Felicidad, miedo, deseo y revolución
Wednesday, 27 de January de 2010 por Ramón
La felicidad, dicen, es la ausencia de miedo. El miedo es un reflejo de la inseguridad que produce un futuro que no existe pero al que trasladamos todas las dudas y ansiedades del presente. No es fácil. Nos educan para que tengamos miedo porque desde el miedo se domina mejor. Es la base del poder más o menos incontestado y de la religión: miedo al castigo, al rechazo social; miedo al infierno, a la oscuridad. Incluso en las sociedades presuntamente libres como la mía se construyen estereotipos sociales, modelos de comportamiento, que determinan quién está cuerdo y quién loco.
En las sociedades islámicas un buen musulmán debe vestirse de buen musulmán para serlo ante la comunidad que lo juzga. Nos escandaliza el hiyab, pero olvidamos que en la nuestra también se dan los disfraces de la apariencia. El hombre fiable debe llevar corbata, tener trabajo, familia feliz y deber mucho dinero a un banco. Desuniformarse de lo previsible es revolucionario.
Educar sin libertad es una forma de castración: miedo al deseo, al sexo, a la pasión, a la risa y a las lágrimas, Miedo a que nos dominen los sentimientos y no la inteligencia como si existiera una inteligencia que no siente. La vida es imprevisible y por ello un aprendizaje constante. Cuesta aprender a no saber.
Hablamos mucho de libertad pero no sabemos qué hacer con ella. Hablamos de relaciones libres pero el hombre de hoy no sabe vivir fuera de la cárcel en la que habita el carcelero. Nos educan en la posesión, primero los juguetes; después, las personas. Cosificamos a los vivos y a los muertos y los convertimos en objetos de primera necesidad. No puede haber cambio porque no existen los hombres libres que puedan liderar ese cambio. José Saramago expuso una vez la paradoja: necesitamos un hombre nuevo que cambie el mundo, el problema es quién educa al hombre nuevo que debe cambiar el mundo.
He aquí un extracto del libro El Profeta, del poeta libanés Gibrán Kalhil Gibrán, reflexionando sobre la libertad. Me tomo la libertad de hacer una pequeña propuesta contra la molicie:
“A las puertas de la ciudad y a la lumbre de vuestro hogar yo os he visto postraros y adorar vuestra propia libertad.
Así como los esclavos se humillan ante un tirano y lo alaban aun cuando los mata.
¡Ay! En el jardín del templo y a la sombra de la ciudadela he visto a los más libres de vosotros usar su libertad como un yugo y un dogal.
Y mi corazón sangró en mi pecho porque sólo podéis ser libres cuando aíro el deseo de perseguir la libertad sea un arnés para vosotros y cuando dejéis de hablar de la libertad como una meta y una realización.
Seréis, en verdad, libres, no cuando vuestros días estén libres de cuidado ni vuestras. noches de necesidad y pena. Sino, más bien, cuando esas cosas rodeen vuestra vida y, sin embargo, os elevéis sobre ellas desnudos y sin ataduras. Y, ¿cómo os elevaréis más allá de vuestros días y vuestras noches a menos que rompáis las cadenas que, en el amanecer de vuestro entendimiento, atasteis alrededor de vuestro mediodía?
En verdad, eso que llamáis libertad es la más fuerte de esas cadenas, a pesar de que sus eslabones brillen al sol y deslumbren vuestros ojos.”
Al-Tahtawi fue un personaje egipcio que su Mohammad Ali mandó a París en 1825, como “director espiritual” de los jovenes que iban en las misiones destinadas a aprender lenguas, historia,etc., para modernizar Egitpo. Lejos de escandalizarse (y era un imán bien recto) escribió un libro en el que describe todo lo que veía (sin juzgar). A partir de esa experiencia desarrolló una corpus de teoría pedagógica que de haberse aplicado en Egipto, otro gallo les cantara a los egipcios actuales. Y, a lo que iba con esta introducción, una de las propuesta en las que insistía más es que donde más esfuerzo había que hacer era en la educación de las mujeres, que fueran a la escuela, que estudiaran más allá de la primaria, que supieran lenguas y costumbres del mundo, sanidad, higiene, etc., y la razón era que son las mujeres las que educan a los hombres que en el futuro dirigiran el país. Yo diría que la respuesta al dilema planteado por Saramago es que a los hombres nuevos, en al mayor parte del mundo, solo lo educan sus madres… si previamente sus madres tienen la oportunidad de educarse y tomar las riendas de sus vidas.
El dilema eterno, Ramón, es si la condición humana, que es más poderosa que cualquier proyecto liberador, no va a terminar devolviéndonos a lo de siempre, por mucho que podamos experimentar con los sistemas educativos.
Si uno, como en mi caso, se derrite de admiración ante el raro espectáculo de personas enteramente buenas, rectas, nobles, coherentes consigo mismas, ajenas al miedo, a la salvaguarda de las apariencias y a otras autocastraciones, es porque ha llegado a la conclusión de que (desgraciadamente) la mayoría está/estamos en otra cosa.
Cuántos padres de generación “sesentaiochista” no habrán concebido la educación de sus retoños como un camino de liberación para evitar a esos hijos todo lo que a ellos les había parecido siempre esclavizador, grotesco, deformante. Para descubrir, con horror o con satisfacción (que de todo hay) que el pequeño proyecto de hombre nuevo acaba mostrándose como pijo sin remisión, tiburón financiero, analfabestia integral o adicto a todos los pragmatismos.
La condición humana, más poderosa y más jodida que todos nuestros sueños.
El hombre nuevo se educa a sí mismo, o no será.
hablamos de libertad pero antes que nada hay que ubicarla. ¿es la misma libertad la que podemos tener aquí que la que tiene la gente en países como Afganistan, Sudán, Haiti, … o cualquier sitio donde prima la supervivencia a la libertad?
y comparar el hiyab, que llevarlo puede ser voluntario o no, con un traje y corbata que siempre puede ser voluntario….uff, no sé no sé. en ello están en Francia
Saludos a todos!
Los que se ponen el traje es voluntario, salen del trabajo y se lo quitan para ir de marcha o no según se prefiera.
El hiyad, no es una creta punki ,ni unas rastas, detrás hay hay sumisión etc, etc.
Me molesta este racismo positivo que para parecer abiertos nos parece que hay que tolerar cualquier cosa de otra cultura.
Como también dice saramago. primero los derechos humanos . hay que separar la relición del ámbito civil.
Dejo aquí un texto de Antonio Escohotado que llevo conmigo desde que lo descubrí, es el Epílogo de su HISTORIA GENERAL DE LAS DROGAS.
“La cuerda que sirve al alpinista para escalar una cima sirve al suicida para ahorcarse, y al marino para que sus velas recojan el viento. Seguiríamos en las cavernas si hubiésemos temido conquistar el fuego, y entiendo que aquí, como en todos los demás campos de la acción humana, hay desde el primer momento una alternativa ética: obrar racionalmente -promoviendo aumentos en la alegría- y obrar irracionalmente, promoviendo aumentos en la tristeza; una conducta irreflexiva acabará haciéndonos tan insensibles a lo buscado como inermes ante aquello de lo que huíamos.”
Muy buen Post, inspirador, como siempre.
Muy buen post hoy Ramon ,y muy buenos comentarios .
saludos y salud para todos
Perdón por los gazapos tengo mucho curro y voy a toda pastilla, disculpa boba de un periodista , no hay que agazaparse…..
Un excelente post que induce a reflexionar. Y los comentarios no le van a la zaga.
Poco queda que agregar.
Un saludo cordial.
Y mal vamos cuando incluso hay personas que le temen a su propia libertad.
Miedo a la política, a pringarse, a debatir, a transformar…. miedo arrastramos y nos va a doler mucho cuando nos demos cuenta de lo equivocados que estabamos diciendoles a nuestros hijos eso de “Tú no te metas en política” o “tu no te señales”.
¿Cuándo perdímos el norte hasta el punto de recomendar a nuestros hijos que no defiendan sus intereses y sus ideas? Parece de otra época eso de tener principios y defenderlos.
Yo animaré a mis hijos a hacer la revolución.
Miedo al miedo
Todo es muy bonito en la teoría, llevarlo a la práctica conlleva la autodestrucción y acabas enfermando. El mundo está podrido, marcan un camino y quien se atreve a no seguirlo está perdido, lo/a excluyen, lo aislan, minan su moral, lo hunden. En fin… estoy muy quemada últimamente, tendré que relajarme y acomodarme a este rebaño que si no…
Saludos y saltos: http://www.youtube.com/watch?v=6XbE8VFuUa8
Montse
Acierta Pablo con lo que dice de que lo que hay es miedo al miedo. El mayor miedo del ser humano es el miedo al cambio. El miedo a la muerte es el miedo al mayor cambio al que nos enfrentamos. La única forma de responder ante el miedo es saber que está ahí. Mirarlo de frente y ver si tenemos miedo a algo por nuestra propia supervivencia o tenemos miedo a tener miedo a algo (un cambio).
Dicho este galiamtías, si a las mujeres sometidas al miedo en todo el planeta no se les da la oportunidad de la educación para que comprueben por ellas mismas que muchos de los miedos que las dominan y transmiten a sus hijos provienen de situaciones que no se van a volver a dar (las occidentales seguimos buscando pareja para mantener a nuestros hijos cuando somos capaces de ganarnos solas el sustento de la familia, por ejemplo), no será posible ningún cambio. Pero bueno, como el cambio nos da mucho miedo, muchos preferirán que todo quede como hasta ahora…
Mi pregunta es ¿Tememos a la libertad o a las decisiones? El problema es tanto la definición de su concepto como de sus límites. Todo indica que seguimos ligadaos a la libertad entendida en el sentido negativo de “libertad de”, sin lograr alcanzar la “libertad para”. Tan perducial es reducirla como meterla en el cajón de “todo vale”. La verdadera libertad reside en la oportunidad de elegir entre las opciones posibles. Sí, no lo negemos es más fácil que nos digan qué debemos o no elegir. Pero en ninguno de los casos se debería renunciar a ella a costa de obtener una hipotética mayor seguridad. Quizá, Hobbes lo aceptase.
Yo lo rechazo.