El hundimiento del Titánic
Tuesday, 6 de March de 2012 por Ramón
Viajo en un Titánic en el que están los pasajeros revueltos. La mayoría charla, juega a las cartas, proyecta su futuro. El barco está encorvado, grita a su manera, muge, llora con cada grado de inclinación. Nadie parece darse cuenta de que hemos chocado con iceberg enorme llamado Inutilidad. Se lo comento al sobrecargo. Me dice entre cuchicheos que no tiene importancia, que se trata solo de un rasguño, una ligera caída en las ventas trimestrales.
No veo a Di Caprio en proa agarrado a la cintura de Kate Winslet. El barco que parecía eterno no deja de inclinarse. Corre el agua por cubierta, inunda los camarotes, el salón de baile. Los pilotos al mando parecen no saber qué hacer, improvisan soluciones mientras beben champagne. Son desembarcadores de Normandía con los fusiles al revés.
Me cruzo con una señora vestida de negro. Dice que se ha puesto de luto para ceremoniar su muerte. Es la única que se da cuenta de la gravedad de nuestra situación. Me cuenta cómo será el hundimiento, el frío del agua que nos matará de congelamiento, los cientos de muertos buceando como estatuas. Me habla de los pasajeros de primera encaramados en los botes que salvan su vida. “En ellos irán banqueros, constructores, paniguados, corruptos, la creme de la creme de la sociedad”. Le pregunto por qué sabe tantas cosas del final del Titánic. “Vi la película”, responde. “Entonces sabrá que podemos estar tranquilos hasta que aparezca la orquesta. La orquesta será el aviso, la última alerta”. La mujer se desterminalla, se limpia las lágrimas con un pañuelo enlutado. “La orquesta no aparecerá nunca, los ricos de los botes los han despedido”. “No creo que suceda así; no es lo que está escrito en el guión. Ademas, ¿para qué despedir a un casi muerto? ¡Es un desperdicio de dinero!”. La mujer me toma la mano entre las suyas. “No entiende nada, querido, no entiende nada, lo que quieren quitarnos es el derecho a morir con dignidad”.
Ni tampoco nos dejan vivir con dignidad. In-dignados!
Mi hija, con dieciseis años, me dijo: “papa, estoy estudiando para tener un trabajo sin derechos”.
Así es Lobo, nosotros ya llevamos tiempo comentándolo entre los compañeros, trabajamos en el Titanic y ya veremos como morimos cada uno de nosotros…
Un abrazo fuerte.
Aysch!! ¿no cabe otro final? ¿no va a haber helicópteros, barcos cortahielos que vengan a salvarnos? 🙁 es que yo soy muy peliculera… ¿nadie? ¿ni superman? ¿¿nada de nada?, pues ¡¡que suene la música!!, sí, nos salvará la música ¡¡gracias por el concerto!! 🙂
Yo también espero la orquesta, pero me da a mi que llevamos puesto un Titánic de “low cost” y no estaba prevista en el contrato…
nos estamos enfriando cual planeta tierra…
a este paso ya no nos queda ni paris.
namaste amor, te amo