Por un voto lo que sea, menos un tuit
Sunday, 18 de May de 2014 por Ramón
Hoy hemos repartido hostias como panes en la sección A vista de Lobo, de A Vivir, con Javier del Pino. Parecíamos Gervasio Sánchez duplicados. La verdad es que los tiempos piden mambo. Ahora que todos andan en campaña electoral sonriente es el momento de ventilar harturas. Por un voto perdonan cualquier cosa menos un tuit subido de tono. Entramos en la última semana de una campaña que no escucho ni sigo más allá de las mamarrachadas de #CañeteCaduca. Pero conviene votar, aunque sea nulo, para no te cuenten como un silencioso, un obediente.
Creo en Europa, en el sueño de sus fundadores. Me gustaría tener la nacionalidad europea, y el pasaporte. Sería una forma de independizarme de España por elevación. Sigo en Catalunya donde se aspira a lo mismo pero por partición. El discurso político me sabe (ya se me ha pegado la frase) mesiánico, regado de medias verdades y de una falta de rigor alarmante. Sobra humo, artificio.
Los políticos de aquí son como los nuestros solo que en Catalunya han dado con la tecla de invisibilidad. No de la suya sino la de sus fracasos. Las personas comunes viven la posible independencia como una ilusión, una salida urgente de este país repleto de Cañetes, Aguirres, Magdalenas y Cospedales. Se olvidan de los suyos, de la casta de los Puyol y compañía. Cambiar de collar no termina con la rabia.
Sería bueno un referéndum para poner las ideas sobre la mesa y los votos en la urna. Todo este runrún es cansino.
Estoy en el Alt Empordá en un pueblo catalano-parlante que se esfuerza cada día en hablarme en castellano. Entenderse es fácil, es cosa de piel, de lenguaje corporal, de respeto compartido. Deberíamos apartar del debate a todos los que viven del cuento, de un cuento y del otro.
Siento envidia de la ilusión de muchos catalanes, de su esperanza, de que la independencia será un abracadabra que solucionará todos los males como en un truco de magia. Vengo mucho a Catalunya para ver si se me pega algo porque también necesito independizarme de un tipo de España que detesto. Pero soy racionalista y ateo: no creo en los milagros. No me siento cómodo en las religiones y en los nacionalismos. Bon dia a tots.
Bon día. Si creo que has encontrado el calificativo adecuado para este compás de espera, este compás de la nada. Es cansino. Muy cansino. Y a veces sorprendente la empanada mental de personas nada sospechosas de no pensar o de no leer.
En mi reciente visita un conocido, que desprecia el fútbol (lo siento Lobo pero los hay) y todo lo que le rodea, sobretodo a los millonarios jugadores, defendía enfervorizadamente el fraude de Messi a Hacienda,” era poco dinero y lo había devuelto” !!!!. Esto más que radikalización, es empanamiento mental. Lo entendería de un amigo del futbol que valora más las cualidades del jugador y su aportación al Barça que su situación fiscal.
A veces pienso que si después de la independencia no mejora la situación de Catalunya, harán como Rajoy, no aceptarán que sea por causa de los nuevos gestores de la independencia sino que será la herencia recibida de España.
Estoy harta de sentirme culpable en este pais.
Antes en algunos ambientes se solía preguntar ¿en qué circulos te mueves? Ahora creo que bastará con preguntar ¿de qué círculo no te mueves?
Dicen que se puede ser cosmopolita en cualquier parte, así que también en algún lado del Pirineo catalán…como supongo se puede ser daliniano en toda la costa catalana…esperemos que la cosa no degenere y nos prohiban acampar “por libre” (ahora me refiero a las ideas) porque la generalitat lo impida…el centralismo madrileño es un dragón de komodo que se cree (y crece en determinadas épocas) tiranosaurio, pero la ambivalencia barcelonesa puede ser un virus tremendo y agobiante…