Postales de Nueva York/ La terraza del Metropolitan
Tuesday, 22 de September de 2009 por Ramón
El Metropolitan es uno de los mejores museos del mundo. Está situado en el Upper East Side, en el barrio preferido por las estrellas de Hollywood que viven en Nueva York, muy cerca del Guggenheim, que independientemente de su exposición de turno (ahora una excelente de Kandinsky) su edificio es en sí una obra de arte, como el de Bilbao. Las salas del Met están repletas de esculturas, pinturas y arte antiguo que exigirían decenas de visitas y un cierto conocimiento del mundo del arte para disfrutarlas al máximo. Como el British Museum, el Metropolitan se presenta como un mundo maravilloso e inabarcable.
Los viernes y los sábados cierra a las nueve de la noche (al menos en verano y otoño) y es una oportunidad única para subir a su terraza y asistir con una copa de vino blanco en la mano el atardecer allá por Nueva Jersey, donde empieza la otra América. La vista es espléndida en una ciudad caótica en su arquitectura pero hermosa dentro de ese caos y que se deja ver y fotografiar desde muchos perfiles.
Hasta el 29 de noviembre (si el tiempo lo permite; es lo que dice la publicidad) la terraza está ocupada por un gigantesca escultura de Roxy Paine de casi 40 metros de largo y 13, 7 de alto que parece un árbol-bosque pintado de plata. Compite con la vista urbana y la puesta de sol. Los neoyorquinos de la terraza (casi tanto como turistas) se cubren de sus mejores galas (no tanto como Sexo en Nueva York) para tomarse una copa encima de miles de millones de dólares en arte antes de ir a cenar a cualquiera de los muchísimos restaurantes de moda a 100 dólares el cubierto.
Saltar entre las raíces del árbol de Paine en busca de los reflejos del sol en los cristales de Manhattan o de las primeras luces eléctricas que iluminan la ciudad como si fuera un belén vertical resulta un ejercicio de riesgo entre cámaras de fotos y copas de vino. Desde esa terraza se aprecia también el cambio de sonidos en una ciudad en la que los automovilistas apenas tocan la bocina. No sólo es civismo, es que la policía multa con 350 dólares el pitido y hay numerosos carteles que así lo advierten.
Al descender de la terraza en uno de los dos elevadores es obligatoria en estos días la vista a La lechera de Vermeer, expuesta hasta el 29 de noviembre. Es de esos cuadros que valen el pago de la entrada de un museo. En Nueva York, como en España, los periodistas con carné que lo acredite entran gratis; de algo tenía que servir tanto sufrimiento.
De hecho en el Metropolitan, la entrada es gratuita para todo el mundo. El coste de las entradas es solamente una sugerencia y se puede dar lo que se pueda o lo que se quiera. Eso si, a veces hay que explicarle a la voluntaria de la taquilla que hay que ahorrar los dolares para ir a china town a comprarse un bolso falso que alimenta la riqueza de las mafias, no de los museos…
Aqui va el documento gráfico de la escultura de Roxy Payne
http://www.cronicasbarbaras.com/2009/05/trees-on-skyline.html
pero veo que te despistaste y te perdiste el opening para periodistas del magnifico Robert Frank y su serie The Americans…
Por cierto, ?desde cuando en NY nadie toca la bocina? siento decirte querido Lobo, que eso es pura sugestión de turista! Ya quisieramos los neoyorquinos que les pusieran esas multas que hay anunciadas por ahí a los conductores, en especial a los taxistas! Yo recorro la ciudad en bici a diario y los bocinazos son constantes, frenéticos, una absoluta pesadilla! Civismo entre conductores tan nulo como en el resto del planeta. Sorry!
Lobo, yo no conozco Nueva York, salvo por la literatura y el cine, algún documental en TV, algún reportaje en prensa y referencias de otras personas que si lo conocen, amigos, familiares… Así que te doy las gracias por este recorrido neoyorquino que me estás ofreciendo sin despegarme de la silla y por mostrarme sitios que ni había visto, ni me habían hablado de ellos, como ese restaurante modernista en la Estación Central. Siempre es un verdadero placer leerte. Salud.
Barbara, prueba a montar en bici en Madrid, si sobrevives al atropello, te quedarás sorda de bocinazos. NY es un oasis de educación y silencio