El difícil reparto de la ayuda en Haití
Thursday, 18 de February de 2010 por Ramón
Toneladas de ayuda humanitaria llegan a diario a Puerto Príncipe, pero las decenas de miles de haitianos que se amontonan en descampados, parques y calzadas de una capital destrozada por el seísmo se quejan de que nadie les reparte comida y tiendas de campaña. En Naciones Unidas admiten que “falta visibilidad”, pero aseguran que la ayuda llega y fluye con normalidad. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha establecido 16 puntos de distribución en los que las mujeres, mucho más sosegadas, se encargan de recoger los sacos.
“El seísmo ha destruido todos los símbolos del poder y la capacidad de reacción del Estado. Han muerto subsecretarios, técnicos, la gente más capaz que no había abandonado el país, pero también ha decapitado [77 muertos y 170 desaparecidos, casi todos jefes] la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití, que tenía cinco años de experiencia”, asegura una fuente de la ONU.
En el tsunami asiático, en 2004, se mantuvieron las estructuras de gobierno de las 17 naciones afectadas. La destrucción se limitó a la costa, no a las capitales. Aquí todo el daño se concentra en un país muy pobre que ya tenía un Estado muy débil, y en una ciudad caótica, superpoblada y con pésimas infraestructuras.
Nadie sabe la cifra real de muertos. Un occidental experto en crisis, que exige el anonimato, dice: “Hablar de cifras es precipitado cuando quedan muchas personas bajo los escombros. Pueden ser más de 200.000, pero parece que el Gobierno de Haití está obsesionado con superar los muertos del tsunami. No hay capacidad para tratar a los vivos ni para contar a los muertos. El Estado ha desaparecido”.
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No ha desaparecido el Estado, Ramón, porque el Estado no existía en Haití. Ni ha existido nunca. Haití ha tenido gobiernos títeres, caníbales, cosméticos o decorativos, pero nunca nada parecido a un Estado. Si acaso, un esquelético organigrama de “altos cargos”, y hasta un “cuerpo diplomático”, como la señora embajadora destinada en Madrid: que organiza misas dominicales. Por eso nunca será caer en pesadez hacer una y mil veces hincapié en que allí se trata de construir, no de reconstruir.
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