Regresamos al franquismo de las excusas
Thursday, 2 de August de 2012 por Ramón
Hemos recuperado lo más granado de las viejas tradiciones hispanas: el enemigo exterior, la conspiranoia, los árbitros nos tienen manía, la pérfida Albión. Eran banderas enarboladas en el franquismo tardío, el que yo viví, hijas de aquel “que inventen ellos” que tanto ha lastrado a este país.
Inmersos en gallardonadas, zarandeados por la sandez supina con la que se expresan algunos preclaros, como el tal Juan Cotino, presidente de unas Cortes Valencianas en las que los imputados formarían el tercer grupo parlamentario en número, que no en inteligencia, las excusas se han extraviado de siglo. Se han confundido con el tono del ambiente político y se creen que estamos en 1974, con el enano del Pardo (Casona dixit) sin flebitis, en un Cuéntame cómo no pasó. El tal Cotino, un lince de la Obra de Dios, propone enseñar la ecografía del feto a cada mujer que desee abortar. Este hombre cobra de los impuestos de todos.
La transición no fue un pacto entre iguales, fue una dejación histórica, una renuncia por la que aún penamos. Debió formarse una Comisión de la Verdad y de la Reconciliación. Debió crearse un organismo destinado a recuperar los cuerpos de los más de 100.000 desaparecidos. Debió depurarse a los torturadores más notorios. Debió exigirse que el primer Parlamento democrático condenase la dictadura como hoy se condena a Bachar el Asad.
Nunca he deseado juicios ni persecuciones, pero sí quiero saber la verdad, los excesos de todos para que nadie los repita. Para educar una sociedad en los hechos no en los mitos y leyendas, en la propaganda. Necesitábamos la verdad, ese gesto en el saber, para regenerar un país corrompido por 40 años de dictadura y un siglo XIX deplorable en el que la Iglesia, la Corte y los terratenientes representaron la España negra que aún pervive. Tendríamos otra derecha, como la catalana que es más presentable. Tendríamos otra izquierda, menos sectaria y dogmática.
Mireia Belmonte ha supuesto un soplo de modernidad en medio del tedio. No han acabado los JJOO y habrá que esperar hasta el final para sacar conclusiones. Me imagino a Wert, otro que tal baila, con dos discursos: uno sacando pecho de loro; otro, culpando a la herencia.
Y me imagino a Rajoy pegado a la televisión, con varios aparatos y mandos a distancia, sin perderse detalle, de sol a sol. Mientras que el iluso de Mario Monti habla con Merkel y Obama por teléfono, viaja a París y Helsinki (hoy estará en Madrid) para evitar el rescate de Italia, el bueno de Mariano El Pausado espera tranquilo a que caigan las medallas en el saco de España, baje la prima de riesgo, se aparezca la virgen de Lourdes, que la de Fátima está intervenida por portuguesa, y pueda emerger del sótano antiatómico de La Moncloa con el mejor de sus tics de ojos y decir: “España va bien”.
Todo es deprimente. La “España oscurantista” sigue ostentando la medalla de oro. ¿Para qué ganar más medallas? Y ojo a los todavía ilusos, ingenuos y bien pensantes; dentro de 4 años tendremos nuevo presidente: Tutangallardón. Y si no… Tiempo al tiempo.
¡Lástima de País!
Saludos…
Buenos días :
Perfecta crónica. Pero en cuatro años espero, ilusa de mí, que se mueva el paisaje. Que sea más luminoso 😉
Hubo reforma del ejército, hubo reforma política… pero ahí está intacta nuestra Justicia, con señores que hicieron la guerra en los altos tribunales. El problema de España es económico, cultural, político… pero por encima de todo, es un problema de Justicia.