El friega sobrevivirá, que se prepare la tele
Monday, 29 de March de 2010 por Ramón
Mi friegaplatos Miele G-595 SC ha sobrevivido a la visita médica del técnico. Para los que no saben de qué diablos escribo recomiendo leer antes esto. No ha sido necesaria una operación a motor abierto ni aplicar anestesia general, ha bastado con una simple endoscopia en la parte trasera (con perdón) del aparato (más perdón). Al parecer falla el llamado sistema antiparasitario que evita interferencias con la televisión y como la televisión es, por lo general, una mierda hemos optado, el técnico y yo, por anularlo y que el friega interfiera todo lo que le dé la gana en la ya de por sí muy interferida televisión. La de Esperanza Aguirre, por ejemplo, está tan interferida que es imposible verla sin un profiláctico mental puesto.
El caso es que este sistema antiparasitario es obligatorio en Alemania donde han tenido pésimas experiencias con otro tipo de parásitos. Si todos los humanos lleváramos uno en la oreja, para que no se note demasiado, dejaríamos de interferirnos los unos a los otros con nuestras manías, odios, malas pulgas, cobardías y manipulaciones. Si pudiéramos sustituir las cabezas por cajas de televisión veríamos un montón de monitores andantes interferidos y llenos de rayas y ruidos. Si parásemos a uno para entrevistarle nos contaría sin dificultad la película que está viendo. Es tanta la interferencia ambiental que hay personas que han desarrollado la capacidad de ver una gran película sin ir al cine ni encender la televisión, al parecer les basta con la interferida que tienen dentro. Otros, los más avanzados en esta mutación de la especie, pueden leer y entender una novela en el código de barras de un paquete de jamón york.
Ahora, esta noche, cuando termine de cenar, en vez de hacer zapping por decenas de canales interferidos, me sentaré delante de mi friegaplatos y le contaré historias. Hoy empezaré por una muy divertida que al parecer viene en un bote de margarina que acabo de comprar y que trata, según explicó la cajera del supermercado, de los amoríos de una mantequilla asturiana. Y si no logro descifrar el código de barras, me inventaré el relato. No es por mentir, que mi trabajo lo prohíbe, sino por caridad. ¡Tantos años juntos! Después de todo sólo es un friegaplatos mudo que come pastillas de jabón.
Da mucha fuerza convivir con un superviviente. Se merece tus relatos
Lobo, se te notan unos sentimientos muy íntimos con tu lavavajillas, demasiado íntimos quizá. Aprovecha tú que al menos tienes ese tipo de compañía. Yo lamentablemente me limito a hacerlo manualmente (fregar los platos malpensados…).
Yo también lo hago a mano…
Tu lavavajillas será un privilegiado por oir todo lo que le cuentas. Ya me gustaría a mi aunque tuviera que hacer la fregada más grande del siglo.. estar ahí escuchando y sobre todo sintiendo.
Saludos.
¡Que alegría cuando me dijeeerooonnnn
ya tiene la friega don Ramóoonnn
ya están pisando nuestros pies
tus umbrales Jeruuusalennnn!
¡Congratulationes!
¡God save the friega!
Saludos…
Que envidia le tengo al friegaplatos, que tiene ese privilegio de escuchar tus historias. Qué difícil competir con él.
Lobo, no olvides que de vez en cuando también bebe abrillantador e incluso sal, pero sin tequila. Salud.
Fui a comer con mi abuela. El apagón se llevó por delante la tele de la cocina. Mejor, así nos dimos a la conversación. 🙂