Transformaciones, nacionalismos y una pelota
Saturday, 12 de June de 2010 por Ramón
En tiempos de Mundial se producen grandes transformaciones. Hombres que odian el fútbol se ven obligados a elegir una tribu y por general escogen la más alejada de sus raíces con excusas peregrinas: “Es que yo estudié en el Liceo francés”. Las mujeres de hoy no son como las de antes, que hartas de dormir con José María García habían declarado la guerra a un deporte de bárbaros que consiste “en 22 tipos corriendo en calzoncillos y sin mucho sentido por un campo verde”. Mi ex mujer era una de esas santas y la definición, suya.
Recuerdo el Mundial de Italia en 1990. Ella se hizo de repente seguidora entusiasta de Camerún. Un día me la encontré envuelta en la bandera de ese país lanzando gritos yorubas en el salón. No me atreví a preguntar por los motivos de su don de lenguas ni el significado de sus palabras pero pasadas unas semanas me divorcie preventivamente. Es broma.
La mujer se ha incorporado a la pasión del fútbol con enorme pasión. Son más listas que los del Liceo y no necesitan esperar a los grandes acontecimientos planetarios, sino que disfrutan de la Liga, la Copa, la Champion League y lo que caiga. Con ellas se reduce el forofismo ambiental porque son más inteligentes y entienden la tribu de otra manera, más como defensa de lo propio que como una agresión innecesaria al otro.
También hay nacionalismos súbitos. Gente que odia su país o que no lo reconoce como tal por razones varias -porque su primer ministro es Berlusconi o por otras afrentas menos graves-, que se transforma en un ferviente, un fanático que grita ansioso por no quedarse fuera del grupo.
En España donde tenemos tantos problemas con los símbolos colectivos y la identidad (siempre pensé que era una ventaja respecto a Francia) se producen escenas cómicas. No voy a entrar en detalles para no herir susceptibilidades pero hace dos años fue muy divertido ver como fueron cayendo máscaras y poses teatrales, de simple rédito político, según entraban los goles. En Cataluña (lo he dicho, lo he dicho), los más nacionalistas se han anticipado a los acontecimientos y resuelto el problema con sabiduría: ven la selección como un Barça reforzado vestido de otra forma.
A la derecha española, practicante de otro nacionalismo que me resulta más antipático, le ha costado mucho aceptar el nombre popularizado en el Europeo, La Roja, por sus connotaciones guerracivilistas. Hoy me he comportado una camiseta muy divertida, es roja y futbolera, pero nada que ver con el uniforme y el escudo (¡vaya! otro símbolo). La estrenaré en el primer partido de España la próxima semana. Aunque es una XXL debo hacer dieta de urgencia para poder respirar y no dar la nota. Siempre quedará la alternativa de la faja o reconocer de una vez mi condición de embarazado.
Feliz Mundial
Me río.
Saludos…
Hay cosas peores que ver a 22 tíos en calzoncillos dando patadas a un balón, gritando ¡PÁSALA!, y corriendo de una portería a otra, además, que una cosa no tiene nada que ver con la otra. Sea con pasión, con excusas o viendo el partido con el rabillo del ojo, no deja de tener su gracia contener la respiración, apretar el puño y gritar: ¡TOMA!
Hay veces en las cuales hay que tomar partido y como cantaba Mel Brooks en un capítulo de Los Simpson: “A la mierda, a la mierda, todos a la mierda menos los de mi cueva”
Hola!. Sin duda alguna de mayor quiero pensar como tu. Por eso intento seguir todas tus contra-molicies. Creo que la mayoría necesitamos ver, vivir y leer mucho todavia. En Cataluña hay muchos que quieren mal a la selección, otros queremos que gane y la verdad es q todo esto es un lío. Salud a todos!
Comparto contigo esa sensación de embarazado eterno Ramón…..
Yo he descubierto también otro tipo de trasgresión del nacionalismo en esta ocasión: Hay nacionalistas de toda la vida, de esos de la derechona, que preferirían ver perder a “La Roja” antes de que sean recibidos por Zapatero con la Copa del Mundial… son tan patéticos….
Lobo, yo me quedo con los 22 tipos en pantaloncito corto corriendo tras un balón (recuerda, que le den un balón a cada uno y dejarán de disputarlo). Es cierto que hay algo de primitivo, de caverna en esto del fútbol y que hay algunos incapaces de renunciar a sus miserias hasta viendo un partido. Al fina es una cuestión de proximidad, de simpatías; está la tuya, la que consideras tuya, la nuestra, y luego, todos, en mayor o menor medida, tenemos un recambio. Ignoro si ganaremos ¡por fin! un Mundial, pero ahora viendo jugar a “La Roja” (qué hermoso nombre) disfrutamos. Y eso es de lo que se trata. Salud.
La selección española (actual) proporciona, por fin, una coartada estética al antifutbolero declarativo (ese que se hincha de ver fútbol, pero en casa y de tapadillo mientras extramuros cuenta a todo el que quiere escucharle lo mucho que detesta ese deporte, y lo que aliena a las masas).
Resulta que ese primoroso fútbol de toque que nos ha regalado la escuela de Cruyff, y que ha sustituido a esa supuesta “garra española”, es defendible hasta en lo cultural. Como espectáculo de una belleza sublime (recordad algunas del las jugadas del último amistoso contra Polonia). Con la coartada estética y las verónicas de Morante de la Puebla también vamos resistiendo el acoso (acoso que no sufren los exclusivamente futboleros) los protaurinos. Pero esa es otra cuestión.
La selección española de 2010 es como la Holanda de los años setenta, la del fútbol total. Aunque sacando los extremos sólo como último recurso. Y encima con un suplemento de algo que podríamos definir, con perdon, como testosterona. Que un poquito sí que le faltaba a esa Holanda. O sea, la vieja garra de antaño, pero puesta al servicio no de la voluntada de trotar sin sentido o poner cara de esfuerzo supremo antes de dejarse sacar los piños, a lo Luis Enrique, o lucir una testa vendada a lo momia. Es garra al servicio de un concepto moderno y deslumbrante de la presión, de los relevos y de la solidaridad. Arte puro. Sólo nos faltaría, para delirar, que en su momento hubieran nacionalizado a Messi.
[…] Transformaciones, nacionalismos y una pelota http://www.ramonlobo.com/2010/06/12/transformaciones-nacionalismos-… por Torpedomuller hace 2 segundos […]
Pues a mí me pone enfermo lo que cobran los tíos, y lo que se llevarán, en plena crisis, si ganan (ojo que no digo “ganamos” como todo el mundo) el mundial. Y todavía se quejan cuando preguntan.
Y más referente al tema de las tribus: recordemos aquel etarra que detuvieron y que tenía en su perfil de facebook fotos con la camiseta de la selección. De coña.
Van dos días y ya estoy harto de mundial. Y, sobre todo, de oir “la roja”. No es que tenga nada contra el nombre. Es que en este país se copia todo cristo, y ya no se oye otra cosa. Qué poco originales somos, coño.
el fútbol mueve tantas pasiones que es inevitable que algunos se encarguen de mezclarlo con políticas.
Totalmente de acuerdo, las mujeres también vivimos el fútbol.
A por ellos!
Saludos
http://pornodarlelaespalda.blogspot.com/2010/06/la-estetica-y-el-armario.html
para pensar un poco