La asamblea de la asamblea
Sunday, 29 de May de 2011 por Ramón
Hoy he participado en una asamblea conmigo mismo en el salón de mi casa. Tenía que decidir si levantaba el campamento de mi protesta interior, allá en el fondo del estómago donde se cuecen las cosas que se cuecen. Mi otro yo quiere quedarse, hinchar globos y hacer teatro estomacal. Se ha hecho la ilusión de que tiene casa, se alimenta de sopa boba y duerme en comandita. Mi primer yo, es decir, yo, el que escribe, quiere levantar la tienda e irse a los barrios, allá por las rodillas, los dedos de la mano y los ojos para expandir el malestar, mejor: para escuchar el malestar de la sociedad y convertirlo en una plataforma de cambio político real para 2012. Ahora votamos qué es lo que vamos a votar. Un lío.
No creo en la dictadura ni en el despotismo ilustrado ni en la infalibilidad del Papa; tampoco creo la infalibilidad de dios ni en que un número más o menos numeroso de personas sea capaz de alcanzar decisiones sensatas en grupo. El grupo, idotiza, iguala, baja el nivel. El más tonto habla tan alto como el más listo. Al más listo se le entiende peor que al más tonto. Si hay muchos tontos nadie se acuerda de lo dijo el listo. Sucede en la Puerta del Sol; también, en el Congreso
El 15M tiene dos vías: concretar sus propuestas, crecer en lejos del centro y en la Red y ser original, audaz, o transformarse en un movimiento okupa de esos en los que el otro mundo sin duda no es posible. El consejero policial de la Generalitat debe ser muy bobo o listo, a veces es una cuestión de matiz, porque antes de la redada de los entusiastas mossos el plan era levantar la plaza el domingo, es decir hoy. Los palos no mejoran el pensamiento colectivo. Mi otro yo quiere bulla. Mi yo, el que escribe, quiere cambio.
Una acampada eternizada creo que no va a solucionar aquello que se pide, motivos de protesta tienen, está clarísimo, pero el modo de solucionar esos problemas es lo que no veo que esté tan claro. En mi forma de entender esto creo que ya sería un éxito si las formaciones políticas (las actuales u otras que surgieran de este movimiento) recogieran el sentir de la calle y le dieran cauce por los caminos establecidos, pero me temo, por lo que he visto, que una gran parte de los acampados no se conforman con esto, e insito, no se qué camino es el que quieren que la sociedad tome para alcanzar esos objetivos.
La idea no es que la acampada se eternice. Probablemente esta sea su última semana. Ayer tenía muy clara la necesidad de levantar el campamento, dejar un punto de información e infraestructura y que la Puerta del Sol siguiera siendo la clave de las asambleas generales y las concentraciones. Después de estar en la asamblea, que acabó a las 00.10, no se alcanzó un consenso y entendí por qué había gente que insistía en que había que quedarse. Después de que Plaza Catalunya decidiera quedarse y en París se gasease a los acampados en la Bastilla no era el momento de levantar el campamento. Había calidad, respeto e inteligencia en las intervenciones de la gente. Qué mala suerte para las instituciones que los “indignados” no sean unos descerebrados dispuestos a liarla sino una generación muy bien preparada que ha sido excluida de este sistema. Lo más emotivo fue la intervención de una chica de Cáceres y un chico de Donosti pidiendo a Sol que permaneciese porque era el referente, el espejo en el que todos los demás se estaban mirando. Ayer no era el día para decidir levantar el campamento, pero había que estar allí para entenderlo. Se agradecen todas las muestras de apoyo, pero esto es algo que nos afecta a todos. Muchos lo han entendido y están ahí, pero es importante que se deje de apoyar a los “indignados” y se empiece a formar parte del movimiento. No hay que esperar a que nos toque porque, tarde o temprano, nos va a tocar.
Un saludo.
Buena reflexión, Ramón.
Creo que la gran mayoría de personas que seguimos este movimiento hemos pensado lo mismo. Yo creo que hay que saber dar un paso atrás para tomar impulso y no esperar a que se desgaste el movimiento. Veo necesario que de Sol salgan propuestas claras, de consenso fácil y que sean entendidas y aceptadas por una mayoría ciudadana. Algo relativo a la ley electoral, la corrupción política, los rescates bancarios y el control a los políticos. Todo lo que no vaya en esa linea creo que va a fracasar.
Lobo, creo que desde fuera siempre vemos las cosas con cierta distancia, escaso apasionamiento y una claridad pasmosa. Así que repetimos los mismos errores, decirles a los otros lo que deben hacer. Di una vuelta el día de las elecciones por la plaza de la indignación en la ciudad que habito, charlé a los 3 días con un viejo político de aquellos que no estuvo en Mayo del 68 pero que admite que aquel hecho marcó a una generación; y la verdad, como le dije, es que, a mi entender, lo de la “plaza”, a él, camino de los 70, y a mí, de los 50, nos pilla lejos. Habrá que dejar hablar a los jóvenes, esperar para saber a dónde van o dónde quieren ir y a partir de ahí, si es posible, sumar. Salud.
[…] Ramón Lobo – De asamblea en asamblea […]
Los acampados son gente joven, pero tanto en las asambleas generales, como en las comisiones, como en los barrios y pueblos está participando mucha gente de mediana y más avanzada edad. Cuando se habla de la precariedad laboral, del desempleo, de los desahucios o de la pérdida de poder adquisitivo, no son los jóvenes los únicos afectados. Por otro lado, creo que la edad más representada estaría entre la treintena y la cuarentena, no en la veintena precisamente. El “rescate” de Grecia tampoco lo van a pagar solo los jóvenes”. Nos pasamos la vida hablando de que “otro mundo es posible” y creo que es ahora cuando todos tenemos que dar un paso adelante y demostrarlo. Si no, los intelectuales de izquierdas corren el mismo peligro que los partidos socialdemócratas, quedar desconectados de la sociedad y acabar representando el “all talk, no action”, que al final, resulta tan hueco y vacío como el discurso político.
Gracias Mnur. Me gusta mucho como lo dices y el discurso en sí mismo. Supongo que eres joven ; podemos estar con vosotros pero os toca a los jóvenes la ACTUACIÓN; La energía cuenta , sabes? No es lo mismo tener 20, 30 que 60 .
Gracias María, estoy en esa generación “perdida” de la que habla Felipe González. Somos jóvenes para algunas cosas y viejos para muchas otras. Cada uno aporta lo que puede. Mi madre tiene casi 70 años y fue a la manifestación del 15M, ha ido varias veces a Sol y está en las asambleas del barrio. En realidad no es solo una cuestión de edad. Hay quien por una discapacidad, una enfermedad o por encontrarse a miles de kilómetros de aquí tampoco puede hacer todo lo que quisiera, pero contribuyen de la manera que les es posible. Hay un señor que debe de pasar los 80 que está en todas las asambleas de la comisión de Economía haciendo unas aportaciones muy lúcidas. Se trata de involucrarnos en la medida de nuestras posibilidades, pero es imprescindible que lo haga toda esa ciudadanía que comparte la necesidad de un cambio. Si no, este movimiento pasará a la Historia como otro mayo del 68.
Un saludo
La ciencia a comprobado que al hacer una introspectiva, nos hacemos mas listos…