Postales de Nueva York/ El Metro
Friday, 25 de September de 2009 por Ramón
El metro de Nueva York es posiblemente el único del mundo en el que uno puede toparse con Caroline Kennedy acompañada de un conocido actor o cualquier otra celebridad vestida de fiesta. “Es el medio más rápido norte-sur o sur-norte y el más rápido este-oeste u oeste-este son los pies”, dicen mis anfitriones. No es pues una cuestión de dinero (a falta de chófer) sino de inteligencia aplicada a los atascos. Como he dicho en otros post, los neoyorquinos son gente práctica.
Para los primerizos en la utilización del sistema suburbano de Nueva York -que en el caso de esta ciudad no debe haber tantos, bien porque la visitaron; bien porque la conocen a través de la televisión y el cine- es necesario tener en cuenta dos palabras para orientarse: uptown y downtown. Diferencia los convoyes que suben en dirección norte de los que bajan hacia el sur a través de la isla de Manhattan. No importa los esfuerzos que uno haga ni la atención que ponga habrá errores de dirección, pues las trampas son muchas. No ayudan demasiado las bocas de metro -pequeñas, estrechas y casi clandestinas-, que no están situadas siguiendo la lógica europea. En realidad siguiendo ninguna lógica.
Se expiden billetes de una semana por 27 dólares que ahorran tiempo y dinero. Una de las manifestaciones exteriores de que se ha producido una inmersión satisfactoria en la Gran Manzana es ser capaz de pasar a la primera la barra magnética del billete. No diré cuál es el truco, porque en esto de la inmersión cada uno debe sufrir sus vergüenzas.
Hay líneas Express y otras Locales, más lentas porque se detienen en todas las estaciones del recorrido. Las paradas y las opciones de transbordo se anuncian mediante un cartel luminoso dentro de los vagones y por megafonía. A diferencia del metro madrileño, los locutores no se comen los artículos de las frases al decir aquello de “¡Atención ! Estación en curva… No meter el pie entre tren y andén”. Son voces agradables y con una entonación amable de un hombre y una mujer, no como la imperativa de Madrid, una émula de la señorita Rotenmeyer. En la mayoría de los vagones hay un mapa eléctrico del recorrido en el que se puede seguir con facilidad el avance del tren y anticiparse a las paradas. Sólo le falta un detalle: indicar si las puertas se abrirán por la derecha o la izquierda, que varía según las estaciones.
Nunca entendí por qué en Madrid es casi imposible viajar en un tren que tenga una pegatina (de electricidad ni hablamos) de la línea en la que se viaja. Es frecuente toparse con la información de las líneas 1 y 4 en los vagones de la 5 y así sucesivamente. Afirman que se debe a que los trenes no realizan el mismo recorrido todos los días. Nunca se piensa en la ayuda al usuario, sea nacional o turista. ¡Para qué! ¡Si ya han pagado! Carteles electrónicos serían la solución.
Las estaciones neoyorquinas son espaciosa y los convoyes largos. Bajo tierra debe ser uno de los mejores metros del mundo en eficacia junto al de Londres. Sobre las seis de la tarde, que es cuando cierran muchos chiringuitos financieros, perdón quise decir bancos de inversiones y cosas así, la estación de Wall Street dirección uptown es un espectáculo. La mayoría se quita el disfraz en el andén. Sin corbata resultan humano.
El metro parece seguro, tanto de día como al caer la tarde, al menos entre Brooklyn y la calle 125, las fronteras entre las que me he movido. A veces entre las vías se ven ratas enormes saltar las traviesas. Al parecer también tienen problemas con el downtown y uptown.
En el metro de NY nadie pide limosna ni nadie canta ni toca instrumentos musicales en los vagones aunque sí en los pasillos como en la gran película The Visitor. No es extraño que en las líneas Express, aprovechando los recorridos más largos entre una estación y otra, se suban un par de negros musculosos con un enorme casete al hombro y se dediquen a dar saltos mortales y realizar complejos movimientos raperos de un lado a otro del vagón. Estos neoyorquinos serán gente práctica, amable y extraordinaria, pero hay que reconocer que ya no saben qué hacer para sentirse únicos.
Ramon: las ratas (grandes, hay estudios) hasta suben las escaleras, y la infraestructura de las lineas Queens y Bronx es especialmente penosa (aunque la frecuencia, cierto, es buena) . Un viaje al Bronx o Queens a las 8 de la manana puede mostrar el NYC menos visible con gente volviendo de trabajar 3 trabajos (agotada y triste… la mayoria ilegales y algunos que llevan aqui muchos anyos; es una inmigracion distinta a la de madrid), latinos vonculados al narco y las mafias de prostis… y estudiantes de colleges.
Estas aqui la semana que viene? te invito a ir al Bronx. ‘have a great evening’. saludos de la pesada asturiana del otro nyc.
Sí, yo vi una rata enorme junto a las vías cuando estuve por ahí en junio, pero debo reconocer que es un metro rapidísimo y muy bien pensado. En poco tiempo puedes cruzarte la ciudad de cabo a rabo, cuando en Madrid para ir del sur a norte pierdes al menos 40 minutos… Muy útiles y elaborados estos apuntes sobre Nueva York!
[…] cedió pasó a otra de las grandes ciudades de la moda, pero en el continente americano, la gran Nueva York que con sus tiendas chic en la Quinta Avenida o su Lower East Side, también se erige como un […]
Lobo, conozco el tubo de Londres y la verdad es que funcionaba bastante bien, el único problema es que en algunas estaciones los andenes de algunas líneas estaban a las puertas del infierno. En Barcelona también va correcto y en Madrid, es Madrid. Me ha gustado desplazarme contigo, aunque prefería no haber visto la rata. Me dan mucho asco. Salud.
Ramón, a mí conocer este verano (agosto) el metro de Nueva York me sirvió para valorar más y mejor el de Madrid y Barcelona. Los grandes ventiladores que cuelgan de algunas estaciones no funcionaban, y el calor era sofocante. Ver la cara de la gente e imaginar la mía propia me hacía pensar en un suicidio colectivo o en episodios de la historia que mejor olvidar…
Yo que llevo diez años de metro neoyorquino-ultimamente menos porque en NY, al contrario que en Madrid, se puede ir en bici sin sentir que morirás bajo la rueda de un madrileño cabreado- creo que una vez más lo has visto con muy buenos ojos y sobre todo, has debido de coger casi siempre las mismas lineas, porque en la mayoría no existe eso de la cartelería electrónica y mucho menos una voz comprensible que te diga a qué estación has llegado. Por lo general la megafonía está tan vieja que ni siquiera los neoyorquinos comprenden lo que dice el conductor. Hay muchos chistes al respecto. Y en cuanto a que no se pide limosna, vuelvo a discrepar. Y mucho más este año. Nunca en una década había visto a tanta gente pidiendo dinero en el metro, vagón a vagón. Lo de las ratas prefiero ni comentarlo. Esta ciudad tiene cosas maravillosas pero en cuestión de infraestructuras y salubridad, es bastante tercermundista. Yo no me quejaría del metro de Madrid, acostumbrada al de NY, cada vez que vuelvo a mi ciudad natal me da la impresión de ir en el orient express. Respecto a que nadie canta, te sorprenderías. He visto músicos increibles en el metro. Y hay hasta un grupo de raperos que varían entre 5 y 40 personas que recorren dos veces por mes una linea entera de norte a sur rapeando entre ellos con letras buenísimas y ocupando medio vagón cada vez.