Diluvian silencios
Monday, 21 de July de 2014 por Ramón
En un mundo de ruidos, bullicios, bocinas y gritos, el silencio es un paraíso. Hay silencios musicados como el que vivo ahora con los cascos puestos y Red Hot Chili Peppers al otro lado, metidos en el ordenador. Son silencios cantados que ayudan a disimular otros silencios, los de la ausencia de palabras y de personas. Son ya 40 horas sin hablar con nadie; bueno, solo con la gata Nana que me maúlla reclamando juego y cariño.
Estar en silencio durante un tiempo es un ejercicio de saludable higiene personal, un intento de ponerme en contacto conmigo mismo, de aprender de los errores y de los aciertos. Hay silencios elegidos, silencios impuestos y silencios diluviados. En un rato me ducharé, pasaré por la librería de cabecera a pronunciar las primeras palabras de la semana y subiré al metro en dirección a la casa de mi madre. Allí me espera ella y su necesidad de hablar sin parar. Es su forma de protegerse de la soledad.
Feliz día.
Afortunado eres que tienes mamá. Saludos.
ELISA, y yo añadiría: afortunada su mamá. jeje
Tus sabios escritos suelen ser un bálsamo para mí en estos tiempos oscuros. O no tanto: el Servicio Andaluz de Salud ha tenido a bien regalarme un tratamiento costosísimo para una enfermedad crónica para la que no existe cura hasta ahora, pero que la deja dormida solo con una infusión en vena cada tres o cuatro meses. Adoro ese hospital y a sus profesionales, desde sus magníficos médicos titulares hasta el celador que te acompaña con alegría y conversación a una prueba, y a la vuelta te espera con una sonrisa y se interesa por ti como si fuéramos buenos amigos. Rescatad toda esperanza.
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Gracias Ramón.