Septiembre septiembreando
Saturday, 30 de August de 2014 por Ramón
Ya se escucha septiembre septiembreando. Madrid se pobló de personas que arrastran los pies como penitentes: les cuesta sobrellevar el peso del retorno, de la playa a la rutina. Los vacacionantes presumen de mohín en los labios y tristeza en los ojos. Junto a la ciudad lenta se mueve la ciudad veloz repleta de turistas encantados con tanta tapa y tanta coña. Parecen galaxias a punto de colisión: el blanco y negro de los tristes contra el color de los alegres.
Se esfumaron los aparcamientos, regresan los atascos, las bocinas. Acaban de volver y ya están dando la badana. El maleducado no se vacía, va y viene con su carga de improperios. Tampoco descansa la grúa, en pos de las últimas gangas para cuadrar el mes. Aún quedan comercios cerrados y un cartel para dar envidia.
Tras seis días de juerga pirenaica y vitoriana, decenas de cervezas y pinchos sobresalientes, aterricé sobre la báscula. No hubo alarmas, solo dos kilos. Esta mañana regresé al gimnasio dispuesto a la pelea. El ambiente ha cambiado, como en la calle: llegan los cachas morenos. Pese a la publicidad apenas hay mujeres.
He tratado de imitar a uno con las pesas y me he pasado la tarde con los brazos en el suelo, como en una película de Jerry Lewis. Copié a otro una serie de abdominales sobre un aparato y ahora sé que más allá de la tripa, de la bola de grasa y la cebada, hay unos músculos que se quejan.
Ha vuelto Nana. La eché de menos. No se puede quejar de la casa de acogida: le han dado incluso tortilla de patata. Anda alejada, en la ventana del salón. Ni me busca ni me maúlla. Es su forma de castigarme por un abandono de cuatro días. Traté de explicarle que además de los pinchos y alcohol he trabajado un poco. Las gatas heridas en sus sentimientos no entran en razón con facilidad. No sé si buscar otro para que se hagan compañía.
Es viernes: me cae encima el silencio y una cierta soledad. Compré plantas para alejar las melancolías del verano que siguen ahí, clavadas. Hace calor, sopla viento, se cierran las puertas. No hay tentación ni arriba ni abajo. No hay Marilyn.
Llega septiembre, vuelve la radio. Tengo ganas a Javier del Pino y a su equipo. De ponerles música. Habrá alguna novedad laboral de la que ya hablaremos. El curso se presenta con buenos planes y un proyecto periodístico. Y está la vuelta al mundo. De momento me conformo con darme la vuelta a mí mismo.
Esto ya es irreversible. Ya sólo me queda un día y el lunes empezará la rutina esa que nos han recomendado agradecer ???!! Los maleducados regresan pero también se comportaron según sus principios en el lugar de vacaciones ¡qué horror”, hay tanto suelto, tanto que a veces me pregunto si quedará alguien con educación y buenas maneras. Hombre, 2 kg no son nada, lo importante es controlar de esa manera tan sana que vienes practicando. A ver esos buenos planes que esbozas, seguro que encarrilas!! Me alegro.
Que suerte,preferiría la rutina a tener que pensar que pasará mañana…
¿La vuelta al mundo? Impresionante. ¿O es una metáfora que no he entendido?.
Creo que, al menos para mí, las melancolías de setiembre ya no tienen nada que ver con lo ocurrido durante el verano, como en otros tiempos. Ahora mi melancolía se ha adelantado un mes y así en Agosto tengo melancolía de la primavera y ansia de que vuelva el otoño.
Está muy bien tu post, bueno como la mayoría de ellos.
Ah, leí la entrevista que te hicieron en El Periódico.cat. La verdad es que suenas genial “hablando” en catalán. En serio
Suena melancólico. Casi anticipo el ruido de las hojas en otoño, cayendo, arrastradas por el viento, pisoteadas…No echaré de menos este verano. La actualidad nos ha mantenido con el alma en un puño. ¿Son estos los mejores tiempos que podemos esperar? Guerras, hambrunas en ciernes, epidemias, sed de sangre, corrupción… No, no echaré de menos el verano. Miro con expectación el otoño, ponerme una chaqueta, añadir una manta en la cama y, el aire fresco que ojalá se lleve lo peor del verano. Salud.