En busca de banco con las manos en alto
Friday, 6 de November de 2015 por Ramón
No me gustan los bancos: la esencia de su negocio se basa en el perjuicio de sus clientes. Los más hábiles lo hacen de manera sutil, no abusiva; los más estúpidos, sablean cargándose la credibilidad. Son tiempos en los que la credibilidad no cotiza al alza. Pesa más la gula del corto plato, el bono del directivo, la pasta gansa, el robo y la estafa.
Tenía mi dinero en el Barclays por aquello de que mi madre es inglesa. También compré un coche Rover, ya difunto. No puedo hacer más por el imperio de su (a veces) graciosa majestad. El Barclays, pese al asunto del Libor y sus oscuras raíces en África, era de los inteligentes. Me perjudicaba con una enorme elegancia y simpatía, sobre todos en los primeros años. Abrí cuenta en 1986 y me la cerraron en mayo porque el señor Jenkins, uno de esos listos-listillos de la City, decidió vender el banco a la Caixa. Le dedico mi desprecio eterno.
También tengo algo en ING. Nunca he padecido errores ni letras pequeñas. Me gusta que la matriz devolviera los 10.000 millones del euros que el Gobierno de Holanda le prestó tras el hundimiento de Lehman Brothers en 2008. En noviembre del año pasado, con unos meses de anticipación, terminaron de devolver el dinero al contribuyente y con intereses. Eso es un país serio.
En España hemos prestado de nuestros impuestos y derechos 94.753 millones, de los que el Estado -es decir nosotros- ha recuperado 3.589 millones, el 3,8%. No esperen mucho más.
Ya sé que no se deben tener más de 100.000 euros en el mismo banco. Ese es mi problema. Si sobrepaso (¡por poco!) esa cantidad es gracias al ERE de El País (se cumplem tres años el domingo; lo celebraré en la intimidad), no a mi habilidad.
No me gusta la Caixa, por lo menos la oficina que me tocado ni la de al lado. He investigado Triodos; me echa para atrás el rollo de la Antroposofía. También he mirado EVO Bank, pero se dispone a despedir más trabajadores y cerrar sucursales. Destarto BBVA, que ya tuve con ellos la hipoteca y fue suficiente, y Santander. El Deutsche Bank puede emitir en cualquier momento toxicidad como VW y la sucursal más próxima a mi casa parece sacada del túnel del tiempo. Está la opción de Bankinter aunque me echa atrás que fuera presidente Jaime Botín. Es decir, un lío.
Tengo dos tentaciones: seguir como estoy en la Caixa y ponerme una pinza en la nariz o llevarme todo a ING sin importarme el tope de los 100.000. También hay una tercera, la buena: gastar el exceso. Se admiten consejos. Feliz día.
Abra una cuenta en evo bank y meta el sobrante. O vuelva a viajar y compartalo. O regaleme su nuevo libro con ese dinero 😉
El mejor es Bankia, atienden de maravilla, las oficinas son de lujo, donde voy el director ya no tiene despacho, nos ha costado el oro y el moro pero han dejado un banco modélico, que además dicen es de todos, espero no se malvenda. Nos quieren hacer creer que ya se robó todo lo que había que robar, es más eficaz prevenir nuevas tropelías que marear la perdiz con las que no tienen remedio
No creo que nadie, ni los propios capos de la banca, puedan informar sobre qué entidad es más segura o eficiente de cara al cliente. Si supieran tanto no los pillarían en tantas fechorías. Seguiran haciendo lo mismo. Una gran parte del dinero que mueven es negro y procedente de manos sospechosas, tan negro como lo son sus clientes en este mundo lleno de testaferros. Creo que tenemos muy malos compañeros de viaje financiero.
Consejo?. Gasta y ahorra con equilibrio, en la misma medida. Hay cosas que ahora serían un placer y que dentro de unos años igual ya no te apetece hacer. Así que diversifica, en lugar de trabajar con muchas entidades, gasta en ocio. El futuro no es real, el presente sí. En el futuro además, si dependemos de que nos cuiden nunca nos llegará para estar muchos años en una residencia con excelentes cuidados, hoy en día a 4.000 euros el mes.
Yo también soy una clienta huérfana del Barclays y por tanto forzada a ser clienta de la Caixa, aunque ya lo era pero en menor medida. Al menos no han cambiado mi oficina y siguen dos empleadas con las que tenía una cierta complicidad.
Estoy de acuerdo contigo, el estilo y la estética cuenta. Ya no sé si somos clientes de una entidad financiera potente, que lo es, o además de una entidad que financiará la independencia o al PP, como ha hecho con la mayoria de partidos. Ni tan siquiera se puede elegir ya con quien trabajar. Sin la información necesaria que nunca nos llegará, no somos libres para cambiar de entidad con criterio.
De todo esto tiene la culpa Mariano y la reforma laboral. Si no, seguiría ‘pelao’ y sin problemas de topes.
¿No te planteas poner parte de tu dinero en banca ética? Coop57 para los ahorrillos, que ayudaran a la Economía Social, y la cuenta corriente en Fiare. Por los ejemplos que has puesto, la rentabilidad no es un motivo de peso. Quizas seguir con algo en una oficina de confianza, puesto que ambos casos, oficinas las justas 😉