, la enfermedad avanza. Aparecieron las primeras grietas en los muros que protegen la memoria antigua. Dentro de ese muro estamos nosotros, sus hijos, los nombres, los rostros, el anclaje. Cuando se abra un boquete, nos iremos por él.
En vez de vivir este proceso con desgarro, lo siento como un regalo, algo que podré recordar. No voy quedarme con una sola palabra callada, quiero sentir que estoy, que estamos en paz. Es un estado que matiza y reequilibra los recuerdos de la infancia, y que se extiende a mi padre, con quien estuve en guerra hasta que escribí Todos náufragos, hace un año.
No tengo problemas con la muerte ni con el dolor, para eso está la morfina, la maría y lo que haga falta. Tengo problemas con el deterioro, y más en una sociedad que se simula eterna, delgada y joven, que desprecia la edad, el defecto. Quizá este sea el último regalo de mi madre: enseñarme la dignidad y los límites de lo que estoy dispuesto a aceptar.
Hay un momento en la vida en el que el físico, al que nunca dediqué demasiado tiempo, deja paso a la mente, a todas las imágenes y voces almacenadas, a esa extraordinaria capacidad que tenemos de sentir e inventar. Estoy en la ruta adecuada, explorando los caminos hacia lo esencial.
Feliz día.
Me quedo con una frase para empezar el año … “estoy en la ruta adecuada”.
Vale, llevo dos copas de Ribera demás. No lo voy a negar. Mami ha tenido un día complicado, y yo necesitaba esparcimiento tras acostarla. Quizás sea por eso, sea como fuere, espero me lo acepte como eximente parcial, completa ó en absoluto…..
Los ancestros no son fáciles de llevar. Ni vivos ni muertos. Me he acordado de mi suegra. Pidió que sus cenizas se esparcieran en el mar Egeo donde había sido tan feliz con el amor de su vida. Sus dos hijos llevaron las cenizas de su madre con la intención de cumplir su último deseo a una ciudad del Egeo. El uno (el padre de mi hijo) porque era de Letras, el otro porque era de Ciencias, el caso es que no se les ocurrió otra idea que esparcir las cenizas desde la orilla de la misma playa. Lo de alquilar un bote, un barco, un velero y esparcir las cenizas en el mar propiamente dicho no se les ocurrio ni al de Ciencias ni al de Letras. Esparcieron las cenizas en la playa y las olas llas devolvieron mojando a ambos. Al regreso de la misión tuvieron que reconocer que las cenizas de su madre no yacían técnicamente en el Egeo, sino que se habían ido por el desagüe de un hotel en la playa del Egeo.
¡¡Qué dificil es ser hij@!! ¡¡Qué digicil es ser madre/padre!! Mi hijo ya me amenazó con diez años con esparcir mis cenizas en el cenicero de la tienda de souvenirs del valle pirenaico que me gustaría abonar. Sabe que odio las tiendas de souvenirs, y el cenicero le parecía un lugar adecuado ya que no he dejado de fumar.
yo tambien siento la ruta adecuada…
que será será…
el tiempo ya lo dirá.
… porque si amas amando en el amar
en el universo el hogar.
namasté familia
Hola Ramon,
Me gusto lo de los grietas en los muros de la memoria antigua, es una metafora que se ajusta perfectamente al estallido de esas pequenas burbujas con minusculos recuerdos de nuestro cerebro.
A la tumba de mi padre, cuando vuelvo a mi pais, voy a poner flores y a contarle a mi progenitor los avatares de la familia. Es como ponerle al dia de lo que va pasando con sus descendientes, lo que no creo que le agrade mucho porque cada vez hacemos menos meritos para ser ciudadanos de este mundo.
Mi madre pidio que espacieramos sus cenizas en un lago y nos costo un largo agno llegar alli a cumplir su deseo. Despues de eso, me es cada vez mas dificil mantenerla en la memoria. Quizas las flores y el hecho de ir a un determinado sitio, hacen que tenga la ilusion de una cierta cercania con mi padre.
Considerando la probabilidad de seguir alguna charla con mi hijo desde esa infinita nada, no quisiera que me cremen, pero en el pais en el que vivo la ley asi lo exige, asi que si no tengo la suerte de dejar mis huesitos en otro lugar, posiblemente terminare en un cenicero, como Afectada.
Ramon, despues de tantas decadas de vida, la busqueda de lo esencial es el camino adecuado, pero el miedo a esas grietas en la memoria hace que los apegos y los deseos continuen.
Saludos
PD. Perdonen la falta de acentos, pero es muy complicado ponerlos en este ordenador.
Este año el libro que más me han regalado ( 3 ejemplares !! ) es “Todos Naúfragos”. Como ya lo tenía y éstos han venido de otras ciudades, no los puedo cambiar y creo que los regalaré o los venderé como de segunda mano. Qué éxito con tu libro ¿no? tres nuevos lectores.