Seré curioso, Quintín
Sunday, 7 de September de 2014 por Ramón
Hoy me pesé: los pintxos de Vitoria son historia, y las cervezas y los gintonics, también. He regresado al buen camino: la vida cartuja. Adiós a los ciento y pico kilos. Ahora, el objetivo son los noventa, la siguiente barrera cultural. No hay prisa, ni calendarios ni promesas electorales.
Me ha llegado el dibujo que encabeza el post a través de un amigo de Facebook. No estoy seguro de quién soy ni de cómo me ve él, pero temo lo peor. Un queridísimo periodista catalán, a quien conté por teléfono mi vida gimnástica y la pérdida de cuatro kilos, me respondió: “Aún te sobran otros 20”. Los catalanes con confianzas son demasiado directos y después quieren que les dejemos hacer referéndums. Veinte no, pero 18…
Esta mañana volví a A Vivir. Me gusta porque me gusta la gente que hace el programa y me gusta el ‘feedback’ que llega de los oyentes. Me gusta la radio; fue mi primer trabajo hace mil años. También me gusta ir a la SER los domingos, casi de madrugada, porque nos reímos y porque me ofrece un sentido de pertenencia a algo. Trabajar en solitario te permite bromear sobre tus vacaciones perpetuas y la ausencia de horarios, pero también es jodido. Remar solo cansa. No hay red debajo del equilibrista. Si quito la radio y el Gym este ha sido un fin de semana de silencios, de teléfonos callados, de reordenar papeles.
Esta es la canción del cierre hoy, en el espacio que hacemos a las 0830: Seré curioso. Mario Benedetti a la letra; Quintín Cabrera, música y ternura. Feliz semana.
Eres maravilloso! Te invito a cenar cuando quieras. 🙂
Lo de trabajar sólo si tú no lo has elegido es normal que no lo lleves del todo bien. Pero en tu profesión debe haber muchos que lo eligen así. Depende de caracteres, hay gente que le gusta trabajar para una empresa por cuenta ajena y pertenecer a un equipo. Y luego hay otros muchos que prefieren lo contrario. Tú has probado las dos cosas así que sabes cómo prefieres trabajar, pero en realidad hay muchísima gente, demasiada, para quienes la empresa se convierte en su cárcel y en un lugar de sufrimiento donde la realización personal es imposible. Quizás en tu caso las empresas a las que has pertenecido se hayan portado bien contigo y hayas estado a gusto con tus compañeros y por eso tienes esa añoranza pero tenemos que ir asumiendo que estamos en la era del autoempleo. Yo desde luego también soy de “depender” de una empresa y tener un grupo de colegas con quien compartir tantas horas al día.
Por cierto me encanta tu filosofía “no hay prisas ni calendario ni programa electoral”. Es la única razonable y que tiene sentido para estos retos de perder peso o de ponerse en forma.
…Me encanta ese dibujo tan sarcástico….jeje …Por lo demás….
me gusta mucho leerte…
Me gusta leerte porque me identifico con muchos de tus escritos.
Entiendo bien bien lo que significa la necesidad de pertenencia. Vivo en Japón, una sociedad mono-cultural, y el hecho de no ser japonés, muchas veces implica el sentirse fuera de algo que los demás parecen compartir. Sin embargo, hay que tomarse las cosas con calma, buscando estrategias para salir adelante, y el hecho de leer tu blog ya es una de ellas.
Un saludo,
Ay sí, a mi también me haces sonreir y eso es impagable cuando afrontas un lunes ;-D. Y el caso es que se te ve fenomenal (pese a todo)
Muchas gracias, Carossi. Ánimo. Algún día me dejaré caer por allá.
Estuve atento a la radio. Me gustó mucho la sección de Luis Alegre, sobre Daniel Dicenta esta vez. También la tuya, y la charla sobre libros, con Ángel Gabilondo entre otros. La nueva sección sobre ajedrez me cuesta un poco más, no sé si será demasiado elitista.
Feliz semana.