Noches de mal dormir y una recomendación
Sunday, 11 de October de 2015 por Ramón
Los domingos de radio duermo mal: inquieto, ligero, entre sobesaltos y, a veces, como hoy, sin sueño a las cuatro de la mañana. El cuerpo me pide más descanso, pero la cabeza se ha puesto en marcha. Es el miedo a que alguna hecatombe tecnológica impida el sonido del despertador. Me sucede antes de un viaje.
Acabo de terminar La calle del muro (Click ediciones) de Antonio Lafuente. Es el tercer libro que leo en la tableta. Prefiero el papel, pero en este caso la versión electrónica es la única disponible. Antonio es mi amigo y la persona que me va a dar cobijo en Nueva York en las próximas dos semanas. Así que no esperéis que me la juegue en una critica despiadada. El libro me ha gustado. Tiene algunos peros, pocos, y un final trepidante y magnífico que me ha dejado un gran sabor de boca y el convencimiento de que en Antonio hay un escritor.
El asesinato de un ejecutivo español en Mesón de Paredes nos lleva al mundo más turbio de las finanzas internacionales: del casino en el que se han convertido desde la desregulación promovida por Ronald Reagan y Margaret Thatcher. El libro me ha generado muchas imágenes que me han ido acompañando en la lectura. Uno de los personajes, Patt Mann, el hombre más rico, me recuerda a Jeremy Irons en Margin Call. “Yo no sé mucho de esto, me pagan para saber cuándo se va a parar la música”, dice el personaje de Irons. El asunto de fondo no es la economía, generar riqueza, sino ganar millones a espuertas.
Antonio nos muestra ese mundo cínico y sin ética que ha logrado imponerse disfrazado en dos ficciones: “el mercado”, “los inversores”, que no dejan de ser especuladores, ludópatas que han cambiado las cartas por los derivados, la ruleta por los futuros. El libro es una visión de ese mundo descarnado en el que vivimos, en el que las urnas y los gobiernos elegidos están de camino de convertirse en la tercera ficción. Me gusta su personaje central: Dolores Amado.
Los finales son esenciales. En su libro La calle del muro, Antonio tenía varios; elige el mejor, el que eleva el libro. No voy a decir nada más porque no sé escribir crtiticas literarias y odio que me cuenten el argumento de un libro o una película. Necesito la sorpresa, el descubrimiento.
Quizá sea la indignación lo que no me ha dejado dormir y no el miedo infantil a que falle el despertador. Escribo sentado en sofá con Nana pegada en el brazo. Por su postura de derrumbe deduzco que ella también ha tenido una mala noche.
John Lennon, 70 años; Madrid, llueve. Feliz día.
La lluvia, una forma barata de limpiar un poco la ciudad y la atmósfera.
Pues yo ayer tardaba tanto en dormir que me puse la radio con los auriculares y esta madrugada algún sonido más alto de la cuenta de la emisora donde estaba me ha despertado. Así que me dormí y me he despertado con la radio. Pero eso me ha permitido oir tu intervención en la SER a unas horas que no suelo estar despierta y menos un domingo. Poco dormir pero final feliz.
Después han hablado del tema de la financiación de la ciencia y la investigación y he pensado que en España además de todos los problemas de mentalidad que tenemos y de nuestro patriotismo hay muy pocos ricos que destinen dinero a estos menesteres, a las universidades, a ONG, me refiero a particulares estos, repito, grandes patriotas, que tienen dos yates (que horterada) y no se les ocurre otra cosa que llevarse fuera el dinero. Además ellos que son tan amigos de que todo se haga desde lo privado y no lo público. Y su dinero mientras improductivo, quieto como ellos, en bienes y patrimonio que conservan gracias a las ayudas y subvenciones de los demás.