Mi primero regalo se llama Bosnia
Saturday, 24 de December de 2011 por Ramón
Día de soledad: paseos sin rumbo y silencio. No importaron los ruidos, porque no escuché ninguno. Iba caminante en otras direcciones; algunas curvadas, otras rectas ma non tropo. La Navidad, con su exagerada alegría, me produce saudade de otoño y de infancia. Me encanta esa palabra; es rebelde, resistente, no se deja intimidar ni encerrar en una traducción. Saudade suda de ausencia, de falta de mar o montaña, de voces amigas. Saudade dicha así, despaciosamente.
Al entrar en casa descubrí un regalo: música caída de otro planeta. Es de Evanescense, habla de cansancios: un piano sin dedos, un hombre cabizbajo y una mujer caminante sobre aguas-estanque. Es hermosa, pero multiplica saudades aunque después las mece. El vídeo está rodado en una ciudad en paz, pero me sumerge en Sarajevo: el juego de los niños, una foto de Gervasio Sánchez que llevo en el alma, un muro agujereado por las balas y el odio. No es, pero huele a Bosnia, no a toda Bosnia, solo a un recuerdo. No sé qué me sucede pero últimamente todo me recueda a Bosnia, al tiempo ido, a los fracasos, al día que pisé Sarajevo en guerra por primera vez, al día en que nací por segunda vez para vivir otras vidas; esta y las regaladas: todas las personas con las que me crucé.
Gracias. Feliz Navidad.
Bosnia es un regalo.