El poder de la tele y una cagada en la radio
Monday, 28 de July de 2014 por Ramón
En casi treinta y nueve años de profesión -si cuento desde la primera colaboración en otoño de 1975- he hecho de casi todo menos televisión. Nunca me llamó la atención, nunca tuve la oportunidad. Hablar a un aparato que me escribe en teleprompter me produce vértigo, soledad. Admiro a los periodistas televisivos que saben sostener un directo. Es un arte.
Prefiero la improvisación a leer. Tengo tendencia a comerme las comas y los malditos ‘que’, una mala práctica: cuando llegas al punto estás en las nubes y cuesta aterrizar. En Radio 80 tuve un profesor extraordinario: Fernández Abajo, un histórico de RNE. Nos enseñó a respirar, a salir de los errores no buscados y a generar otros para humanizar y dar naturalidad. Una duda bien medida, un ‘Mmmm’ a tiempo, disimula la existencia de un guión. Iñaki Gabilondo es capaz de decir lo mismo leído que improvisado. Es un maestro.
He tenido varias cagadas ‘king size’ en la radio. Contaré una, de momento. Estaba de guardia en los servicios informativos de Radio 80 cuando un toro corneó a Paquirri en Pozoblanco. Era el 26 de septiembre de 1984. Solo se sabía que era muy grave. Decidí cortar el programa (grabado) del director musical y dar a conocer el flash de la agencia. Me senté en el estudio, sonó la sintonía, leí para para mis adentros por quinta vez la línea y media del teletipo y entonces me dí cuenta de que no sabía nada de toros, que solo era una línea y media y que había cortado el programa del jefe. Mis primeras palabras fueron: “El torrero Paquiri…”. Fue un desastre. No me despidieron.
Los reportajes televisivos son como la Ópera, un compendio de todo: imágenes en movimiento, voces, textos, imágenes fijas, sonidos, música. Un buen reportaje en televisión es imbatible. Vi trabajar a Ricardo Ortega en el norte de Afganistán. Fue fascinante. Yo solo tenía palabras; él, la vida con todos sus matices. Me sentí pequeño.
La televisión tiene un poder inmenso (y engorda). Fue salir unos minutos en la Sexta Noche, a las horas en las que el pobre Carrascal tenía que decir su informativo, y todo se multiplicó: los followers, las visitas al blog, los comentarios, las felicitaciones, alguna parada en la calle. Pero no pierdo el norte, sé que la espuma es efímera: sube, baja y desaparece. Es parte del negocio. Feliz semana, Música para el optimismo: Slash.
¡Radio 80! ¡Que recuerdos! Yo también dejé alguna cagada en las ondas en esa misma época. Y coincido contigo, Ramón: Fernández Abajo era un maestro.
De hecho la espuma es lo que menos limpia… pero mola un montón! Adelante periodista!!
La tele es así. Pero lo siento hace falta quería población sepa que sí sabemos lo que ocurre en Gaza es por gente como usted que se la juega. Gracias y mil veces gracias desde el anonimato de un sanitario que por discreción ocultará hasta su profesión.
Ramon, no será Juan Antonio Fernandez Abajo?
Porque Jose Luis era un locutor de deportes y narrador de futbol en Catalunya… Hermano de Juan Antonio
La espuma sube más que lo que baja. Además, los posos que quedan son los más sabrosos 🙂
Quería comentarte 2 cosas, no del todo relacionadas con este post, perdona que me disperse un poco:
– Referido a Israel y tu artículo en El Periodico, creo que el país hebreo lleva tiempo perdiendo imagen exterior, y que no les importa demasiado. Tienen sus lobbys y sus medios en todo el mundo, esparciendo su propaganda. Además, lo que más les interesa es no perder votos, e, increíblemente, matar palestinos les resulta rentable electoralmente.
– Me he metido en tu facebook, no sabía que tenías (yo lo uso muy esporádicamente, para curiosear alguna cosilla) y he visto que en tu lista de amigos está la editorial eutelequia. Conozco a gente de la librería La Fugitiva que trabaja en eutelequia, siempre que compro allí libros me regalan separadores de la editorial. Me ha hecho ilusión verlo. Saludos.
Si, a muchas personas, y más un sábado en casa, a esas horas y quizá anclados en nuestra apatía – también ayuda la amplia programación que la TV. nos ofrece- preferimos más la comodidad de ver con imágenes al mínimo esfuerzo que supone la lectura o imaginar lo que nos cuentan. Yo soy más de lecturas un poco evasivas de la realidad o que me la cuenten un poco adornada.
Pero, sí la parte del negocio de la TV. (y de otros medios) a veces salta tan demasiado a la vista que hace que te sientas como que están insultando un mucho a la inteligencia del posible telespectador.
Y sí, pienso que la espuma es efímera: pero a estas alturas de camino, ya tenemos una edad y en tu caso (me permito tutearle) pienso que eso quita ni pone respeto, y en tu caso las suficientes vivencias y camino andado, como para permitirnos decir lo que pensamos y que nuestra autoestima no dependa del éxito en estos medios. Creo que es lo más, como dirían los jovencitos. Ya no tenemos que dorarle la píldora a nadie. Yo presumo de no haberlo hecho casi nunca. No me considero precisamente muy diplomática.
Confieso que entré en tu blog por los escaso minutos esos de la sexta noche. Pero la impresión y lo que se transmite no se mide por el tiempo que se está hablando. Bueno, el horario de emisión quizá si influya.
Creo que transmitiste muy bien lo es un reporte de guerra, lo que hace, cuenta, le dejan contar y mucho de lo que rodea, condiciona e implica hacer esa labor.
Perdona por la extensión.
Es muy posible, lo cambio. Gracias
Hola! A nadie le amarga un dulce. Saborea estos merecidos elogios que tú siempre estás ahí, contra vientos y mareas y siempre nos regalas. Eso de “torrero” es lo más :-D.
Radio 80. ¡Cuánto me alimentó su música durante cuántos años! ¡Cuántas horas sintonizada!. Me ha hecho mucha ilusión recordarlo.
No deberías extrañarte de la avalancha de posts etc. a partir de tu aparición televisiva. Son tan escasos en ese medio los momentos buenos, de calidad, con enjundia y a la vez dulces y serenos que muchísima gente supo que ese rato fué especial y diferente.
Y sí la TV engorda mucho, dicen……..
Genial la sencillez! Gracias.