Otra vez el cuento de los brotes verdes
Monday, 2 de December de 2013 por Ramón
El Gobierno vende la salida de la crisis; otra vez brotes verdes. Cada aparición, una consigna ante un público atónito, mudo, hundido en el fango. Cospedal, siempre tan pizpireta, va más lejos que nadie y anuncia una subida de dos puntos en el PIB. No aporta datos, solo imaginaciones, pero da igual, la ocurrencia se convierte en titular. Este Gobierno es experto: sabe decir cosas que se transforman en realidad mediática aunque no exista realidad que lo justifique. Así funcionan una parte de los medios de comunicación que dejaron de ser útiles a los ciudadanos. Se sostienen porque son útiles al Gobierno (y a los bancos, claro).
Venden salida de la crisis para ponerse medallas: “Este es el Gobierno que ha traído más progreso a la humanidad”. Eso dijo Ana Botella. Más que la Grecia de Pericles, Platón, Aristóteles y Sócrates, más que la Roma de las artes, más que la China de la seda, más que el islam refinado de Córdoba, más que las revoluciones industriales, francesa y estadounidense, más que Fleming, Einstein y Gutenberg y todos los sabios e inventores juntos. Hay boberías que deberían estar penadas, al menos con la dimisión.
Tener líderes así nos reduce; de alguna forma no somos mejores que ellos, nacen de la sociedad en la que vivimos, son consecuencia de los defectos generales.
Nos hablan de salida de la crisis porque Bill Gates ha invertido en una importante constructora y no se cuántos fondos de inversión, muchos de ellos buitres, han posado sus ojos sobre las gangas españolas. Esas gangas surgen en su gran mayoría del hundimiento salarial, de los ERE, del miedo.
El PIB ha crecido un 0.1% y el paro parece detener su alza. Hay sensaciones de que la caída en el abismo se ha detenido. Las sensaciones no son todavía hechos, son sensaciones que sirven para la economía especulativa, que nunca dejó de estar despierta, pero no para la productiva.
Dejar de caer no es igual que salir del agujero. Para salir de verdad, para que lo notemos, serán necesarios varios años de buena marcha. Y después habrá que mirarse los bolsillos, comprobar el precio que hemos pagado para que todo siga igual: los mangantes, mangando; los demás, obedeciendo.
El Gobierno no habla de los inmigrantes que volvieron a casa, que prefrieron las crisis de los países de los que escaparon a la crisis del de acogida (explotación). Son los que ayudan a maquillar las estadísticas del INEM. No se habla tampoco de la calidad del empleo, los contratos basura, la brutal caída de los salarios de los trabajadores, que no de los directivos, que para ellos nunca hubo crisis. No se habla de la pérdida de las privatizaciones salvajes, de los mejunjes.
Tampoco de la corrupción generalizada y su impunidad añadida, verdaderos lastres para la economía que devoran miles de millones de euros al año.
España no es un país para jóvenes emprendedores, ni para cuarentones y cincuentones que perdieron el empleo, ni para pensionistas. Solo es un país para amiguitos del alma, para aprovechados. Mi esperanza es que debajo de esta losa bulle una energía descomunal, ganas de hacer cosas, alegría. Se llama sociedad civil. A ver si despierta de una vez cuando llegue la primavera. Feliz semana.
Sí, hay sociedad civil que tiene que aprender que ya nada será como ellos creían que era, que tienen que descubrir sentimientos de solidaridad y lucha para el progreso y para evitar el desmantelamiento. Ana Botella da vergüenza ajena cada vez que comparece. Es una advenediza de libro.
La sociedad civil ha quedado demasiado tocada y demasiado concienciada de que poco puede hacer, de que sólo 4 mandan, a los que no conocen, pero que tienen a los políticos para legislar a su favor y que en los puestos claves de empresas y Administraciones están todos sus amigos, familiares y beneficiados y, por tanto, en deuda de por vida. Es un mundo pequeño hecho a la medida de este grupo al que le suele ir bien tanto si el país prospera como si retrocede. Estos decidirán hasta dónde nos dejarán soñar, a qué podremos aspirar, cuántos límites más pondrán a nuestra libertad. Qué mejoras notaremos los ciudadanos si el país va mejor? . Malos tiempos para las ilusiones y para lo que queda de democracia.
Y a los que mencionas en el post, patéticos, esclavos a su vez tanto de sus torpezas como de su amo.