Roma Pedro
Sunday, 15 de August de 2010 por Ramón
Escucho Los Miserables, el musical. Ferragosto. Un sol de injusticia danza como una gaviota emporrada. Escribo desnudo sobre un pantalón de pijama a cuadros. La novela vuela otra vez, cada vez más atrevida. Cerca de 100 páginas. Aun no he salido a la calle. Cuando me asomo a la ventana, el sol me grita: ¡Pero qué haces, idiota, espera a que me acueste! Me hago tés que licuan tripas cerveceras. En el pasillo salto por las baldosas jugando al truque, como una niña con la cosa fuera. Hace un rato escuché una voz suplicante. Es la báscula que me pide perdón dentro de la secadora. El viernes me encontré varios regalos en la Via del Corso. Uno es Peter, el tipo de la foto. No exageraba su camiseta. Es francés, ronda los 50 y trabaja sentado en la calle, entre la indiferencia de los que buscan camisetas, dibujando maravillas con sus barras de colores. Dejé dos euros en su cesta. Le debió parecer una cantidad inusual porque me otorgó derecho a foto y a una esquinita de su historia. No pregunté demasiado. Tengo una amiga en Nueva York que me quiere mucho y explica mi estúpido egocentrismo en que en los viajes de trabajo me desgasto escuchando y entendiendo a los demás y luego no me quedan reservas para los amigos. Es muy generosa. A Peter le pregunté lo esencial. Me respondió la mitad. Ambos preferimos imaginar. Cuando me despedí me sentí pintado por dentro de un verde ojos de mar que si la luz es oblicua parece azul. Por dos euros y algo de paciencia me regaló un poco de felicidad transitoria y una lección de vida. Buona sera.
Envidio su agosto romano, entre tantas otras cosas.
in bocca al lupo, señor Lobo
Artista…
Un rostro afable el de este artista que viste las aceras de una calle tan transitada con su arte. Un saludo
De generosa, nada, querido. Son 200, que es a lo que debe de estar más o menos la sesión de terapia yomimeconmigo. 😉