A veces el fraude es muy emocionante
Thursday, 3 de September de 2009 por Ramón
La verdad es que si nos olvidamos de que se tratan de unas elecciones falsas destinadas a distraer a las opiniones públicas occidentales -que tanta sangre de sus soldados y tanto dinero de sus contribuyentes ponen en la misión de convertir en democracia súbita un país medievalizado por las guerras- el escrutinio en Afganistán resulta muy emocionante. Deberíamos reconocer que la Comisión Electoral Independiente (CEI) está realizando un gran esfuerzo por conseguir que parezcan reñidas. Tiene mérito cuando las denuncias de irregularidades graves, es decir, las que pueden alterar el resultado, llegan a 2.500.
El actual presidente, Hamid Karzai, que no deja de subir décima a décima, ya está a sólo 2,7% y un voto de vencer por mayoría absoluta y evitar la segunda vuelta. Según los últimos datos de la CEI, con 60,3% de los votos escrutados, Karzai tiene el 47,3% frente al 32,6% de su ex ministro de Exteriores, Abdulá Abdulá.
Y si no sube más deprisa y da por terminada la pantomima es porque estaban a la espera de la reunión celebrada el miércoles en París, prevista desde hace meses, en la que la presunta comunidad internacional y enviados afganos trataron sobre la supuesta nueva estrategia en Afganistán. El resultado del encuentro fue, al parecer, decepcionante: no hay unanimidad siquiera en obligar a Karzai a aceptar una segunda vuelta. Quizá ahora el escrutinio sea menos apasionante.
El problema de la segunda vuelta, además de prolongar durante un par de meses la tensión electoral e incrementar la división en un país ya dividido desde hace décadas por etnias (pastunes, tayikos, hazaras, uzbecos, turcomanos entre otras), es que tal vez no servirían de mucho: ganaría Karzai, un pastún impopular en un país en el que el 40% son pastunes que difícilmente votarían a Abdulá, a quien perciben como tayiko. Éste ha centrado su estrategia post electoral en conseguir esa segunda vuelta que presenta como prueba de la cantidad de fraude, la barrera entre lo tolerable e intolerable.
El enviado especial del Estados Unidos en la zona, Richard Holbrooke, que estuvo en París a los mandos de la nave, también quiere esa segunda vuelta, una idea que no convence tanto a sus generales. Para el diplomático también sería la prueba de que el proceso electoral ha sido limpio y creíble, algo esencial para enganchar a la mayoría de los afganos en una vía política con cierta legitimidad.
Karzai no quiere una segunda vuelta. ¿Para que se ha tomado la molestia de mandar a los suyos a sacar votos debajo de las piedras? Teme que la hartura existente contra su Gobierno, al que se percibe corrupto, le pase factura en contra de toda lógica tribal. Es la tendencia que parecen apuntar las denuncias de robo de votos en algún distrito de Helmand, cuyos jefes de aldea afirman que se les impidió votar por Abdulá. En el mundo pastún empieza a haber fisuras.
De la diferencia de pareceres entre Karzai y Holbrooke han saltado chispas y, según la BBC, algún que otro grito y subidas de tono, tipo “yo soy el presidente de Afganistán y aquí mando yo” o “tu eres lo que nosotros decidimos que eres” (diálogo inventado; no confundir).
Tengo la impresión de que el truco continua, de que la simulación de este ataque de cuernos democráticos de Holbrooke no es para salvar un proceso insalvable (los afganos son pobres, no tontos; después de 30 años de guerra no queda ni uno, como dice un diplomático) sino de dejar inmaculada la inmaculada imagen del presidente Obama.
no nos olvidemos de la biblia de Holbrooke (sobre Daytoy y “la paz” en BiH) y como despues de largo silencio… fue el primero en hacer declaraciones depues del 11 de sept. en la tele gringa… de que para muchos es un buen heredero de Kissinguer “reindoctrinado-en la nueva idea de “governance” de lo internacional/externo”. no me fio de el. y en mi modesta opinion (en gran parte de los circulos mas criticos de la ayuda humanitaria internacional) no tiene credibilidad… ya veremos
Muchas felicidades por tus artículos. Soy fan de “Cuadernos de Kabul” en “El País.
Te escribe una estudiante de periodismo desde México.
Andrea 🙂