Tiempo de inobediencias e insumisiones
Wednesday, 2 de August de 2017 por Ramón
Murió Malén Aznárez, una inobediente como la definió la gran Soledad Gallego-Díaz. Es tiempo de inobediencias e insumisiones radicales hasta con los que podrían parecer los nuestros.
La edad agiganta la soledad y sus sensaciones, reduce los plurales y multiplica la rebeldía. Aquí seguimos en plena lucha en un fuerte que no se rinde.
Mi teléfono presuntamente inteligente me advierte de los cumpleaños de personas que ya no están entre los vivos. En un instante, la memoria se desboca, me siento incapaz de manejar tantas emociones. También conservo los teléfonos de los muertos con los que tuve algún tipo de relación. No me atrevo a borrarlos. Sería borrarles y borrar una parte de mi memoria. Lucho contra los olvidos.
Crecer, envejecer es acumular victorias y derrotas, vivos y muertos que nos han conformado como personas. No renuncio a ninguno. La vida que avanza se llena de libros y músicas. Son las otras presencias que me salvan de cada abismo real o imaginario.
Cuando muere alguien cercano nos reunimos en un duelo colectivo. Cada vez que muere alguien que me rozó con su ala siento que más que dolernos de su ausencia celebramos su vida, su ejemplo.
El duelo es un camino solitario en el que las ausencias que arañan se convierten en presencias que acompañan. Hablo con esas presencia todos los días. En los días de crisis, mi casa parece una asamblea de difuntos.
Labordeta es una presencia rescatadora constante. Buena semana.
Bufff, estas letras. Antes las oía y suponían, junto a otras emociones, un canto de esperanza, de alegría por tanto, un futuro mejor y posible. Ahora, también junto a otras emociones, suponen un sentimiento de desesperanza, de decepción, de sueños incumplidos y decadencia de ideales y tristeza por lo no ocurrido, demasiadas personas perdidas que comulgaban con mis pensamientos. La soledad está allí, lo que ocurre es que en fechas concretas del año se hace más palpable y visible. Menos mal que estoy muy bien conmigo misma.
Con el tiempo se aguantan peor las salpicaduras que supone el ir contracorriente… pero pienso que vale la pena seguir nadando. Graciñas por el “termómetro”…
Que bonitas palabras, que bonitas ideas. Muchas gracias Ramon.
Me ha emocionado tanto leerte y me he identificado tanto con tus palabras…tanto como hacía tiempo que ningún texto me llegaba así.
Gracias