El hombre que defraudó
Tuesday, 3 de November de 2009 por Ramón
En un mundo gobernado por la imagen, Hamid Karzai logró la mitad de su éxito internacional gracias a su atuendo exótico: la capa verde de seda llamada chapam y su gorro karakul. Ese porte elegante causó sensación en su primera aparición en EE UU. Era febrero de 2002. El contraste entre aquel hombre educado que se expresaba en un inglés perfecto y los burdos talibanes que disparaban sus cañones contra los Budas de Bamiyán y maltrataban a las mujeres resultó la más efectiva campaña política.
Ahora, pasados los años, los fracasos políticos, los casos de corrupción y los soldados occidentales muertos en un país que en vez de avanzar retrocede, la imagen del amigo afgano empieza a diluirse.
Las virtudes se vuelven defectos y la memoria flaquea. Ya nadie recuerda nada, siquiera las hemerotecas.
Fue el elegido para el día después por la anterior Administración estadounidense, lanzada a una guerra internacional contra el terror que tanto servía para expulsar a los talibanes como para derrocar a viejos amigos como Sadam Husein. Se le entregó el Gobierno de Kabul, del símbolo (quien tiene Kabul tiene el poder), y en Kabul sigue, encerrado en su palacio del que apenas sale, más como alcalde de una ciudad que es una isla de relativa seguridad en un mar de tiburones.
A punto de cumplir 52 años, Karzai es un hombre acorralado por miedos y amenazas reales e imaginarias que van recortando su espacio vital, su aire político.
Del Karzai distinguido de los primeros años, elegido presidente en diciembre de 2004, poco queda. Cercado por los talibanes, cada vez más audaces y efectivos en sus ataques, el presidente de la imagen, el hombre con el que Occidente creyó que llevaba la democracia a las montañas de Afganistán, fue islamizando su discurso y las leyes en un intento por sobrevivir. Ése es su último proyecto: la huida hacia adelante.
Más en El hombre que defraudó a Occidente (El País)
Lobo, como tú bien sabes el hombre de Occidente al final no era más que pura fachada. Siempre apostamos por “recetas mágicas” para Oriente, incluso pienso que a sabiendas de que son parches. Cuidate. Salud.