Por qué hemos perdido la guerra
Tuesday, 20 de September de 2011 por Ramón
Han matado a Rabbani, expresidente afgano y supuesto negociador de la paz con los talibanes. Afganistán es un teatro de la política internacional en el que mueren personas reales, muchos afganos, otros estadounidenses. Es una rémora de la Admistración Bush y de su guerra contra el terror con las armas del terror duplicado. Es un efecto colateral del 11-S, un ataque brutal que dura 10 años y que además de devorar vidas, como la de Rabbani ahora, devora derechos políticos; exige renuncias de libertades en aras de la seguridad mientras que afloran los negocios privados, los pelotazos globales, los sinvergüenzas.
Ya sin derechos, con unas democracias mermadas, recortadas, que dedican más esfuerzo al boato electoral que a profundizar en los derechos y deberes de los ciudadanos reducidos a consumidores. Cuando crece el boato, cuando los imperios y los dioses necesitan de la exageración de su poder para asustar, es un síntoma de su declive, de su caída, del hundimiento.
Tras triturar decenas de derechos políticos con la complicidad de los silenciosos, del miedo, llegó la crisis económica que amenaza con ser doble. Esta nace del expolio sistemático provocado por la desregulación, del vale todo si es para los míos, y del trillón de dólares que se han dejado en el camino los guerreros del antifaz. La crisis es otro atentado terrorista; devora puestos de trabajos, salud y escuela; devora sobre todo el futuro de millones y amenaza con tragarse todos los derechos laborales y avances sociales por los que lucharon generaciones. Esos derechos son la democracia, su esencia, no el voto en lista cerrada.
El atentado contra Rabbani es la demostración de que la guerra de Afganistán no se puede ganar porque ya la hemos perdido desde hace años. La perdimos cuando levantamos Guantánamos, Abu Gharibs y Bagrams, los agujeros negros de nuestros valores, donde se ha torturado. Hemos perdido la guerra porque hemos perdido el rumbo, el norte, lo que éramos.
Excelente, Ramón.
Siempre me he preguntado si, alguna vez en mi vida, seré capaz de escribir como tú (y otros/as, por supuesto). Es un don con el que sueño a veces. Felicidades por tu blog. Desde que aceptaste mi amistad en facebook (eres amigo de Maruja) te leo, aprendo y disfruto. Por cierto, con la canción me ganaste. Mis raíces, y algunas ramas todavía, siguen en la Sierra de Cazorla. Y, cómo ya te puedes imaginar, crecí con esta canción.
Saludos afectuosos.
Lou.
si la humanidad te escuchase…
solo con estas breves palabras…
te amo viejo lobo
P.D.
NAMASTE
“Teatro de la política internacional” uno de los tantos: La Guerra a Afganistán tiene un poco de pasional causada por la herida profunda del 11/S, lo que en su momento hizo olvidar el daño que podrían sufrir los inocentes, que frente a una guerra jamás deseada y de la que no son los provocadores terminan siendo las víctimas.
El odio o la ambición en una guerra hace perder a los países la capacidad de ser humanos, de darse cuenta que una guerra más que ganar significa perder aquellos valores éticos que nos harían vivir en paz.
Me quedo con la frase final:
Hemos perdido la guerra porque hemos perdido el rumbo, el norte, lo que éramos.
Feliz de leerle siempre.
Gracias.
Ánimos y Saludos.
Tu articulo mezcla pocas verdades y muchas falsedades. El terror hay que combatirlo con todas las fuerzas, incluidad la Guerra. Eso no es terrorismo es defenderse. En Afganistan aunque muy pocos, hoy hay mas derechos politicos que cuando lo Talibanes, por lo que no se han devorado, sino instaurado. Por otro lado las regulaciones matan la inversion, la creatividad y la innovacion, pregunta en los paises socialistas. Y los derechos laborales y sociales cuando son ilogicos, desmedidos y populistas, lleva a los paises a la bancarrota, pregunta en Grecia. Una cosa si en cierta la guerra esta perdida porque los politicos Afganos son corruptos e incapaces.
Sabias palabras.
“La credibilidad de Estados Unidos en particular y occidente en general está debilitada, por la propia traición a ideas fundamentales en su evolución histórica. La contradicción con el ideal humanista heredado de la Ilustración, la relativización de los Derechos Humanos dependiendo del “interés nacional” y el enfoque realista de las relaciones internacionales centrado en el interés geoestratégico por encima de valores universales impiden la existencia de un sistema más humano y enriquecedor tal y como analiza Amin Maalouf en su libro El desajuste del mundo.
El doble rasero aplicado en las intervenciones militares es una buena muestra de estos conflictos existentes.”
http://destelloshumanos.blogspot.com/2011/07/escribo-este-texto-frente-un-termometro.html