No entregaré el friegaplatos al enemigo
Wednesday, 24 de March de 2010 por Ramón
He descubierto al culpable de mis problemas domésticos: el friegaplatos (lavavajillas para los finos). Algún cable interno debe ser responsable de que el diferencial lleve una semana saltando con bastante más capricho que lógica. Tras descartar el microondas, la caldera, el aire acondicionado y un manojo de cables en el dormitorio, desenchufé el friegaplatos. Lleva en coma 48 horas y la luz general se mantiene sin problemas, un pésimo síntoma a la hora de dilucidar culpabilidades. Me siento triste, casi traicionado. Hubiera preferido otro quintacolumnista: la nevera, la lavadora, incluso la vitrocerámica, con los que no tengo vinculación emocional alguna. El caso del friegaplatos, un Miele G-595 SC de 1986, es especial: somos casi una pareja de hecho.
En estos 24 años juntos sólo tuvimos que cambiarle una goma exterior y fue más culpa de una obra que por achaques del aparato. Descartados mis padres, ese Miele es el ser más o menos vivo que más tiempo me ha soportado, algo que según declaraciones recientes y muy certeras de C. O. es una aventura cuando menos compleja.
Veinticuatro años de estrecha relación sin reproches: un de dónde vienes a estas horas, no me digas que vas a ver ese partido de fútbol o ya estás dándole otra vez al ordenador. Ninguna novia o jefe soportó más que mi Miele de G-595 SC. He revisado los papeles y al hacerlo he recordado el día que entró en casa, la ilusión con la que acogí su primera fregada… Ha vivido mucho, como yo: divorcios, mudanzas y ausencias. Siempre fue segundo, tercer o cuarto plato pues detrás de los humanos estaban mis gatos Claudio y Oliverio.
Me preocupa que el asunto de los plomos esconda un mal mayor que unos cables que se cruzan, algo irremediable que me obligue a una prejubilación justo ahora que el Gobierno y Corbacho se han puesto farrucos. Esta noche mientras fregaba a mano le he hablado y prometido que no lo cambiaré por uno nuevo, uno de esos fabricados con prisa y en lunes vaya usted saber dónde y que te dejan los platos impregnados de un sabor a plástico industrial. Creo que la inteligencia de los humanos se construye de vejez y aprendizajes. Si me diera un yuyu, de esos que te dejan tieso como la mojama sin tiempo a despedirte de tus seres y aparatos queridos, deseo que me metan en mi Miele y me entierren así, en cuclillas y con el programa de 90 minutos accionado. Y que no falte abrillantador, que me han dicho que en el Más Allá son muy quisquillosos con estas cosas de las apariencias.
Quillo…, seguro que tu también vives solo. Sólo los solitarios nos volvemos así de maniáticos con los elementos de nuestro entorno.
Me encanta comprobar que no soy la única que ha desembocado en el animismo doméstico.
(sonrisa)
Hasta los aparatos son domésticos y a veces más solidarios y fieles que algunas personas.
Me río, again. ¡Ah! En mi casa, que hemos sido 7 hermanos, de siempre hemos dicho friegaplatos e incluso, reduciendo más, la friega. Ejemplo: ¿A quién le toca hoy quitar la friega? ¿Has puesto la friega?, mira a ver si está dentro de la friega. Y, e vero, la primera duró todos los años en que vivimos los 7 en casa.
Y de toda la vida de Dios, también, en los 20 años que trabajé haciendo catering en el mundo del Rock, me los pasé platicando con cacerolas, sartenes, arroces y demás guisos y aperos de cocina, para desconcierto y susto de las chicas que venían a trabajar con migo. ¡Está loca! A la furgoneta del catering una Mercedes Benz sin dirección asistida, le llamaba la Merche y también tenía largas conversaciones con ella cuando salíamos de gira, como por ejemplo al subir un puerto cargada hasta arriba de material de cocina, me pegaba al volante, como empujando y le decía “venga Merche, tu puedes, vamos”… ” la Merche me ha dejado tirada”…
Suerte y que sólo se un tema de cables.
Saludos…
Así don Ramón a ojo de buen cubero, antójeseme que quedaría harto estrecho en esta mortaja, además de tenerle que meter en caliente, si no, dígame usted todo tieso ¿cómo lo encajonamos?.
Bueno Ramón todo depende de lo manitas que seas, esta claro que tu friegaplatos debe tener una derivación a tierra, por eso salta el diferencial, y la hipótesis menos probable son uno “cables pelados”.
Si te sirve de ayuda, te diré que yo poco dado a los cambios y capaz de hurgar en las mismísimas entrañas de maquinas domesticas y cumplir décadas con las mismas, cuando de nada sirven los apaños y decido cambiar, siempre constato que las ciencias adelantan una barbaridad y que el cambio es un paso de gigante en comodidad y eficacia. Es la suerte de cambiar no con la moda, si no, con la necesidad.
Lobo, no se en el Más Allá, tampoco me preocupa, pero Acá también debemos estar necesitados de abrillantador, aunque con tanto quisquilloso ni aún así mejoraremos la apariencia. Salud.
Magistral, Lobo, magistral.
No lo cambies, si hay que fregar a mano, se friega a mano.
Se veía venir…
La hipotesis más probable es la resistencia de calentamiento de agua. Pruebalo en el modo agua fría. Con el tiempo que tiene y la improbable atención que como hombre de letras que eres le habrás prestado, ya estará más muerta que el tato
Parece que estés fregando platos en el lago de los cisnes…arriba esa moral, venga. Que tú aún tienes que dar (y tomar) mucha guerra.
24 años Ramón! ya no hacen “lavavajillas” (yo soy de las finas) como antes, bueno ni nada…! eso es más que una unión de hecho, es parte de la familia, como un pollo que tuve, que se quedó en la nevera más de un año congelado..(jajaj). Ya me daba pena descongelarle, tan mono, tan tieso…
Yo tengo un microondas de 14 años y no veas cómo calienta el jodío, eso cuando no le dá por rebelarse y en vez de calentar enfría.
Te falta poner la foto de la “susodicha fregaplatos”…muy chula tu historia de amor..ajjaaa
Ah y no soy andaluza!
Estoy tan de acuerdo con Rosa J.C como con el comentario reciente y certero de C.O…Se te está poniendo el entorno de un complicao…Yo, ya sabes, a tu disposición cuatro veces al año…pero no friego 😉
Lobo,
Hay días en que es mejor no escribir nada a escribir lo que has escrito hoy.
Lamentable, como minimo.
[…] sobrevivido a la visita médica del técnico. Para los no saben de qué diablos escribo recomiendo leer antes esto. No ha sido necesaria una operación a motor abierto ni aplicar anestesia general, ha bastado con […]
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A mi también me salta el diferencial, bueno , a mí no, mejor dicho en mi casa, y no se que ocurre. Es técnico dice que es la resistencia y que me cuesta 220€, ¡oh my God!.. Pero si yo no he matada a nadie. No se que voy hacer, adoro a mi máquina un MIELE G-595-SC, nunca me ha fallado, ¡hasta ahora! y por una simple resistencia. Yo creo que a costa de mi lavavajillas o friegaplatos el técnico se sobrevalora muchísimo y me duele el alma. ¿Que hago?
alma= bolsillo