Manifiesto de Segovia (Cirilo Rodríguez)
Sunday, 31 de May de 2009 por Ramón
Manifiesto de Segovia leído (*) antes de la entrega del XXV premio Cirilo Rodríguez a Joaquín Ibarz, el viernes en Segovia. Este aniversario, que contó con la presencia de casi todos los premiados (23 y dos por carta), se convirtió en un homenaje de la profesión a Manu Leguineche.
En estos tiempos de crisis económica, publicitaria y de ventas –y por qué ocultarlo, de ética, también– en los que el lector parece mudarse del papel a la web, de las televisiones y radios tradicionales a Internet, y donde las viejas agencias de prensa se enfrentan al periodismo ratonero (de ratón del ordenador, que decía Pepe Comas), corremos un grave riesgo: confundir el negocio con Periodismo.
Nuestro trabajo no es ajustar balances sino contar historias, y éste no está en crisis. Todos seguimos teniendo la necesidad de escucharlas sin importar el formato y la herramienta de transmisión. Lo esencial es inalterable: salir allá fuera, donde suceden las noticias, buscar testigos, comprobar y volver a comprobar los datos protegidos y alentados por una redacción central que exige los más altos estándares de calidad. Esta bella definición de Periodismo pertenece a Bill Keller, director del The New York Times.
Cada año desde hace 25, Segovia acoge los premios más prestigiosos de periodismo internacional hecho en España. Son nuestros Pulitzer. Cirilo Rodríguez fue uno de los grandes pioneros en el arte de contar lo que pasa, como Manu Leguineche, el primer premio Cirilo Rodríguez de una larga lista, y gran maestro de todos nosotros.
En estos premios se reconoce una forma de entender este hermoso oficio, una forma de estar en él. Nuestra responsabilidad como periodistas es mayúscula. No consiste en cortar y pegar para ahorrar gastos, sino en estar donde hay silencio, como dice Amy Goodman. Sin periodistas no hay noticias. Sin información, aumenta la impunidad.
El periodismo de calle –sea parlamentario o en una trinchera, que de todo hay– consiste en descubrir las gotas de Ryszard Kapuscinski, ésas que explican un universo. Sólo desde las pequeñas cosas, desde la gente a la que la vida niega incluso ser protagonista de su propia vida, se puede relatar nuestro mundo injusto, desigual y cambiante. La historia de un inmigrante recién llegado a España explicará más sobre el valor y la esperanza que cualquier estadística.
Resulta sencillo: sólo es necesario salir a la calle y escuchar.
El gran Periodismo, el imprescindible, nació para incomodar. Primero a los jefes del mismo periodista, pero sobre todo a los poderes públicos y económicos, tan dados a la desmesura. Nuestro trabajo es fiscalizar, investigar, descubrir lo que se quiere ocultar, servir a la ciudadanía más allá de lectores, televidentes, clientes o como se la quiera llamar.
El periodismo es un servicio público, además de un negocio. Sin ese servicio, pierden los medios de comunicación, pierde el público y pierde el país que renuncia a uno de los fundamentos de la democracia: la prensa libre. Y sólo son libres los que pueden acceder a las fuentes por sus propios medios, los que pueden enviar testigos formados para ver, entender y contar sin depender de las versiones de las fuentes contaminadas. Será caro, pero es buen periodismo.
Estos premios Cirilo Rodríguez, su larga lista de galardonados y finalistas son una muestra de otra esperanza, la nuestra, de que este maravilloso oficio que comenzó con Heródoto, sigue muy vivo a pesar de las múltiples crisis, el mileurismo, los recortes de plantillas, la invasión del espectáculo en lugar de la información honesta y equilibrada en la que se da voz a todas las partes, no sólo a la que conviene.
En nuestra mano está mimar ése Periodismo para que los ciudadanos sigan siendo ciudadanos, y no meros consumidores, y para que los poderes sea cual sea su naturaleza, se sientan vigilados.
Sólo aquellos medios de comunicación que permanezcan fieles a su misión de informar sobrevivirán. El mayor peligro para el futuro de los periódicos, las radios y televisiones, no es una administración hostil, ni las crisis económicas ni un modelo de negocio al que las nuevas tecnologías han puesto del revés.
El verdadero peligro es la pérdida de la fe en nuestro oficio, la renuncia a sus fundamentos éticos, a su labor esencial en la sociedad democrática. Se podrá ejercer ese periodismo en los medios clásicos y en los nuevos, en el papel y en las webs y blogs, pero lo que nunca cambiará es la esencia de nuestro trabajo. Don Hewitt, uno de los grandes en EEUU, y creador del programa 60 minutos de la CBS, lo resumía tres palabras: “Cuéntame una historia”.
Muchas gracias: por otros 25 años de Cirilos, historias y Periodismo.
(*) Se encargó de su lectura Javier Arenas, secretario general de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, quien inventó un nuevo género: el manifiesto comentado. Añadió tanto de su cosecha que ya no se sabía qué era manifiesto y qué sana improvisación.
“Cuéntame una historia”, qué más se puede decir.
Me gusta el manifiesto -y esa pequeña maldad hacia Arenas: cómo son los de FAPE-. Da principios, que tanto escasean, y esperanza, que se vende aún más cara. Habla de periodismo de verdad, ese que habrá que ver dónde podemos ejercer cuando acabe -si es que tiene fin- la escabechina de cierres, EREs y ajustes varios. Porque además de hermoso, el periodismo es caro. Demasiado para una época en la que todo se busca y casi todo se encuentra en el “Todo a 100”. Salud.
Espléndido. Gracias por dar voz a los que creemos (y necesitamos) este oficio.
Gracias Ramón, es un texto extraordinario, no sólo por su calidad literaria, ni por el mensaje, sino porque hay sentimiento y pasión; por eso es más auténtico. Cuando pensamos que había que hacer un manifiersto -por cierto fue idea de Javier Arenas y me parece extraordinario que la FAPE lo haga suyo- como organizdores creímos que tú eras la persona más idónea, tanto por tu vinculación con el premio, como por tu conocimiento de la profesión y de la “tribu” y por la pasión que pones a tu trabajo: contar historias
Es un honor y un privilegio, como bien sabes, colaborar contigo, el gran motor del Cirilo Rodríguez.
[…] Ramón Lobo nos sirve a golpe de clic este Manifiesto con motivo de los 25 años del Premio Cirilo R…: […]
Enhorabuena por este manifiesto. Creo que recoge a la perfección qué debería ser el periodismo en estos tiempos en los que “todo vale”.
Sin embargo, en ocasiones olvidamos lo difícil que resulta lograr estos objetivos en un sector en el que la precariedad laboral está a la orden del día. Bajo mi punto de vista, éste es uno de los principales obstáculos a los que nos enfrentamos los periodistas en la actualidad y que dificulta la consecución de los objetivos que este “manifiesto comentado” resume.
Salud.
Mientras haya periodismo habrá esperanza. Tal vez ahora no nos lo parezca pero confío en que esto que nos pasa sea algo eventual. Debe de serlo porque si tantos periodistas lo quieren no habrá empresa informativa que se resista, a pesar de los pesares…
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