Postales de Nueva York/ La hamburguesería clandestina
Sunday, 20 de September de 2009 por Ramón
En la calle 56, entre la sexta y séptima avenida, se venden unas hamburguesas que podrían pasar por las mejores de la ciudad. El bar no tiene nombre ni otra publicidad que el boca oreja que lleva a decenas de personas a pugnar por una de las 11 mesas o llevarse la comida a la calle. Nueva York, la ciudad que nunca duerme, come -cuando el clima lo permite- en parques, esquinas y bancadas observándose unos a otros sin como si todos fuesen parte de una enorme representación teatral.
De las paredes del bar sin nombre cuelgan carteles que son una declaración de principios: Los Ramones, Midnight Cowboy e Indiana Jones, a la izquierda; Sexo en Nueva York y Los Sopranos, a la derecha. Es necesario guardar cola para encargar el menú. Los cocineros son eficientes y rápidos; no hay que asustarse por ser el último de una decena de aspirantes a cenar bien.
En un letrero escrito a mano y con bastante gracia se explica el sistema: primer paso: escoger entre hamburguer o cheesburguer; segundo, el punto de la carne: desde poco hecha a asesinada (carbonizada); tercero, el acompañamiento: lechuga, tomate, cebolla, etcétera. Si se desea completa se dice work para ahorrar explicaciones, evitar enredarse en palabras e impacientar a la cola. Los neoyorquinos son gente práctica.
Las patatas fritas son extraordinarias; la demostración empírica de que en otros garitos que presumen de hamburguesas sus chips son congelados. Se puede acompañar el menú con una jarra de cerveza. Me gusta la Brooklyn Lager, inventada por un periodista en la bañera de su hotel en Arabia Saudí durante la primera guerra del Golfo porque en las guerras el agua sólo se usa para lavar. También sirven dos alternativas excelentes: Sierra Nevada de California y la Samuel Adams de Boston. Un segundo cartel reza: “No escupimos en su comida; no escupa usted en nuestras paredes”. No todos hacen caso, en lo de las paredes, pues hay numerosos graffiti.
Para encontrar el bar de las hamburguesas que no necesita nombre para conseguir público hay que buscar el hotel Le Parker Meridien en la dirección antes citada, entrar en el vestíbulo, pasar delante de la recepción que parece un anuncio de ordenadores Apple, dirigirse al fondo y torcer a la izquierda. Detrás de una cortina roja está el otro mundo, un oasis maravilloso.
Tras cenar es obligatorio entrar en el bar del hotel, situado a la derecha del vestíbulo. Es art decó y tiene una pinta magnífica aunque es posible que lo ahorrado en la cena se gaste duplicado en un mísero Bourbon con demasiado hielo que no le llegará jamás a la suela del vaso a un buen malta escocés.
PD Aunque parezca increíble, la hamburguesería sin nombre no sale en el libro de Enric González pero a veces los amigos y anfitriones que conocen Nueva York son más efectivos y cariñosos que un excelente texto.
Leyendo tu post recuerdo sensaciones parecidas a las de hace un año, cuando tuve que ir por trabajo a Nueva York y fuimos descubriendo locales maravillosos donde relajarnos depués de jornadas inmensas.
Hay un italiano, Cafe Fiorello (1900 Broadway, bet 63rd&64&), que es una delicia, la comida, la gente, el entorno, puro placer.
Nuria
Nuria y a los demás: una delicia este intercambio de ideas y direcciones. Gracias
Hola Ramón, iré anotando todos estos lugares y percepciones para el posible viaje que haré a Nueva York en diciembre; pero mientras permanezca aquí en mi casa, sería un placer que textos que aluden a lugares como estos, estuvieran acompañados con fotografías. (Ya entenderás: el vicio por la fotografía). Es sólo una recomendación, pues, aún sin fotos, es un gusto leer los posts.
Esa hamburguesería se llama Burguer Joint. Deliciosa!!! Hablaré pronto en el blog del garito tras la recepción. Por cierto, disfruté mucho leyendo el libro de Enric González “Historias de Nueva York”. Y ahora disfruto con tus Postales. ¡Hace 20 días que estuve allí!
Saludos
Roberto
[…] Joint, de las que había oído hablar a Manuel Gago, a Manouel Foucellas y hace unos días Ramón Lobo hablaba de ellas en sus estupendas Postales de Nueva […]