Todos náufragos, así se llama el libro
Wednesday, 4 de November de 2015 por Ramón
Publico Todos náufragos (Ediciones B), que en teoría llega este miércoles a las librerías. Es mi mejor libro, lo cual no significa mucho: puede que los demás fuesen malos. Estoy contento del resultado, de su efecto balsámico en mí. Me preocupa que no se venda; también, la reacción de mi familia que aún no lo ha visto ni leído. Hablo de ellos, de nuestros antepasados. He procurado ser generoso hasta donde me lo permite la conciencia. También siento pudor: me desnudé emocionalmente.
Es la historia de la destrucción de una familia brillante, republicana y progresista, la de mi bisabuelo y abuelo, de cómo la Guerra Civil y la dictadura nos dejó rotos y averiados. Es la historia de este país, de los efectos del franquismo aplastante en mi generación, la que intentó la Transición. Si he conseguido esa vinculación, de la familia a España y viceversa, será un buen libro. Si no, un fracaso.
Me ha costado tres años. Si exagero podría decir 60. Se formó primero en el limbo emocional donde se cultivan las historias; después realicé una investigación: papeles que interpretar y decenas de conversaciones y viajes para ver a primos. Me puse a escribir hace un año, con todo abierto.
Cada descubrimiento me obligaba a un ajuste y, a veces, a un ligero cambio de enfoque. Resultó un viaje apasionante. Me gusta escribir libre, dejarme ir, buscar la sorpresa. Como periodista necesito lo inesperado; cuando buceo dentro de mí aún más, porque solo así me siento vivo.
Cuando terminé supe que solo había conseguido un libro debajo de la hojarasca. Empezaba la limpieza: cortar, editar, equilibrar y renunciar a frases y párrafos de los que me he enamorado pero que entorpecen la lectura. He sido drástico, sin piedad en la poda. He contado con ayudas de personas muy cercanas. Creo hemos conseguido un libro que merece tener suerte.
Chesterton decía que al escritor vivo hay que comprarle los libros y al muerto, leérselos. Me conformo con que empecéis por lo primero, aunque sea Amazon.
Habrá una presentación en Madrid el 12 de este mes a las 19.30 y otra en Barcelona, quizá el 23, de las que informaré en las redes sociales. Tal vez haya más, pero no depende de mí.
Besos y abrazos. Muchas gracias.
Yo voy a comprar tu libro, en mi código está comprar lo que edite un escritor que tenga blog y la decencia de no censurarme por ser un patriota español
No suelo leer libros enteros, pero seguro te digo algo positivo e inesperado, daré fe de que lo he comprado ( en papel )
Cada libro que se vende es importante, si has intentado conseguir la vinculación de tu familia a España me parece genial y noble , si lo consigues, ya lo veremos ¿no?, estas en la mejor edad para un escritor, ahí está Mario ( mi favorito ) que va a sacar otro con 80 tacos
Se lo pediré a los Reyes, mucha suerte.
Me lo pienso comprar aunque no lo pueda llevar a casa jaja. Muchísima suerte seguro que será un fantástico libro como los anteriores, en realidad todos llevan un reflejo de ti y de tus vivencias aunque los noveles.
Espero poder ir a la presentación.Muchos besos.Lu
Muchas gracias por tu libro, por tu blog, por contarnos cosas. Muchas gracias por tu generosidad, hace mejor este mundo.
Me lo compro en cuanto pueda.
Un abrazo.
Pues que tengas suerte con la aceptación del libro. Aunque ser capaz de escribir un buen libro ya es un gran logro personal e intelectual. Lo compraré en cualquier momento. Me gustaría que te compensase debidamente el trabajo invertido en su escritura. Pero, al margen de lo económico e incluso de la satisfación personal, la cifra de ventas no es un reflejo necesariamente de que el libro este bien o no. Yo no me fiaría de ese dato para valorar si gusta o no, si tiene calidad o no, aunque entiendo que la pasta es necesaria.
Siempre te he visto más escritor que periodista, aunque seas también un gran periodista.
Gracias por los artículos, por el blog y por el libro.
Un abrazo.
Pues ahora cuando llegue a Sants voy a preguntar si lo tienen. Me hace ilusión! 🙂
Lo comparto en mi muro de Facebook. En Colombia poco te conocerán, pero si lo lee una persona más además que yo ya será ganancia, supongo. Saludos y mucha suerte!
Sigo diciendo que me encanta el título…. y sigo esperando que alguien nos recoja…
Hola Ramón. Felicidades por el libro y por el blog. Me gusta mucho seguirlo, así como los domingos por la mañana con Javier del Pino. Informa del lugar donde se hará la presentación en Madrid. Me gustaría asistir. Slds, Juan
¡Gracias!
Querido Ramon, te escribe nuevamente Martin desde Argentina. Te hago una consulta, tienes idea como puedo conseguir el libro aqui? o lo debo importar desde España? A ver si me ayudas. Abrazo gigante!!
[…] espero que ustedes también lo hagan. Creo que merece la pena. Así habla de él su autor en el blog “En la boca del […]
Martin, supongo que por Amazon o cualquier plataforma similar. Creo que está también en e-book
Ramon: Me gusta escucharte y leere tu libro en cuanto pueda porque me siento ligado contigo por el mismo problema por un padre falangista y franquista con el que siempre batallé. He escrito cosas sobre aquella niñez y adolescencia mia con mi familia materna contraria a aquella persona pero en silencio por el puñetazo en la mesa de un señor que no sabia discutir y solo imponer. Algun dia te lo enviaré por este medio.
Un abrazo
Hola, Ramón.
Vi la presentación de tu libro en televisión e ido a buscarlo a ver si estaba a mi alcance…Pero no, no me lo puedo permitir por mucho que me interese el tema, afín de alguna a manera a una historia en forma de tesis doctoral que escribo ahora mismo…Es que España no me ha salido buena patria, por más que en mi tierra del Caribe le llamen “Madre”.
Te deseo mucha suerte, que el libro sea un best-seller, y que por serlo, alguien lo suba a Scribd y así poder yo descargármelo.
Un saludo
Gisela
Magníficas palabras en el Intermedio!
[…] cada crónica, cada reportaje. Como dijo Huertas Clavería: “Cada mesa, un Vietnam”. La música no lleva segundas intenciones, solo primeras. Feliz […]
Sencillamente brutal. Estoy con una segunda lectura.
El viaje personal y profesional, (que sigue siendo personal); vertebrando cada paso en la relación del autor con Ramón o con su padre, que es lo mismo pero no es igual, (ese acercamiento y ese alejamiento constante en el uso de “mi padre” o “Ramón”…gigante, enorme).
Para los que hemos librado, (y libramos), una guerra fría constante con nuestro padre, este libro nos empuja a cuestionarnos las decisiones tomadas y asumidas al respecto. Todavía no sé si éstas saldrán reforzadas, debilitadas o indemnes. Da igual.
Simplemente, gracias Ramón.
P.D.: Aconsejo leer en formato papel. La calidad del libro en papel es impresionante, el gramaje, las tapas…
(forma parte de un compendio de textos, si quieres te lo explico luego)
74/74
Carta imaginaria a Ramón Lobo
Acaso una forma digna de comenzar esta crónica es recordar aquellos finales de los noventa cuando sentado más rebelde que obedientemente asistía al seminario de periodismo, literatura y nuevo periodismo impartido por el profesor Ítalo Tedesco en aquella universidad que tenía más de católica que de Andrés Bello en Caracas. Los Grandes reportajes, fueron empapándonos de estilo, de ganas de vivir, de ser curiosos a algunos de los pocos asistentes que fuimos durante ese asignatura electiva del curso de 1995.
Asistí frenéticamente a bibliotecas, hemerotecas, archivos de El Nacional durante semanas. De ahí saqué una entrevista como trabajo final a Arturo Sosa s.j., que además tuve la suerte (enchufe) que la publicaran en el Últimas Noticias: aquella conversación la llevamos a cabo en la inolvidable parroquia de Jesús Obrero en el popular barrio del 23 de enero, muchos años antes que el mismo jesuita despachase directamente desde el Vaticano bastante cerca de este primer Papa latinoamericano.
Menos ilustre también fue mi perentoria, pero intensísima amistad con José Pulido, con quien luego de ser un lector compulsivo de su novela Una mazurquita en La mayor, desde la primera entrevista nos hicimos amigos y posteriormente nos convertimos en compañeros de trabajo del suplemento cultural (yo freelance y él en la plantilla del periódico, claro está). A través de él comencé a conocer de primera fuente los desmanes hechos por EE.UU. en Nicaragua y en Centroamérica en general, cuando pasó varias temporadas como corresponsal.
No olvidaré tampoco su anécdota de la primera película que vio en Villa de Cura y que era la versión de King Kong, probablemente la versión de 1933, y que él juraba que era un gorila gigante dentro de la sala, lloraba y corría, y cuando logró calmarse, José no salió de su asombro hasta que la película había acabado.
Mira que forma más extraña de comenzar una carta, Ramón, fue como la manera de homenajear lo periodístico que aún pueda subsistir en mí. Estos cinco párrafos nada tienen que ver contigo, los utilizo como una manera más anestesiada de empatizar, de sentarme a escribirte esta carta.
En una parte de mi familia hay una costumbre patológica de decirse las cosas indirectamente, en cartas, nunca a la cara si es posible. Yo ahora lo estoy haciendo en principio por timidez y segundo como un ejercicio estilístico y quizás terapéutico.
Entrando en materia, el caso es que he leído tu novela de los náufragos en cinco sentadas; todo fue en barrena: leer la entrevista en Negratinta, recibir de regalo de reyes la novela y ponerme a leer.
Debo confesarte, no sé si como un cumplido, que interrumpiste abruptamente mi lectura entusiasta que llevaba de otra obra de ficción: La ciudad de los prodigios.
Me gusta llamar a tu novela ficción no por desdén, ni siquiera novela histórica, no por despreciar todas los meses de investigación que se notan detrás del texto, ni tu intrahistoria personal; inclusive esa sensación única que tuve como lector cuando describes la Guerra Civil, pareciera que tú lo hubieras vivido en primera línea. La llamo ficción porque creo así es más digerible y asumible para todos, tampoco lo hago por exégesis profesional, y espero que ya con esta palabra pueda mantener tu atención algunos párrafos más.
Lo que viví como lector es que la mayoría de las ambientaciones históricas y políticas las leí transversalmente, lo que más me sedujo fue el tuétano de tu historia humana (como a ti el tuétano del cocido y ese otro acto escasísimo -y además de los pocos- de amor de tu padre de compartir el pan untado), además dejarme seducir por tu historia familiar, porque eso es lo que resonó en mí desde que leí la entrevista que te hizo Queralt Castillo.
Las leí transversamente quizás porque ya mi abuelo paterno contribuyó lo suficiente con la cuota familiar y por segunda vez hablo en estas crónicas de la foto que sale él con el general Líster, activos y orgullosos en el frente (bueno él más que el general, de hecho es uno de los pocos con el puño en alto), no sé exactamente en cuál de los tres años de la guerra.
Simplemente como lector en las ambientaciones históricas y políticas hago una elipsis emocional en el texto, como cuando pasé físicamente de largo en el verano pasado por el Archivo General de la Guerra Civil Española de Salamanca, ni siquiera nos paramos al frente del edificio. De la misma manera como cuando estaba en el anfiteatro romano de Tarragona y leí que había sido campo de concentración en la misma guerra: “¡Nos vamos, por favor!”
No soy maniqueo en este sentido tampoco, de hecho estoy a favor que acaben de sacar la edición crítica del Mein Kampf (Edición del Instituto de Historia Contemporánea de Múnich (IfZ), dirigidos por Christian Hartmann.), mira tú por dónde pueden surgir nuevas oportunidades cuando alguien o una institución pierde los derechos de autor y unos científicos como los historiadores se ponen manos a la obra. Pienso factible que ahora pueda salir una edición crítica de casi dos mil páginas es justamente como el propio antídoto a la radicalización de algunos que pretenden continuar la saga: desmontar, des-idealizar, tal como lo sabes hacer con tu familia británica, prácticamente con lo que se te atraviese en tu novela, por tu bien y el de toda la Santa Iglesia.
Yo no soy el primero en ponerme a escribir de la familia, ya lo ha hecho una abuela y el marido de una prima de esa misma abuela, que yo sepa (Imprimió un libro en Alemania (Viersen) de más de casi 300 páginas.) Además tengo una prima hermana que parece una arqueóloga, sobre todo en cuanto a la memoria histórica y familiar. Tus motivos quizás sean tanto catárticos como un homenaje profesional a todos tus colegas, un puente entre las dos Españas insolubles.
Desde mi época de estudiante he tenido todo tipo de métodos para marcar los libros: rotuladores, números, letras, líneas horizontales, verticales, doble línea, triple, etcétera, y el último que acostumbro es el de doblar la esquina superior de la página sin escribir nada en el texto, justamente para forzarme de tener que releer cuando vuelva al libro el contexto más amplio. En tu novela son unas cuarenta páginas que me interesan especialmente y que tienen la esquina doblada hacia adentro.
Otra lectura de esnórquel (ahí ya no hablaríamos de ficción) es todo el entretejido que le daría mucho trabajo a PNListas, consteladores o Gestálticos, sólo por enumerar algunas “terapias complementarias”, pero no quiero distraerme con eso, sólo decirte que cuando desactivas el esquema víctima/perpetrador puedes ser más periodista aún con tu autobiografía.
Quiero llamar tu atención (tranquilo que ya queda poco) a una página en en particular además me jode enormemente cuando especificas que en Venezuela aún no haya una dictadura, sobre todo porque estás escribiendo este libro en el 2015. Sé que es tu opinión personalísima, yo de hecho cuando emigré como exiliado económico (no político) en el 2010, aún tenía dudas en ese sentido, por lo que tú tienes todo el derecho del mundo a dudarlo ahora o cuando te plazca. Creo saber también que el contexto que usas es para contrastar que una España de cuatro décadas franquistas no es menos dictatorial que el Irak de Hussein o la Libia de Gadaffi: huele a gato, maulla, tiene cuatro patas y bigotes, cola, etcétera.
Hay muchos recuerdos por contar, son muchas más los silenciados, que los contados, inclusive en la versión oficial o la inducida, como en las familias, e inclusive de nuestras infancias, otro acierto rotundo de tu novela.
No obstante, el hecho de que agregues el adverbio aún, me jode menos porque describe exactamente lo que yo sentí cuando cogí el avión que me sacó de allí con mucho impulso y muchas secuelas: por supuesto que no era la escena final del médico saliendo en avión del Último rey de Escocia o del equipo de la CIA que logra salir de Irán en la Argo de Ben Afleck.
Conocimos a Chávez de formas diferentes, aunque ambos por trabajo: tú con la anécdota del ofrecimiento que te hizo de la nacionalidad venezolana, y yo en un cóctel de presentación de aquel proyecto faraónico de Global Crossing Ltd en Caracas: fue impresionante el magnetismo y el carisma que transmitía en persona a menos de cinco metros. La primera oportunidad que lo ví fue muy cerca del 2000 cuando ya era presidente y parecía un rock star en un mitin con tarima pequeña en el centro de Caracas, encima de la cual llegaban vía aérea sostenedores y algunas bragas de algunas de sus más exaltadas seguidoras.
Acaso en lo que más se parezcan esas dos, ahora tres Españas si se cuenta la de la transición, es a la necesidad de tender puentes entre sí, como de las tres Venezuelas: la del Pacto de Punto Fijo y su perverso bipartidismo (oh, malditas coincidencias), la de Chávez y la que está por venir. Esto si tomamos en cuenta el siglo veinte y lo poco que va de este.
Mejor así, porque un ejercicio hipotético con más rango de siglos, sería inviable y además en el caso de España es como el de Portugal si se incluye la monarquía: ¿mejor dejarlos al otro lado del Pirineo, no?
Uno de mis mejores amigos (saca una ventaja de unas cuantas piscinas al resto) el otro día se refería al actual cine italiano, capaz de tener películas políticas divertidas. Como una capacidad de desdoblamiento: saber y asumir que todo es una mierda, no hay redentores: “sólo eliges a cuál mafia asociarte y listo”.
Quizás justamente por eso Messi sea el Mesías moderno, una absoluta tara generacional que nos atraviesa en España desde personas de aproximadamente los quince a los cien años por acotarlo en cantidades numéricas. Es tan atávico y endémico ese deseo, esa compulsión, que en Latinoamérica Messi parece no ser suficiente, en todo caso el mejor de la historia futbolística con suerte.
Si jugamos con esa imagen como de cimiento en el imaginario es interesante que en el mundo culé que proporcionalmente no es todo el mundo catalán, Messi no es el mejor de la historia, es un dios; mientras que en el universo argentino, que quizás es casi paralelo en medida al universo de la albiceleste, si Messi es el mejor de la historia, Diego es dios, mira qué fuerte y que calado tiene la frase, es casi hipnótica.
Ni los italianos, ni los griegos (si nos atrevemos a sacar en la discusión el tema de la mediterraneidad) tienen tiempo, ni ganas de esas figuras fundacionales en sus imaginarios futbolísticos, ahora no sé si pudiera estar seguro de los mismo en España y el resto de virreinatos o capitanías: del Che a Fidel en Cuba, de Sandino a Ortega en Nicaragua, pasando de un Bolívar a Chávez, de un Zapata al Comandante Marcos, de un San Martín a un Perón o mejor un Diego, seguro pueden encontrarse muchos más ejemplos.
En el fútbol italiano tengo la sensación que pueden tener la selección de todos los tiempos y sabrán escoger perfectamente los once jugadores, pero creo que no tienen a uno, tampoco a los tres mejores de todos los tiempos, del mundo mundial.
Juan Pablo además del cine el otro día también me regaló la imagen de la izquierda en el poder refiriéndose a España: “es como un niñito en una juguetería. Además descubren su lado vil… y entonces inventan eso de que los verdaderos poderosos son los de siempre… ellos no”.
Se puede tener la curiosidad de experimentar esta imagen tanto con Podemos como con la CUP simultáneamente, y luego de pasarlos por la criba esperar a comparar los resultados.
En tu próxima visita a Barcelona, Ramón, espero que no descartes darme el gusto de que compartamos un café, por ejemplo. Un deseo que proyecto con tanto cariño como respeto.
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Hola Ramón
Decirte que me estoy leyendo tu libro, me esta encantando. Me lo compre justo después de oírte en Carne Cruda. Tu relato y sensaciones me son comunes y no podía dejar de leer el libro. Ahora, mientras que lo leo, me siento identificado. A veces me da mio sentirme tan identificado en asuntos que guardo para mi e intento convivir con ello, aun sabiendo que muchas veces me traiciono y sale mi yo dañado.
También comentarte que desde amazon me han vetado el comentario que queria dejar en tu review. Este es el comentario que según Amazón no era apropiado, ¿es tan así?:
espectacular. Totalmente necesario para saber más de nosotros y nuestro entorno
Me esta encantando. Supera las expectativas que tenía al comprarlo (me anime después de oír la entrevista con su autor en el programa de radio carnecruda.es).
La historia que nos han robado en la escuela, en las familias, en el entorno confortable de este balneario inconsciente y grotesco que es España, aquí se recupera, al menos en parte, a través de la valentía de su autor al abrirse en canal y contarnos como sufrió (y entiendo que sufre en parte todavía) en tener que convivir con unos vencedores arrogantes, crueles e ignorantes y unos vencidos humillados y resignados al “es lo que hay”.
Hace tiempo que lo había comprado a raíz de una recomendación no recuerdo de quién. El otro día vi una entrevista en el programa de Sánchez Dragó (pura casualidad porque no lo suelo ver) y me animé a leerlo a pesar de que de la entrevista apenas vi más que el final y viendo como las tertulianas casi se escandalizaban con el libro me acordé que lo había comprado en ebook y procedí a su lectura. Me encantó, la parte histórica, la referente a los conflictos aquí y aculla y me impresionó la exposición abierta y catártica de las cuestiones familiares.He tenido la suerte de contar con unos padres afectuosos y tolerantes a pesar de ser de derechas (más sociológica que ideológica) aunque supongo que si empezamos a rascar todos tenemos cadáveres en el armario o historias de miseria moral. Creo que muchas familias en España han vivido problemas emocionales parecidos que afectan especialmente a hijos y mujeres, como secuela de una España machista, que confunde la virilidad y la hombría con los genitales y la dominación física y mental.Ademas el libro refleja magníficamente la nostalgia de muchos ciudadanos españoles por la España que pudo ser y no fue y que no sabemos si será de verdad algún día.
Por supuesto lo estoy recomendando a mis amigos.