La capa, el referéndum y el coste de elegir
Saturday, 16 de January de 2016 por Ramón
Si esto fuera Escocia, por un poner lejano, arrolla el “sí” en el referendo lanzado en Facebook y Twitter sobre si debo comprar una capa española. Como no había anunciado si era vinculante tengo margen para hacer lo que quiera: ventajas de ser la mano (mus) y decidir el momento de la consulta.
En el otro nos prohibimos las cuentas democráticas, “una persona, un voto” y sin interpretaciones cuasi religiosas. Nunca hemos sido aritméticos ni filosóficos; somos un país de centro tarugo: ni de ciencias ni de letras.
La capa es hermosa, cae con elegancia, no pesa sobre los hombros y me queda estupenda. Una amiga malvadísima me ha dicho: “¿Qué pasa, ya no entras en ningún abrigo?”. Algo de eso hay. La capa tapa, disimula y da calor. Todo son puntos a favor, menos el precio, que vale una pasta.
Al final me voy a gastar el adelanto del libro en Montoro y en mi bisabuelo. Al menos Ramón Lobo Regidor merece la pena. Primero rehabilité su tumba y ahora que si capa o no capa y el impulso de hacerme socio del Ateneo donde amigó con Azaña y Cipriano Rivas de Cherif, entre otros. No sé si este revival tras publicar Todos Náufragos confirma que he alcanzado, al fin, una cierta cordura o que estoy peor que nunca. Es este punto es mejor no preguntar.
He visitado las páginas de Amigos de la capa española y de la orden de caballeros de la capa española. La segunda da grima por el nombre. Y encima tiene capellán.
La capa puede proyectar un espíritu rancio, no tanto por la prenda sino por algunas perchas. Pero también es un acto de reafirmación de la individualidad frente al carril de la moda. Con la edad, las tendencias exhibicionistas se agravan.
Otro amigo, no menos maldiciente, me ha dicho: “Gustará en las asambleas de Podemos” (nunca he ido a una). Otro: “No sé cómo te recibirá Puigdemont en Barcelona”. Estoy como la CUP, partido por la mitad.
Si viviera en Londres o Nueva York, donde nadie sabe de nuestros problemas con las dos Españas, me la compraría una mañana mismo. La usaron Picasso, Buñuel, Mastronianni, Fellini o Yul Brinner; la usan Plácido Domingo, Fernando Arrabal y, seguro, Arturo Pérez Reverte. Fue un signo de la bohemia madrileña.
Estoy cansado de trincheras, estereotipos, prejuicios, barones y camisas de fuerza. También necesito liberarme de esas ataduras. Ser libre consiste en obedecerse. Lo pensaré unos días más, buscaré un pacto conmigo mismo, pasaré del qué dirán y quizá caiga de regalo por mi cumpleaños (no sé aún en qué año).
Gracias por participar en la consulta (fue una idea de Ada Colau; es broma) y feliz fin de semana.
está claro: si quieres hacer de tu capa un sayo… primero tienes que tener una
Pues a mi me encantó decir que noooo.
Gracias por dejarnos participar.
El insigne chiste sobre la capa del cura puede ser un sensato llamamiento a la prudencia: en un pueblo, el vecindario recauda fondos para costear una capa nueva como regalo para el párroco. Todos los vecinos aportan algo, un duro, cinco, diez, hasta que un vecino en particular sorprende a todos ofreciéndose a pone, él solo, mil pesetas. Y añade: “Y si me dejáis caparlo a mí, dos mil”.
Pues es un gran problema, la capa como muchas prendas o adornos varios depende de quien la lleve y como y en qué ocasión la lleve. Pero dado que, cada vez más, etiquetamos a la gente y que tu libertad de llevarla puede chocar con la libertad de otros para estereotipar, no sé qué decir . Yo soy de pasar desapercibida, me encanta la ropa pero sí me influye el que dirán o cómo me verán, quizás debido a la generación que me correspondió en el sorteo. Ante la duda, yo no me la pondría. Sinceramente si te viera, te percibiría como alguien muy elegante y muy señor pero alguien disfrazado, un choque visual para alguien que se ha movido por su trabajo entre las trincheras. Claro, esa es la imagen pública pero otra cosa es la faceta y relaciones privadas o de club. Allí no tengo nada que decir, faltaría más.
Patricio.
Una serie de personas vamos a crear una “ORDEN” en el pueblo, en donde lo primordial será pasarlo bien cantando y comiendo.
El uniforme de gala será:
–
– Capa de color azul marino (muy semejante a la capa española).
-Camisa blanca.
-Pantalón negro.
-Montera picona ( azul marino).
-fajín color burdeos. Para disimular la barriga cervecera de los integrantes. Todos hemos superado el medio siglo de edad.
-Y por último: zapatos negros.
A consecuencia de esto espero y deseo que no haya en el pueblo ni alrededores un motín como el de Esquilache.
Buenas tardes a todos.
Acabo de ver tu foto con capa y estas guapo…
Te queda estupenda