No tengo envidia del talento
Monday, 19 de May de 2014 por Ramón
Me gustaría saber cantar, tener la capacidad extraordinaria de trasladar los sonidos desde mi cabeza a las cuerdas vocales, hacerlas vibrar, sonar armónicamente. Por algún accidente de fabricación o una avería irreparable, la música que me entra por los poros se diluye en el cuerpo incapaz de encontrar el camino hacia la garganta.
No tengo a favor el oído, uno bastante sordo y el otro atolondrado para la música y los idiomas. Siento envidia del talento ajeno, pero no es una envidia paralizante. El talento de los otros me colma, me agranda, no me disminuye. Sucede con los libros y el periodismo, algo más próximo. Reconocer las capacidades de otro no anula las mías, si las hubiera. El talento ajeno es una mano tendida para crecer.
Esta versión del aria Nessun Dorma de la ópera Turandot de Giacomo Puccini suena como los ángeles en la voz de Luciano Pavarotti. Una baja médica de última hora nos regaló esta interpretación de Aretha Franklin en una gala de los premios Grammy de 1998. Ella no es cantante de Ópera, pero es una cantante con mayúsculas, una locura de mujer. Cuando escucho música sé que es buena porque dispongo de un detector interior que jamás falla: se llama emoción.
Estimado Sr. Lobo,
Mi nombre es Teresa y trabajo para Neupic.
Me gustaría ponerme en contacto con usted para plantearle un proyecto, del cual nos encantaría que fuera partícipe. Le dejo mi correo -teresa@neupic.com-, agradeciéndole de antemano el que se ponga en contacto con nosotros.
Un cordial saludo.
Teresa.
Qué maravilla de música… gracias , lo tomo como regalo de cumpleaños 😉
Y gracias por regalarnos tu talento también!!