El pintor que vio un cuadro negro
Friday, 19 de February de 2010 por Ramón
El pintor de los colores vivos -azules y verdes-, de los soles majestuosos y las formas redondas en unos lienzos que transmiten fuerza y optimismo, no ha sido capaz de empezar uno nuevo desde el terremoto del 12 de enero. “Seis días antes me desperté y le dije a Chantal [su esposa]: ‘He visto un cuadro negro. Algo terrible va a pasar”. Durante esa semana, Exil Levoy, el representante vivo más destacado de la escuela haitiana de Saint Soleil, trazó las formas de uno sombrío y después lo inundó de morados, un color extraño en él. “Cuando la tierra tembló y todos estaban asustados, yo me encontraba tranquilo. Tengo una pierna dañada desde hace años y no puedo correr. Además sentí que mi hora no había llegado”.
En su casa en Soisson-la-Montagne se respira aire fresco. Las nubes corren por los cerros e incluso hay abundantes árboles, algo inusual en este Haití desforestado y de tierra yerma y cansada. Desde su terraza se ven sus colores predilectos en el cielo y en la naturaleza. La luz es espléndida. “La vista me inspira. Me siento a observar y espero. No planifico. Es una de las reglas de la escuela de Saint Soleil. La pintura nunca nace de una de idea, no se trata de una propuesta intelectual, sino que sale de dentro, es pura inspiración. Tomo los pinceles y dejo que todo fluya hacia el cuadro”.
Su mesa de trabajo machada de decenas de pruebas colores está escondida detrás de una pared de ladrillo gris coronada por una defensa de cristales rotos. Levoy necesita de ese muro para dejar de mirar el mundo exterior y abismarse en sí mismo. Tiene 66 años, 14 hijos, de los cuales cinco son adoptivos, y nueve nietos. Sus manos y su inspiración mantienen a una gran familia.
“Me cuesta pintar porque el terremoto se ha convertido en una obsesión. Cuando voy a la ciudad y veo las casas destruidas pienso en las personas que han muerto y en las que no tienen casa y soy incapaz de encontrar inspiración en ello. Sé que Haití recibe estos días mucha ayuda de todo el mundo pero si la eficacia con la que se está distribuyendo es la medida de cómo será la reconstrucción de mi país debo decir que soy muy pesimista. Ahora ocupamos la atención del mundo, pero pronto se cansarán de oír hablar de nosotros”.
Continúa en Cuadernos de Haití en la edición web de El País
Lobo, me encanta la pintura (no toda) y aunque me cuesta creer en la capacidad de las personas para ver el futuro, no dudo de que puedan intuir una desgracia. En términos pictóricos, pero también en el mundo de las palabras, me parece genial la forma de ver y expresar lo que iba a pasar de Exil Levoy. También comprendo que el dolor pueda enterrar la inspiración. Cuídate. Salud.
Excelente. Una perspectiva distinta. Un pintor auténtico, no un “soplagaitas-sacaperras”, como tantos de los que exponen estos días en ARCO… Gracias.
Ramón; gracias por escribir y demostrar que la pluma es capaz de calar más hondo que un bombardeo de imágenes amarillas.
Saludos, valoro mucho su sensibilidad por los temas sociales del pueblo Haitiano.
Siento mucho respeto por sus obras de arte. Estoy interesado en conseguir más literatura sobre sus obras .