Deshacerse de libros que ya no son yo
Sunday, 28 de January de 2018 por Ramón
He ordenado parte de mis libros, solo los de la habitación en la que trabajo. El salón queda para febrero. O para marzo, que tampoco hay que estresarse.
El objetivo es desprenderme de algunos, regalarlos a una librería que los acoge gratis y los revende a voluntad del comprador. He tardado horas porque cada libro contiene una o varias historias, voces que escuchar, memorias que atender. No solo las que eligió el escritor, también están las mías como lector.
Ordenar libros es ordenarse; desprenderse de ellos es reconocer los cambios en el yo pese a que el yo motor sea el mismo. Vivir es deshacerse de lo que ya no somos. No es fácil, hay que ir uno por uno, abrirlo y esperar, estar seguro.
Tengo un Kindle. Es cómodo para los viajes, pero no me habla. Entre él y yo se levanta un muro trumpiano. Quizá sea mi culpa, la edad.
Los libros huelen, al subrayarlos los poseo y memorizo; me regalan unas palabras, les devuelvo otras. Es verdad que puedo marcar en el Kindle y crear anotaciones, pero algo sucede en mi proceso de memorización con las palabras kindledas. Se pierden en el camino de regreso, me llegan sueltas, mezcladas con las de otros libros. Tal vez estén creando un nuevo que sea la suma de todos los leídos, pero ese libro ya existe, es mi vida.
Feliz semana.
“Vivir es deshacerse de lo que ya no somos.”
..y reconocerse en lo que nos vamos convirtiendo, añadiría.
Yo también tengo un kindle y lo subrayo más que los libros de papel, para subrayar en papel necesito un lápiz que a veces no tengo a mano, mi kindle siempre me presta el suyo.
Sí, es menos romántico, no huele a libro pero sabe a libro y me permite ser infiel sin mirar a quien. Leer uno, dos o varios al mismo tiempo… 😉
Vivir es todo ventajas.
“Tengo un Kindle. Es cómodo para los viajes, pero no me habla. Entre él y yo se levanta un muro trumpiano. Quizá sea mi culpa, la edad.”
Desde luego no es la edad, yo también tengo un Kindle y aún estamos intentando forjar nuestra amistad después de un año… ahí andamos y me queda unos meses para la tercera década 😉
No hay nada como el olor de un libro al abrirlo. Cada cual con su aroma… los olores siempre vienen acompañados de memorias, así se recuerdan las historias de cada libro 🙂
desde la gomera…
aquí ya se ha dado, por fin, la ley del centésimo mono.
un mes en la playa del trigo y alrededor de 800 personas que se movían por aquellos riscos como pedro por su casa.
hacer construcciones con cantos rodados, caña y palmas,
cantar, bailar, sonar y resoplar a tutti plen entre las aguas bravas del atlántico y el barranco.
levantamos el asentamiento y desbaratamos nuestro paso.
el ayuntamiento de vallehermoso diò el visto bueno en limpieza
y se cerró el encuentro.
el próximo puede que sea en el hierro
y despues en el sur de Portugal.
la comunidad rainbow es tan activa como el mal.
aquí en la isla hemos salido en la sexta unos días atrás
como jóvenes que van a un concierto y arrasan con lo que pasan,
nos califican de inmundicia y ahora cuando los gomeros llegan a la plaza del valle nos miran como bichos raros a evitar.
el movimiento rainbow tiene 50 años de antigüedad y es imparable.
los mas jóvenes tienen visiones muy nuevas y coherentes
y yo en medio de la vorágine pasando como todos ellos,
al montòn.
todos iguales:
vagos, sucios, ladrones…
todos con la misma vara, hala !
en la isla mágica los jóvenes rainbow dan que hablar
en homenaje a la biodiversidad.
en namastè
El olor del libro, como el sabor de las madalenas, no está en los objetos. Está en nuestro cerebro. Y ese, hai que tener cuidado para llevarlo consigo (hasta que recale en algún androide). El difrute es una simple conexión… y las conexiones se van trabajando a lo largo de la vida (viendo, tocando, saboreando…).
A Sharon Stone también le gustan los libros en papel. Será la edad. O el gusto.
Estimado don Ramón, acaba usted de hacerme un gran favor: me da impulso de buen Atilas para acometer esa tarea. Ya no voy a tener complejo de parricida. Hasta ahora no me decía a podar mi modesta biblioteca. Cargo con un par de años más que usted y, menos en los baños y la cocina, tengo libros amontonados por toda la casa. Gracias en nombre propio…! y el de mi familia!??
Perdón: los interrogantes al final de mi comentario han saltado solos. Yo había puesto unos emoticones (làgrimas). Magia de los libros…Le escribo desde Galicia, tierra de meigas…
Gracias, José Luis. ¡Rocío! Si me ayudas con Sharon, voy!
ya que te estas deshaciendo de libros te propongo un trato.cuando vengas a la coruña te invito a un buen vino , a un buen churrasco , y una buena conversación ,por cinco libros que te vayas a deshacer ,que hayan influido en ti y quieras recomendar
Me gusta la música que cuelgas,estoy de acuerdo con tus opiniones políticas ,quisiera ver de las fuentes de que te abasteces para opinar tan calmada y lucidamente.
Me encuentro con la entrada gracias a google, que me ha traído aquí al buscar “como deshacerse de libros”, y fíjate que estoy en pleno proceso. Empecé a coleccionarlos a eso de los diez, gracias a la ayuda de mis padres pues siempre se han dedicado a la venta de ellos(¡una bendición!), de niña me volví una ávida lectora, hábito que fui dejando estos primeros años de universidad. Ahora, a menos de un mes de cumplir los veinte años, y con centenares de libros me encuentro haciendo la típica limpieza minimalista que ha todos nos da por hacer una vez o varías en la vida. Menos es más, o eso dicen. Pase de tener el hábito de acumular hasta el lapicero que te regalan en las ferias a tirar cualquier cosa aunque aún tuviera un uso, pero mis libros, esos han sido intocables. Sin embargo, los años pasan y aunque todos llevan una historia más allá de la que cuenta el escritor en las páginas, algunos de ellos ya no van conmigo, o no son lecturas que conservaría para leer una segunda vez, pero mis historias que guardan, de los momentos en los los leí por primera vez, esas me cuesta tirarlas. Supongo que mantenerlos en las estanterías también es quitarles vida. Aprender a dejar ir eso que fuimos pero ya no nos identifica más.
Me he mudado a casa de mi mujer y he tenido que desprenderme de una biblioteca y si no es por ella todavia estoy releyendo todos los libros para saber de cual me podria desprender. ¡Que triste vivir sin espacio para todos!