Maletas y sabores en el tren de regreso
Monday, 20 de September de 2010 por Ramón
Tren de regreso. Vagón vacío. Somos tres pasajeros. No sé si es la crisis o existen recorridos que casi nadie hace, los off-off, como en los otros Broadway. Vivimos en manada y en manada nos movemos. Hay un miedo atávico a la soledad porque sabemos que se muere en ella. Hay viajes en los que sobran las maletas porque las cosas que valen la pena no se guardan en cajas ni en compartimentos. Son sensaciones, sentimientos, memorias, canciones que bullen alimentándose de ti y alimentándote. Creciéndo desde lo más profundo y multiplicándose en una forma de vida mejor, más ancha y profunda. Viajo con Miguel Ríos en la retina y en los oídos, junto a su carrera, larga y honesta. Viajo con José Antonio Labordeta en el corazón y en la mochila. Me gusta la gente digna porque me recuerda que existen valores que defiendo y merece la pena defender aunque me salga de la manada. Valores que son faros en un mundo de indignidades y ventas personales. Viajo lleno de olores y sabores. En las manos, dentro de la boca del lobo, donde compiten con un aceptable desayuno de Renfe. Viajo con el tiempo revuelto, revolvío como dicen en Andalucía, de atrás pa’lante y al revés en un juego de niñas, el tejo se llama, que trae loco a mi calendario y no menos a mi cabeza. Pese a los excesos gastronómicos y alcohólicos del fin de semana, la báscula ha sido generosa esta mañana. Me encantan las básculas que saben comerse kilos, esconderlos en un pliegue, solo por darme una alegría y animarme a no dejar el gimnasio. Si esto sigue así para marzo alquilaré mi vientre, no para parir como hasta ahora por su exceso de perímetro, sino para que restreguen la ropa sobre mis abdominales. Quizá esto sea una exageración de las grandes, pero mientras llega la realidad con sus rebajas ya me veo como Cristiano y Forlán.
Lo verdaderamente importante hay que guardarlo en el corazón. No hay mejor maleta. Y en esta mañana de lunes te propongo una película que me ha gustado mucho El americano. Si vas a verla espero que te guste tanto como a mi.
Un abrazo señor Lobo
También soy periodista, también he cometido excesos gastronómicos este fin de semana y también me han venido a la memoria pensamientos mientras dejaba atrás Madrid y miraba por la ventanilla del vagón de Renfe la solitaria planicie manchega en la que pasé tantos estíos. Recuerdos diferentes a los del gran lobo. Los míos son simplemente los de una magdalena. Enhorabuena por su reflexión.
Mi barriga sigue bajando igualmente (¡ya me lo veo!), lo que creo es que la tableta de chocolate no nos va a llegar nunca, a no ser que nos la pegamos en el ombligo con cinta adhesiva. Lo que si que llegaremos es al “cuerpo danone”, o sea, blanco, blandito y con tropezones….
¿”Revolvío como dicen en Andalucía”? ¿Estás seguro de ese plural? Llevo 52 años en Andalucía y jamás lo he oído decir a ninguna persona mayor de 4 años. “Revuerto”, sí.
O “revoleao”…como le he oído decir a alguien en Cádiz. Adoro tu sensibilidad. Eres un maestro y un gran ser humano. Siempre te sigo, Ramón. Besos desde San Fernando…aunque el viernes ya vuelvo a Madrid. Por cierto, a muchísima gente le gustó tu entrevista (en la que te emocionas con Meneses…espero que sepas a cuál me refiero y quién soy). Besazos y hasta el próximo encuentro radiofónico. Marta.