El paseo con Clooney
Wednesday, 4 de May de 2011 por Ramón
Hoy me crucé con George Clooney. Venía de comprar nespressos. Le sorprendí en una acera, encogido, asustado, bajo un árbol aún no asesinado por el jardinero Gallardón, como si temiera la caída de un piano o una tormenta súbita. Me preguntó por John Malkovich. Le dije que era un buen actor que hacía de dios caprichosón en unos anuncios en los que salía verdadero Clooney y que no debía de preocuparse pues estábamos en un sueño.
Era un sueño porque me vi muy guapo a su lado. Me soprendió su altura y un tic que tiene al hablar: dice, mueve los ojos a la izquierda y ladea la cabeza en la misma dirección. Creo que es una expesión del estrés. A Mariano Rajoy le pasa en los ojos, pero él mueve a la derecha, o los mezcla si le conviene.
El Clooney de mi sueño tenía algo en común con el Clooney desoñado: cumplía 50 años. Le dí el bienvenida al club de la cincuentena y le desgrané algunas de las ventajas de la madurez. Se las dije sin vocales, para no darle pistas y ventajas. El sueño avanzó adherido como una sombra húmeda por la calle Fuencarral. No sé cuando se transformó en pesadilla para George. A tres manzanas de la Gran Vía le descubrí refunfuñón e incómodo: nadie le miraba, solo me veían a mí y me decían piropos adecuados a mi condición. Hasta los perros me miraba libidinosos.
Cuando desperté del sueño George no estaba pero sí una bolsa con 300 cápsulas de cafés fuertes a mi vera y John Malkovich a los pies de mi cama vestido de blanco-divino. Me sentí confuso: no sabía donde acababa un sueño y empezaba otro. Malkovich que debe de haber estudiado en alguna escuela económica de extorsión, de esas que son tan populares en estos tiempos, me quitó los nespressos de George, los mías y la cafetera completa. Protesté: “Esa máquina es mía”, dije envalentonado. Llamaron a la puerta de casa y aparecieron Tedy Bautista y Michel Platini. Me sacaron tarjeta roja por dudar y se llevaron los muebles del salón.
Cuando desperté del segundo sueño estaba a mi lado George Clooney vestido de productor. Me propuso un papel en la futura película sobre Osama bin Laden. No le entendí muy bien, pero al parecer quiere que sea el jefe de los Navy Seals. No me extrañó nada; es la primera consecuencia de nueva delgadez: parezco un tipo en forma y no en deforma. Ventajas del plan. Feliz jueves, el día que siempre está en el medio.
bestiaaaallll, me he reido muchisimo y me has alegrado la noche taaaaaan larga de estudio que me espera.
no hay nada como sonyar.
mi suenyo con gaddafi no te lo cuento. pero si es premonitorio, le augura desaparición.
Parece una película de Scorsese, podría ser Buenos Muchachos.
Todavía estoy en miércoles, gracias a las 5 horas de diferencia con Europa,
pero dentro de unas horas estoy en el bendito jueves. Lo mismo buen jueves.
[…] Ramón Lobo, muchas gracias por soñarme, pero no te hagas el chulo o te mando a la Clinton con los brazos en jarras. Firmado: […]
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Ramón, muy grande tu sueño y tu sentido del humor. Hoy hace un precioso día en Madrid
Un abrazo
Raúl
Me río. Cuando escribes así, veo perfectamente tus narraciones en “cortos” de cine. Muy bueno. ¡lástima de vocación frustrada la mía! la foto-cinematografía.
Saludos…